Los objetivos principales de esa guerra es recuperar las plazas españolas del norte de África y, en segundo lugar, fortalecer la incorporación definitiva del territorio del Sahara Occidental al reino de Marruecos, un objetivo en el que Marruecos está avanzando con solidez y logrando victorias de gran calado, como el reciente reconocimiento del Sahara marroquí por parte de Estados Unidos.
Los daños marroquíes a España son, entre otros, crear tensión en las fronteras, utilizar información sensible contra España, enviar a España delincuentes para que creen crispación e inseguridad, chantajear al gobierno y a españoles con poder político, promover la cultura marroquí y musulmana en España, controlar el grifo de las migraciones africanas, soliviantar y mantener hostiles a los marroquíes que residen en España, arruinar la agricultura española y dañar a España en todos los frentes y ámbitos posibles e imaginables.
La respuesta de España, país agredido por Marruecos, debe ser inteligente y adecuada al conflicto híbrido, sin olvidar que ese conflicto puede transformarse en armado y sangriento si Marruecos considera que es el momento de actuar de ese modo.
Pero, por el momento, bajo el gobierno de Pedro Sánchez y sus aliados antiespañoles, la respuesta es blanda, cobarde, sin honor ni dignidad y de vulgar sometimiento.
Todo sultán marroquí asume el deber de lanzar una yihad contra España, hasta que no recupere las plazas de Ceuta y Melilla.
La respuesta española a la guerra híbrida marroquí debe ser diplomática y, al mismo tiempo, económica y militar, aplicando la reciprocidad y armándose hasta los dientes para disuadir al adversario de que la ruta militar sería un suicidio.
Marruecos está atacando a España con especial virulencia con la inmigración y creando dentro de territorio español una quinta columna marroquí capaz de desestabilizar, causar daños en caso de conflicto armado y ejercer influencia política electoral, llegado el momento.
Marruecos se está armando y conspira para estrechar sus relaciones con la potencia decisiva, Estados Unidos, procurando al mismo tiempo que Washington se aleje y entre en conflicto con España.
Hay también agresiones en la agricultura, la pesca y los servicios de inteligencia, muy activos dentro de España, que acumulan información delicada sobre los partidos y gobernantes españoles para ejercer chantaje en el momento apropiado.
Francisco Rubiales
Los daños marroquíes a España son, entre otros, crear tensión en las fronteras, utilizar información sensible contra España, enviar a España delincuentes para que creen crispación e inseguridad, chantajear al gobierno y a españoles con poder político, promover la cultura marroquí y musulmana en España, controlar el grifo de las migraciones africanas, soliviantar y mantener hostiles a los marroquíes que residen en España, arruinar la agricultura española y dañar a España en todos los frentes y ámbitos posibles e imaginables.
La respuesta de España, país agredido por Marruecos, debe ser inteligente y adecuada al conflicto híbrido, sin olvidar que ese conflicto puede transformarse en armado y sangriento si Marruecos considera que es el momento de actuar de ese modo.
Pero, por el momento, bajo el gobierno de Pedro Sánchez y sus aliados antiespañoles, la respuesta es blanda, cobarde, sin honor ni dignidad y de vulgar sometimiento.
Todo sultán marroquí asume el deber de lanzar una yihad contra España, hasta que no recupere las plazas de Ceuta y Melilla.
La respuesta española a la guerra híbrida marroquí debe ser diplomática y, al mismo tiempo, económica y militar, aplicando la reciprocidad y armándose hasta los dientes para disuadir al adversario de que la ruta militar sería un suicidio.
Marruecos está atacando a España con especial virulencia con la inmigración y creando dentro de territorio español una quinta columna marroquí capaz de desestabilizar, causar daños en caso de conflicto armado y ejercer influencia política electoral, llegado el momento.
Marruecos se está armando y conspira para estrechar sus relaciones con la potencia decisiva, Estados Unidos, procurando al mismo tiempo que Washington se aleje y entre en conflicto con España.
Hay también agresiones en la agricultura, la pesca y los servicios de inteligencia, muy activos dentro de España, que acumulan información delicada sobre los partidos y gobernantes españoles para ejercer chantaje en el momento apropiado.
Francisco Rubiales
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