
Sánchez acumula “méritos” suficientes para que el pueblo le expulse del poder y lo mande al estercolero de la Historia.
Sánchez está rodeado por el delito y contra las cuerdas. De los cuatro ocupantes de aquel Peugeot que recorrió España para convertir a Sánchez en líder del socialismo, solo él, por el momento, está libre de acusaciones judiciales serias. Ábalos, Santos Cerdán y Koldo están imputados o a punto de ser juzgados por corruptos.
Abascal afirma en TRECE TV: “Este Gobierno es ILEGAL, ILEGÍTIMO, CORRUPTO y CRIMINAL”. Feijóo dice lo mismo en todas las ciudades y medios de comuniciin y muchos millones de ciudadanos, sin duda la inmensa mayoría de la población con derecho a voto, coincide con los que piensan que un corrupto sin honor ni vergüenza de la talla inmoral de Sánchez merece ser derrocado democráticamente.
Alzarse en armas contra el dictador no tiene sentido en estos tiempos. La rebelión abierta permitiría al corrupto lanzar contra el pueblo a sus perros de uniforme y ganaría el pulso.
El golpe de Estado en este siglo se da desenmascarando al dictador, denunciando su bajeza, descubriendo sus violaciones de la Constitución y convenciendo al grueso de la ciudadanía que lo debe rechazar, boicotear, denunciar, abuchear, despreciar y escupir sobre sus aliados y sobre toda la miseria que él representa.
El general de división retirado Dávila Álvarez acaba de publicar un artículo en el que defiende un golpe de Estado contra Sánchez. Este es el enlace
Coincidimos con casi todos los criterios del general en lo fundamental porque pocos en la historia moderna de Europa, desde Napoleón, han merecido mas que Sánchez ser depuesto por sus ciudadanos, hartos de soportar sus suciedades, corrupciones, miserias, bajezas y daños a la nación.
Sánchez es un ser que carece de límites cuando se trata de su poder personal. No cree en la superioridad de la ética, la cultura y el honor sobre los instintos y pasiones. Cree que gana siempre quien apuesta más fuerte que los demás. Esa filosofía de vida le convierte en un monstruo capaz de todo al que hay que derrocar por razones de salud pública y supervivencia.
Nada ni nadie es capaz de frenar con argumentos, ideas, amenazas o con la fuerza de la ley al depredador nato, que huirá hacia adelante, arrasándolo todo, en busca de la victoria.
Cuando parte de un gobierno, como el de Sánchez, es imputado o acumula sospechas de corrupción, el pueblo tiene derecho a pensar que es gobernado por corruptos y sinvergüenzas que no merecen lealtad ni respeto.
Sánchez ha roto la unidad, la igualdad y la decencia, ha asaltado la independencia de jueces y periodistas, ha emputecido la política y ha desprestigiado y degenerado a España. Su labor como gobernante merece un rechazo general contundente.
Ese gobierno envuelto en corrupción y que ha perdido la confianza ciudadana, es claramente merecedor de un golpe de Estado democrático.
Francisco Rubiales
Abascal afirma en TRECE TV: “Este Gobierno es ILEGAL, ILEGÍTIMO, CORRUPTO y CRIMINAL”. Feijóo dice lo mismo en todas las ciudades y medios de comuniciin y muchos millones de ciudadanos, sin duda la inmensa mayoría de la población con derecho a voto, coincide con los que piensan que un corrupto sin honor ni vergüenza de la talla inmoral de Sánchez merece ser derrocado democráticamente.
Alzarse en armas contra el dictador no tiene sentido en estos tiempos. La rebelión abierta permitiría al corrupto lanzar contra el pueblo a sus perros de uniforme y ganaría el pulso.
El golpe de Estado en este siglo se da desenmascarando al dictador, denunciando su bajeza, descubriendo sus violaciones de la Constitución y convenciendo al grueso de la ciudadanía que lo debe rechazar, boicotear, denunciar, abuchear, despreciar y escupir sobre sus aliados y sobre toda la miseria que él representa.
El general de división retirado Dávila Álvarez acaba de publicar un artículo en el que defiende un golpe de Estado contra Sánchez. Este es el enlace
Coincidimos con casi todos los criterios del general en lo fundamental porque pocos en la historia moderna de Europa, desde Napoleón, han merecido mas que Sánchez ser depuesto por sus ciudadanos, hartos de soportar sus suciedades, corrupciones, miserias, bajezas y daños a la nación.
Sánchez es un ser que carece de límites cuando se trata de su poder personal. No cree en la superioridad de la ética, la cultura y el honor sobre los instintos y pasiones. Cree que gana siempre quien apuesta más fuerte que los demás. Esa filosofía de vida le convierte en un monstruo capaz de todo al que hay que derrocar por razones de salud pública y supervivencia.
Nada ni nadie es capaz de frenar con argumentos, ideas, amenazas o con la fuerza de la ley al depredador nato, que huirá hacia adelante, arrasándolo todo, en busca de la victoria.
Cuando parte de un gobierno, como el de Sánchez, es imputado o acumula sospechas de corrupción, el pueblo tiene derecho a pensar que es gobernado por corruptos y sinvergüenzas que no merecen lealtad ni respeto.
Sánchez ha roto la unidad, la igualdad y la decencia, ha asaltado la independencia de jueces y periodistas, ha emputecido la política y ha desprestigiado y degenerado a España. Su labor como gobernante merece un rechazo general contundente.
Ese gobierno envuelto en corrupción y que ha perdido la confianza ciudadana, es claramente merecedor de un golpe de Estado democrático.
Francisco Rubiales
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