En toda España se grita “Pedro Sánchez, hijo de puta”, todo un clamor popular que deslegitima al sanchismo y que debería avergonzar al PSOE, si ese partido no estuviera ya podrido y perdido para la España y la democracia.
Bajo el mandato de Pedro Sánchez, España se torna un país antidemocrático, poco fiable, sospechoso y marginado a escala universal. España, ha quedado excluida de la cumbre de seguridad entre EEUU y Europa para la negociación sobre Ucrania ¿Cómo el PSOE apoya tanto fracaso, descrédito e ignominia?
La mayoría de ciudadanos quiere elecciones anticipadas, pero Pedro Sánchez se niega a convocarlas porque dice que "las ganaría la derecha", un argumento que invalida la democracia y escupe sobre el respeto a la voluntad popular, que es el núcleo de la democracia.
Bajo el sanchismo, personajes de baja estofa triunfan rotundos en la política española, la televisión, la Justicia y en otros ámbitos del poder, desde donde infectan a todo el país con los virus del vicio, el mal ejemplo y el abuso.
Los más mediocres e iletrados de la sociedad española, y con menos escrúpulos para el delito, protegidos y promocionados por el PSOE y sus aliados, están dominando instituciones de primer rango, como el Tribunal Constitucional, la Abogacía del Estado, la Fiscalía del Estados y otros reductos e instituciones del poder políticos.
Muchos Ministerios, servicios vitales, empresas y Ayuntamientos son cuevas de ladones y prevaricadores por garantizar el éxito, en todos los ámbitos, a la canalla, la ordinariez, la ignorancia y los personajes de moral patibularia y abyectas acciones.
Una parte importante del pueblo español, aquella que vota en las urnas a los ladrones y delincuentes que figuran en las listas electorales, entrenados para despreciar la grandeza, el honor, la integridad, la cultura, la educación, los buenos modales, el mérito y la excelencia, se ha convertido en chusma que adora a los peores.
No hay mejor ejemplo para demostrar ante todo el mundo la bajeza del gobierno de España que la protección que ejerce sobre los ladrones de viviendas (okupas), una práctica contraria a la propiedad privada y a otros derechos fundamentales. cada día más extendida en el país, que el gobierno ampara.
¿Pueden solucionar unas simples elecciones al Gobierno de la Nación los problemas derivados de un pueblo convertido en chusma?
Es obvio que no porque cuando se coge gusto a votar lo peor, cuando uno ha renunciado al gusto natural del bien y la belleza, cuando el mal te parece bueno, se necesitan generaciones para cambiar la dirección moral del país.
Si Aristófanes se escandalizaba, tras la muerte de Pericles, en la Atenas de finales del V y comienzos del IV A.C, de que los peleteros, los salchicheros y los prostitutos hubiesen ocupado el gobierno de la polis, si hubiera vivido hoy, al ver una comedia más fuerte y gruesa que las suyas con gobierno que aspiran a que sus ciudadanos sean delatores y chivatos públicos, volvería a arrojarse a su tumba aterrado.
No es la salud de los ciudadanos lo que realmente interesa a este gobierno de ideología totalitaria. Su única verdadera obsesión es el control del poder y, como consecuencia, el disfrute desatado de los privilegios de ese poder.
El rechazo masivo, lo que indican las encuestas, los gritos y abucheos anti-Sánchez en las calles y el rotundo fracaso del país, mundialmente bajo sospecha y aislado, convierten claramente en ilegítimo a un gobierno que se empeña en afirmar, en contra de la verdadera democracia, que cuando es elegido en las urnas debe, necesariamente, terminar la legislatura, incluso si el pueblo lo rechaza en masa y si destroza la nación, como está ocurriendo a España bajo en maldito sanchismo.
Francisco Rubiales
Bajo el mandato de Pedro Sánchez, España se torna un país antidemocrático, poco fiable, sospechoso y marginado a escala universal. España, ha quedado excluida de la cumbre de seguridad entre EEUU y Europa para la negociación sobre Ucrania ¿Cómo el PSOE apoya tanto fracaso, descrédito e ignominia?
La mayoría de ciudadanos quiere elecciones anticipadas, pero Pedro Sánchez se niega a convocarlas porque dice que "las ganaría la derecha", un argumento que invalida la democracia y escupe sobre el respeto a la voluntad popular, que es el núcleo de la democracia.
Bajo el sanchismo, personajes de baja estofa triunfan rotundos en la política española, la televisión, la Justicia y en otros ámbitos del poder, desde donde infectan a todo el país con los virus del vicio, el mal ejemplo y el abuso.
Los más mediocres e iletrados de la sociedad española, y con menos escrúpulos para el delito, protegidos y promocionados por el PSOE y sus aliados, están dominando instituciones de primer rango, como el Tribunal Constitucional, la Abogacía del Estado, la Fiscalía del Estados y otros reductos e instituciones del poder políticos.
Muchos Ministerios, servicios vitales, empresas y Ayuntamientos son cuevas de ladones y prevaricadores por garantizar el éxito, en todos los ámbitos, a la canalla, la ordinariez, la ignorancia y los personajes de moral patibularia y abyectas acciones.
Una parte importante del pueblo español, aquella que vota en las urnas a los ladrones y delincuentes que figuran en las listas electorales, entrenados para despreciar la grandeza, el honor, la integridad, la cultura, la educación, los buenos modales, el mérito y la excelencia, se ha convertido en chusma que adora a los peores.
No hay mejor ejemplo para demostrar ante todo el mundo la bajeza del gobierno de España que la protección que ejerce sobre los ladrones de viviendas (okupas), una práctica contraria a la propiedad privada y a otros derechos fundamentales. cada día más extendida en el país, que el gobierno ampara.
¿Pueden solucionar unas simples elecciones al Gobierno de la Nación los problemas derivados de un pueblo convertido en chusma?
Es obvio que no porque cuando se coge gusto a votar lo peor, cuando uno ha renunciado al gusto natural del bien y la belleza, cuando el mal te parece bueno, se necesitan generaciones para cambiar la dirección moral del país.
Si Aristófanes se escandalizaba, tras la muerte de Pericles, en la Atenas de finales del V y comienzos del IV A.C, de que los peleteros, los salchicheros y los prostitutos hubiesen ocupado el gobierno de la polis, si hubiera vivido hoy, al ver una comedia más fuerte y gruesa que las suyas con gobierno que aspiran a que sus ciudadanos sean delatores y chivatos públicos, volvería a arrojarse a su tumba aterrado.
No es la salud de los ciudadanos lo que realmente interesa a este gobierno de ideología totalitaria. Su única verdadera obsesión es el control del poder y, como consecuencia, el disfrute desatado de los privilegios de ese poder.
El rechazo masivo, lo que indican las encuestas, los gritos y abucheos anti-Sánchez en las calles y el rotundo fracaso del país, mundialmente bajo sospecha y aislado, convierten claramente en ilegítimo a un gobierno que se empeña en afirmar, en contra de la verdadera democracia, que cuando es elegido en las urnas debe, necesariamente, terminar la legislatura, incluso si el pueblo lo rechaza en masa y si destroza la nación, como está ocurriendo a España bajo en maldito sanchismo.
Francisco Rubiales








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