España está muerta

Esto que señala es lo que le ocurre a todos los países en decadencia y eso ocurre a todos los países, porque todos han pasado por épocas de esplendor y luego se han hundido y muchos de elloos han desaparecido, ocupando el territorio con otro nombre o simplemente incorporados a otros o fragmentados.

Al parecer existe en los pueblos un deseo de subir y mientras se sube el pueblo colabora, pero cuando se está en lo alto el pueblo se dedica a disfrutar lo logrado y el país se hunde. Como más reciente miremos al imperio soviético, cayó y ahora Rusia tiene menos territorio que con los zares y con un PIB similar al de Italia, que para un país con doble población es miseria. También se da la falta de natalidad, signo evidente del colapso.

Los hundimientos no son instantáneos, se producen a lo largo del tiempo y tienen periodos de resurgimiento, seguidos de más hundimiento. Existe un periodo de estabilidad en la cima, en el que todo parece ir bien, pero luego los historiadores descubren que ya había empezado la caída. Continuando con el ejemplo, la Unión Soviética ya estaba en proceso de caída en los 70. Tal vez sin agentes exteriores hubiera tardado unos años más en caer, pero era algo inevitable.

En España la cosa no está tan mal, llevamos doscientos años de caída, sin contar el siglo XVIII de fue de esplendor con la semilla del hundimiento. Seguramente ya toca que esto acabe.

Y como estamos viviendo en directo el proceso, podemos ver algunos signos y síntomas. El primero es la desidia. A la gente le da igual el porvenir del país. Cierto que los medios han contribuido, pero ya en el franquismo, uno de esos periodos de aparente freno del proceso, había un sector de la población que no colaboraba y hasta entorpecía el resurgir. La transición confirmó que ese resurgir no era más que un periodo pasajero.

Cierto que desde el poder se puede hacer mucho, pero el deseo de disfrutar de lo que se tiene es innato, así que la gente, una vez alcanzado un cierto nivel de renta, tiende a disfrutarla y eso conlleva dejar de trabajar con entusiasmo para la prosperidad general. Pero si desde el poder, en lugar de estimular el trabajo, se estimula el disfrute y se ponen todos los obstáculos el país se hunde más rápido.

Creo que no es ayuda exterior lo que necesitamos, los pueblos tienen que salir solos, si reciben ayuda, al final el que ayuda quiere cobrar y eso siempre es malo. Bastará con que dejen de «ayudarnos». También tenemos la ambición de los que mandan, cosa natural por cierto, todo el que manda quiere mandar más y eso se consigue teniendo más gente a la que mandar, así que si no nacen nuevos súbditos o esclavos, habrá que importarlos.

En realidad la crisis poblacional no tiene mayor problema que el de pagar las pensiones, recuerdo cuando estábamos menos de 30 millones de españoles y el país funcionaba, de modo que si desciende la población en 20 millones no debe pasar nada, si hay unos gobiernos que encaucen el descenso y los de siempre reduzcan sus beneficios.

Es cuestión de ponerse y que no nos «ayuden» desde fuera.

Buenas a todos,

La desidia, es el culto a la nada, a la muerte, y que todo eso lleva a la abstención política y a tener los peores gobiernos, los más tiranos, menos fiscalizados, los más mentirosos, populistas y corruptos.

Todo esto para mí es otra enfermedad más, pero me parece notablemente distinta de las otras, y más difícil de solucionar. Todavía no sé exactamente de que hilos depende que una persona se convierta en esto.

Creo que la causa principal es el trauma y la decepción de las personas con todo, con todo el mundo, y eso lleva a la des-identificación de la persona con el grupo. Y hay una especie de pesimismo crónico en todas estas personas.

Seguramente a mí no me pasa porque no soy pesimista, al contrario, intento ver las cosas por el lado bueno, incluso las malas, intento ver el lado bueno de las ideas que tienen otras personas, eso es lo que finalmente me permite entender exactamente lo que pretenden decir, y puedo relacionar unas ideas con otras.

Si fuera pesimista intelectualmente, no podría entender la gran mayoría del pensamiento de otras personas, porque inmediatamente estaría reduciéndolo al lenguaje y a la simplificación. Esa forma de optimismo es precisamente la que me permite ver más allá, sin esa actitud no puedo llegar a entender las ideas complejas.

Así que la cura de la desidia en cierta manera debe ser una cura del pesimismo crónico. El pesimismo que es por defecto. O resulta de un trauma o de una acumulación de traumas y decepciones. El pesimismo es dentro de mi razonamiento, una solución simple e inmediata a un problema complejo. Una solución que puede ser peor que el problema en sí. Si un trauma genera una actitud pesimista, esa actitud puede ser peor que lo que fue el propio trauma en sí. Así que para mí, huir del pesimismo es huir de las soluciones excesivamente simples y rápidas.

Si un trauma es tropezar con una piedra, el pesimismo es simplista, a partir de ahí pensar que las piedras son malas, y no caminar más para no tropezar. Algo simplista y que lleva a no resolver el problema. Desde un punto de vista aplicado, por tanto optimista, se puede afrontar desde muchas maneras diferentes la decepción, pero no simplistas, se puede tratar de averiguar donde está el problema con la piedra o con el pie, para que eso sucediera para no volver a cometerlo, se puede ignorar, decidir que se trata de un accidente fruto del azar, y que no tiene por qué aprenderse ninguna lección de ello, y seguir adelante. Se puede tratar de ser mejor para evitar esa clase de tropiezos, y ayudar a otras personas a que no pasen por ahí.

Si el pesimismo es pensar que algo no tiene solución, en el momento en el que uno empieza a pensar una posible solución, ya está dejando de ser pesimista, por el mero hecho de plantear que lo que no tiene solución si podría tenerla.

Un saludo