
Tuvo la habilidad de pasar por ser un demócrata, pero con él se inició la ruta de la perdición del socialismo y el asesinato de la democracia en España. Liquidó la sociedad civil y convirtió a los partidos en el corazón y eje de la vida española. Relegó al ciudadano y elevó la partitocracia y la hipocresía hasta la cumbre del Estado.
El sanchismo está de porquería hasta el cuello, pero los socios de Sánchez no le retirarán su apoyo ni siquiera cuando "las pruebas" contra el Gobierno sean “irrefutables". La ventaja de Sánchez es que sus socios son todavía más viles y corruptos que los sanchistas.
Junto con sus colegas de la derecha tradicional (PP), los socialistas han convertido España en un lodazal hediondo y en todo un ejemplo mundial de deterioro democrático.
El sanchismo, enfermo de corrupción y vicio pero ágil, osado, sin escrúpulos y dispuesto a todo con tal de conservar el poder y el acceso al fácil dinero público, ha descubierto el camino más corto hacia la corrupción plena y sabe ya que el español es un pueblo tan acobardado y deteriorado que no exige nada a sus políticos y que ya es un blanco fácil para los esbirros del poder.
España es hoy un país desprestigiado en el mundo, aislado y que no cuenta para nada en los grandes foros. Es también un país que no tiene la confianza de sus socios teóricos y que se ha convertido en un problema para la Unión Europea por su corrupción y antidemocracia.
Sus ciudadanos, temidos y temibles en el pasado, son hoy motivo de risa mundial por su cobardía y por soportar de su clase política lo que es degradante para cualquier pueblo con dignidad.
Su compra de medios de comunicación y periodistas, su lucha contra la verdad, su opacidad, sus mentiras y sus silencios pesantes hacen del gobierno español de izquierdas una de las tiranías más pervertidas y sucias del planeta.
Si a todo esto se agrega su asalto a la Justicia, para dominarla, su nulo respeto a la separación de los poderes básicos del Estado, su corrupción galopante y la baja calidad de sus cuadros y líderes, tenemos a un país apestado y enfermo de suciedad que representa un "modelo" de deterioro y deslizamiento hacia el fango.
Todo empezó con Felipe González, que tuvo la habilidad de pasar por ser un demócrata, pero con él se inició la ruta de la perdición del socialismo y el asesinato de la democracia en España. Hoy es un millonario que nunca se compromete, que juega con las palabras para estafar al pueblo y que intenta que todos olvidemos que fue él quien liquidó la sociedad civil y convirtió a los partidos políticos en el corazón y el eje de la vida española, además de relegar al ciudadano y elevar la partitocracia y la hipocresía hasta la cumbre del Estado.
Sánchez sólo es un continuador de la ruta pervertida de Felipe González, pero con menos habilidad y con mayor desvergüenza y descaro.
Ha llenado el país de delincuentes y corruptos y ha convertido la vida política en un lodazal. Ha asesinado todo lo que quedaba de democracia y ha acabado con la ilusión y la esperanza. Con sus bajezas, está haciendo crecer los extremismos y el odio a los políticos y está arrasando con los valores, sin dejar un sólo resquicio de ética en la vida pública, donde ha acabado con la calidad de los servicios e incluso ha machacado la sanidad pública española, que era el orgullo de este país.
Ocupa instituciones y empresas, incluso aquellas que deben ser independientes en democracia. Se ha apoderado del Tribunal Constitucional, de la Fiscalía del Estado, de la Abogacía y de casi todos lo ámbitos del poder, maniatando y sometiendo a las fuerzas armadas y hasta la Corona.
Sánchez es un depredador perverso que merece el peor de los castigos por lo que ha hecho con España, sobre todo por haber creado una república de chorizos y por haber aniquilado todos los valores y la armadura ética de la nación.
¿Qué más tiene que hacernos Sánchez para que le echemos de una vez?
Francisco Rubiales
Junto con sus colegas de la derecha tradicional (PP), los socialistas han convertido España en un lodazal hediondo y en todo un ejemplo mundial de deterioro democrático.
El sanchismo, enfermo de corrupción y vicio pero ágil, osado, sin escrúpulos y dispuesto a todo con tal de conservar el poder y el acceso al fácil dinero público, ha descubierto el camino más corto hacia la corrupción plena y sabe ya que el español es un pueblo tan acobardado y deteriorado que no exige nada a sus políticos y que ya es un blanco fácil para los esbirros del poder.
España es hoy un país desprestigiado en el mundo, aislado y que no cuenta para nada en los grandes foros. Es también un país que no tiene la confianza de sus socios teóricos y que se ha convertido en un problema para la Unión Europea por su corrupción y antidemocracia.
Sus ciudadanos, temidos y temibles en el pasado, son hoy motivo de risa mundial por su cobardía y por soportar de su clase política lo que es degradante para cualquier pueblo con dignidad.
Su compra de medios de comunicación y periodistas, su lucha contra la verdad, su opacidad, sus mentiras y sus silencios pesantes hacen del gobierno español de izquierdas una de las tiranías más pervertidas y sucias del planeta.
Si a todo esto se agrega su asalto a la Justicia, para dominarla, su nulo respeto a la separación de los poderes básicos del Estado, su corrupción galopante y la baja calidad de sus cuadros y líderes, tenemos a un país apestado y enfermo de suciedad que representa un "modelo" de deterioro y deslizamiento hacia el fango.
Todo empezó con Felipe González, que tuvo la habilidad de pasar por ser un demócrata, pero con él se inició la ruta de la perdición del socialismo y el asesinato de la democracia en España. Hoy es un millonario que nunca se compromete, que juega con las palabras para estafar al pueblo y que intenta que todos olvidemos que fue él quien liquidó la sociedad civil y convirtió a los partidos políticos en el corazón y el eje de la vida española, además de relegar al ciudadano y elevar la partitocracia y la hipocresía hasta la cumbre del Estado.
Sánchez sólo es un continuador de la ruta pervertida de Felipe González, pero con menos habilidad y con mayor desvergüenza y descaro.
Ha llenado el país de delincuentes y corruptos y ha convertido la vida política en un lodazal. Ha asesinado todo lo que quedaba de democracia y ha acabado con la ilusión y la esperanza. Con sus bajezas, está haciendo crecer los extremismos y el odio a los políticos y está arrasando con los valores, sin dejar un sólo resquicio de ética en la vida pública, donde ha acabado con la calidad de los servicios e incluso ha machacado la sanidad pública española, que era el orgullo de este país.
Ocupa instituciones y empresas, incluso aquellas que deben ser independientes en democracia. Se ha apoderado del Tribunal Constitucional, de la Fiscalía del Estado, de la Abogacía y de casi todos lo ámbitos del poder, maniatando y sometiendo a las fuerzas armadas y hasta la Corona.
Sánchez es un depredador perverso que merece el peor de los castigos por lo que ha hecho con España, sobre todo por haber creado una república de chorizos y por haber aniquilado todos los valores y la armadura ética de la nación.
¿Qué más tiene que hacernos Sánchez para que le echemos de una vez?
Francisco Rubiales
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