George Orwell, que fue uno de los intelectuales más lúcidos del siglo XX, identificó la mentira como una de las más espantosas manifestaciones de la violencia, más peligrosa que las bombas.
Las sociedades enfermas de totalitarismo están dominadas por legiones de esclavos de alma corrompida, que obedecen ciegamente al líder que los colma de dinero y privilegios. No es fácil que esos malditos "zombis" entiendan que la mentira es un arma de destrucción masiva más letal que los bombardeos.
Pocos países sirven mejor que España para analizar la esclavitud de los mamporreros del poder, entre los que abundan políticos, jueces, militares, policías y periodistas. Estos últimos son las piezas más sucias y deleznables del sistema porque propagan activamente mentiras, engaños y estafas para esclavizar y convertir a los pueblos en inmensas piaras de imbéciles.
Tenía razón Orwell cuando afirmaba que prestar la pluma o la voz para justificar lo injustificable y dar potencia a los criminales “es peor que las bombas”.
Ver, oír o leer lo que hablan y escriben los periodistas esclavos del sanchismo, esa infecta legión de mamporreros indignos, te lleva a la desesperación y a veces hasta a odiar al género humano.
Esa gente no ve la corrupción que le rodea, convertida el el alma de un partido político y de un gobierno, ni el asesinato de la democracia, ni la lluvia de mentiras y de excrementos que emana de los ministerios y palacios del poder español.
Se limitan a mentir y engañar porque cobran o porque esperan ser recompensados por sus amos políticos.
El objetivo siempre es el mismo: convertir a la ciudadanía en un rebaño atolondrado y fácilmente manipulable.
Los mentirosos profesionales del régimen, al servicio del gran mentiroso jefe, constituyen una siniestra legión de miserables que son la vergüenza y la escoria del sistema y de la humanidad.
La mentira que propagan en el presente es que la corrupción del PP es peor que la del PSOE y citan el caso del nauseabundo ex ministro Montoro, pero callan que Montoro es el pasado y que los Ábalos, Santos Cerdán, Koldo, Begoña y otras piltrafas son el presente, elegidos por el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, un tipejo embadurnado de suciedad que se niega a dimitir y convocar elecciones.
Francisco Rubiales
Las sociedades enfermas de totalitarismo están dominadas por legiones de esclavos de alma corrompida, que obedecen ciegamente al líder que los colma de dinero y privilegios. No es fácil que esos malditos "zombis" entiendan que la mentira es un arma de destrucción masiva más letal que los bombardeos.
Pocos países sirven mejor que España para analizar la esclavitud de los mamporreros del poder, entre los que abundan políticos, jueces, militares, policías y periodistas. Estos últimos son las piezas más sucias y deleznables del sistema porque propagan activamente mentiras, engaños y estafas para esclavizar y convertir a los pueblos en inmensas piaras de imbéciles.
Tenía razón Orwell cuando afirmaba que prestar la pluma o la voz para justificar lo injustificable y dar potencia a los criminales “es peor que las bombas”.
Ver, oír o leer lo que hablan y escriben los periodistas esclavos del sanchismo, esa infecta legión de mamporreros indignos, te lleva a la desesperación y a veces hasta a odiar al género humano.
Esa gente no ve la corrupción que le rodea, convertida el el alma de un partido político y de un gobierno, ni el asesinato de la democracia, ni la lluvia de mentiras y de excrementos que emana de los ministerios y palacios del poder español.
Se limitan a mentir y engañar porque cobran o porque esperan ser recompensados por sus amos políticos.
El objetivo siempre es el mismo: convertir a la ciudadanía en un rebaño atolondrado y fácilmente manipulable.
Los mentirosos profesionales del régimen, al servicio del gran mentiroso jefe, constituyen una siniestra legión de miserables que son la vergüenza y la escoria del sistema y de la humanidad.
La mentira que propagan en el presente es que la corrupción del PP es peor que la del PSOE y citan el caso del nauseabundo ex ministro Montoro, pero callan que Montoro es el pasado y que los Ábalos, Santos Cerdán, Koldo, Begoña y otras piltrafas son el presente, elegidos por el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, un tipejo embadurnado de suciedad que se niega a dimitir y convocar elecciones.
Francisco Rubiales








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