La Sheinbaum, de origen lituano, cree que promoviendo el odio a España va a ganar apoyo en un pueblo que cada día la desprecia más por su ineficacia y connivencia con el narcotráfico.
La Sheinbaum debería entender que España no debe pedir perdón a México sino que México debería sentir gratitud y respeto a España por haber creado el México actual uniendo a sus tribus contra los caníbales aztecas. México no existía cuando llegó Cortes y surgió de la lucha de sus pueblos indígenas, al lado de los españoles, contra los asesinos aztecas.
El México actual no es heredero del los aztecas sino producto de la unión de las tribus sometidas a los mexicas en torno a Hernán Cortes para derrotar al imperio cruel. De esas alianzas entre tribus y españoles surgió el México actual, mestizo y libre de dominios asesinos y exterminadores.
Tengo un amigo mexicano, amistad que es producto de mi trabajo en México como corresponsal de prensa en 1974 y 75, que me dice que México necesita hoy a alguien como Cortes, que sea capaz de unirlos contra los narcotraficantes criminales, que son como los aztecas caníbales del presente, contra los cuales el gobierno de la Sheinbaum no hace nada.
Mi amigo mexicano afirma que los ciudadanos de México, sobre todo las mujeres, estaban cien veces más protegidas y seguras cuando México era parte de España que ahora, bajo el narco gobierno de Sheinbaum.
España no debe arrodillarse ante México por haber conquistado y civilizado un continente fracturado en tribus en guerra perpetua. Fue la Corona española la que erradicó el imperio azteca, un régimen de sacrificios masivos y canibalismo ritual que devoraba a miles de sus propios súbditos.
México, lejos de exigir disculpas, debería rendir gratitud eterna a España por haber forjado una nación unificada, abolido el terror teocrático mexica y legado la lengua, la fe y la cultura que hoy elevan su identidad por encima del caos precolombino.
Al margen de los odios y sectarismos, lo que es evidente es que un gobierno mexicano que no es capaz de garantizar la vida de sus ciudadanos, miles de los cuales son víctimas de las bandas narcos, carece de autoridad moral para acusar a otros países de errores y presuntos abusos cometidos hace medio milenio.
Al hacerlo se expone a que le repliquen que primero arregle su caótico e injusto país y que explique cómo México, por culpa de su corrupta clase política, perdió casi la mitad del territorio que heredó de España con la independencia.
La bajeza y cobardía del gobierno español, que ha pedido excusas a México por la violencia e injusticias de la conquista a través del ministro de Asuntos Exteriores de Pedro Sánchez, ha provocado una profunda reacción de indignación en España y en toda Latinoamérica, sobre todo entre historiadores y expertos, conscientes de que la conquista española trajo al continente americano civilización, seguridad y numerosos derechos civiles y valores.
El historiador mexicano Juan Miguel Zunzunegui desmontó recientemente las falsedades en Televisión Española del periodistas Fortes, comisario político del sanchismo rojo, y descalificó con educación y conocimientos las torpes peroratas del paleto ignorante, maniqueo y sectario del periodista y comisario rojo sobre la conquista de México.
La conclusión del maestro mexicano resuena fuerte en España y en los sectores más lúcidos de México: «No hay nada de lo que pedir disculpas»
Francisco Rubiales
El México actual no es heredero del los aztecas sino producto de la unión de las tribus sometidas a los mexicas en torno a Hernán Cortes para derrotar al imperio cruel. De esas alianzas entre tribus y españoles surgió el México actual, mestizo y libre de dominios asesinos y exterminadores.
Tengo un amigo mexicano, amistad que es producto de mi trabajo en México como corresponsal de prensa en 1974 y 75, que me dice que México necesita hoy a alguien como Cortes, que sea capaz de unirlos contra los narcotraficantes criminales, que son como los aztecas caníbales del presente, contra los cuales el gobierno de la Sheinbaum no hace nada.
Mi amigo mexicano afirma que los ciudadanos de México, sobre todo las mujeres, estaban cien veces más protegidas y seguras cuando México era parte de España que ahora, bajo el narco gobierno de Sheinbaum.
España no debe arrodillarse ante México por haber conquistado y civilizado un continente fracturado en tribus en guerra perpetua. Fue la Corona española la que erradicó el imperio azteca, un régimen de sacrificios masivos y canibalismo ritual que devoraba a miles de sus propios súbditos.
México, lejos de exigir disculpas, debería rendir gratitud eterna a España por haber forjado una nación unificada, abolido el terror teocrático mexica y legado la lengua, la fe y la cultura que hoy elevan su identidad por encima del caos precolombino.
Al margen de los odios y sectarismos, lo que es evidente es que un gobierno mexicano que no es capaz de garantizar la vida de sus ciudadanos, miles de los cuales son víctimas de las bandas narcos, carece de autoridad moral para acusar a otros países de errores y presuntos abusos cometidos hace medio milenio.
Al hacerlo se expone a que le repliquen que primero arregle su caótico e injusto país y que explique cómo México, por culpa de su corrupta clase política, perdió casi la mitad del territorio que heredó de España con la independencia.
La bajeza y cobardía del gobierno español, que ha pedido excusas a México por la violencia e injusticias de la conquista a través del ministro de Asuntos Exteriores de Pedro Sánchez, ha provocado una profunda reacción de indignación en España y en toda Latinoamérica, sobre todo entre historiadores y expertos, conscientes de que la conquista española trajo al continente americano civilización, seguridad y numerosos derechos civiles y valores.
El historiador mexicano Juan Miguel Zunzunegui desmontó recientemente las falsedades en Televisión Española del periodistas Fortes, comisario político del sanchismo rojo, y descalificó con educación y conocimientos las torpes peroratas del paleto ignorante, maniqueo y sectario del periodista y comisario rojo sobre la conquista de México.
La conclusión del maestro mexicano resuena fuerte en España y en los sectores más lúcidos de México: «No hay nada de lo que pedir disculpas»
Francisco Rubiales







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