Es obvio que no puede afirmarse con certeza que Pedro Sánchez esté endemoniado, pero si se puede expresar la sospecha de que lo esté y que esa sea una explicación lógica de su extraño comportamiento político, causante de tormento y gran desgracia para España y su pueblo.
Lo que sí puede asegurarse es que cuando un psicópata alcanza el poder en una nación, sobrevienen todo tipo de desgracias. Si esa psicopatía es una posesión diabólica, los daños pueden ser terribles.
El comportamiento extraño e incomprensible de Sánchez en su comparecencia, tras el escándalo de la corrupción de su mano derecha, Santos Cerdán, parece confirmar que el presidente podría estar satanizado.
Muchos no creen en el demonio ni en los endemoniados, pero hay demasiados indicios y pruebas que sostienen esa realidad. Las Iglesias cristianas defienden a capa y espada la existencia del mal, encarnado en los demonios, que pueden llegar a apoderarse de los cuerpos y mentes humanos.
La misma Biblia está plagada de textos sobre los demonios y los endemoniados.
Sostienen los expertos que a Satanás le encanta poseer a los que tienen poder porque a través de ellos pueden esparcir la semilla del mal con más fuerza y alcance. Si Sánchez fuera un endemoniado, el reino maligno de los demonios podría infectar a muchos desgraciados españoles.
Los escritos del padre Gabriel Amorth, conocido como el “exorcista del papa” y artífice de cientos de expulsiones de diablos de cuerpos poseídos, sostienen que la mayoría de los endemoniados no muestran signos visibles de estar poseídos, salvo cuando reciben el exorcismo y en algunos casos cuando pisan suelo sagrado o entran en contacto con el agua bendita, un líquido que les quema y causa intenso dolor.
El padre Amorth también opina que muchos endemoniados tienen rasgos de psicópatas y algunos de ellos están recluidos en manicomios porque los médicos confunden la posesión con una enfermedad de la mente.
Ojalá alguien pudiera rociar a Sánchez con unas gotas de agua bendita para ver si se retuerce y grita o si se mantiene impasible.
La Historia nos ofrece muchos ejemplos de dirigentes políticos tan malvados, crueles y asesinos que solo se entienden si se les considera agentes del diablo o poseídos por el señor del mal. Ahí están asesinos como Pol Pot, Mao, Stalin, Hitler, el rey Leopoldo de los belgas y otros muchos, todos ellos protagonistas de desastres, masacres y propagación intensa de sufrimiento y maldad.
Es evidente que un dirigente político que se alía para gobernar con corruptos, violentos, gente que odia y herederos de asesinos, como ha hecho Pedro Sánchez, y que miente, engaña, divide y maltrata a su pueblo, que le rechaza y hasta odia, tiene rasgos de poseído por el maligno.
Cuenta el padre Amorth que en un exorcismo le dijo al diablo que era un fracasado porque solo era capaz de poseer algunas pocas personas entre los miles de millones que pueblan el mundo, a lo que el demonio, desde dentro del endemoniado, le respondió: “¿Estás seguro? Deberías visitar los manicomios”, dando a entender que muchos psicópatas y enfermos mentales son en realidad seres poseídos.
Tal vez aquel demonio olvidó decir que también debería visitar los palacios y ministerios en busca de los malditos y dañinos endemoniados.
Francisco Rubiales
Lo que sí puede asegurarse es que cuando un psicópata alcanza el poder en una nación, sobrevienen todo tipo de desgracias. Si esa psicopatía es una posesión diabólica, los daños pueden ser terribles.
El comportamiento extraño e incomprensible de Sánchez en su comparecencia, tras el escándalo de la corrupción de su mano derecha, Santos Cerdán, parece confirmar que el presidente podría estar satanizado.
Muchos no creen en el demonio ni en los endemoniados, pero hay demasiados indicios y pruebas que sostienen esa realidad. Las Iglesias cristianas defienden a capa y espada la existencia del mal, encarnado en los demonios, que pueden llegar a apoderarse de los cuerpos y mentes humanos.
La misma Biblia está plagada de textos sobre los demonios y los endemoniados.
Sostienen los expertos que a Satanás le encanta poseer a los que tienen poder porque a través de ellos pueden esparcir la semilla del mal con más fuerza y alcance. Si Sánchez fuera un endemoniado, el reino maligno de los demonios podría infectar a muchos desgraciados españoles.
Los escritos del padre Gabriel Amorth, conocido como el “exorcista del papa” y artífice de cientos de expulsiones de diablos de cuerpos poseídos, sostienen que la mayoría de los endemoniados no muestran signos visibles de estar poseídos, salvo cuando reciben el exorcismo y en algunos casos cuando pisan suelo sagrado o entran en contacto con el agua bendita, un líquido que les quema y causa intenso dolor.
El padre Amorth también opina que muchos endemoniados tienen rasgos de psicópatas y algunos de ellos están recluidos en manicomios porque los médicos confunden la posesión con una enfermedad de la mente.
Ojalá alguien pudiera rociar a Sánchez con unas gotas de agua bendita para ver si se retuerce y grita o si se mantiene impasible.
La Historia nos ofrece muchos ejemplos de dirigentes políticos tan malvados, crueles y asesinos que solo se entienden si se les considera agentes del diablo o poseídos por el señor del mal. Ahí están asesinos como Pol Pot, Mao, Stalin, Hitler, el rey Leopoldo de los belgas y otros muchos, todos ellos protagonistas de desastres, masacres y propagación intensa de sufrimiento y maldad.
Es evidente que un dirigente político que se alía para gobernar con corruptos, violentos, gente que odia y herederos de asesinos, como ha hecho Pedro Sánchez, y que miente, engaña, divide y maltrata a su pueblo, que le rechaza y hasta odia, tiene rasgos de poseído por el maligno.
Cuenta el padre Amorth que en un exorcismo le dijo al diablo que era un fracasado porque solo era capaz de poseer algunas pocas personas entre los miles de millones que pueblan el mundo, a lo que el demonio, desde dentro del endemoniado, le respondió: “¿Estás seguro? Deberías visitar los manicomios”, dando a entender que muchos psicópatas y enfermos mentales son en realidad seres poseídos.
Tal vez aquel demonio olvidó decir que también debería visitar los palacios y ministerios en busca de los malditos y dañinos endemoniados.
Francisco Rubiales







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