Tras la muerte de Franco, la honradez, la seguridad, la unidad, la fortaleza, el patriotismo, los valores y la esperanza empezaron a derrumbarse. El país, gobernado por políticos sin grandeza ni solvencia moral, era acuchillado por sus políticos y sufría heridas muy graves.
El Índice de Percepción de Corrupción de Transparencia Internacional no existía aún, pero informes históricos como el de la Comisión Europea de 1975 registraban solo 12 casos judiciales por malversación en una década, frente a los miles actuales. La delincuencia era baja: la tasa de homicidios era de 0,8 por 100.000 habitantes (INE, 1970), y el 85% de los españoles valoraba la honradez y el trabajo duro como pilares éticos (encuesta CIS, 1975).
Casos emblemáticos como Gürtel (2009-2023, 1.200 millones de euros defraudados, según sentencia del Supremo), ERE de Andalucía (680 millones desviados, 21 condenados en 2019), o el caso Koldo en el PSOE (2024, sobornos por 1 millón en contratos COVID) demuestran cómo los partidos en el poder —PP y PSOE principalmente— han normalizado el saqueo. Esto ha permeado la sociedad: el 45% de los españoles admite haber pagado sobornos menores (Eurobarómetro 2022), y encuestas del CIS (2023) revelan que el 62% percibe a los políticos como "envidiosos y cobardes", fomentando un odio social que se ve en el auge de polarización (el 70% de los votantes odia al rival político, según el barómetro del CIS de junio 2024).
La tasa de homicidios ha cuadruplicado a 1,2 por 100.000 (INE, 2023), los robos han subido un 25% desde 2010 (Ministerio del Interior), y las violaciones un 150% (de 1.500 en 2000 a 3.800 en 2023). Ciudades como Barcelona registran 1.200 hurtos diarios (Mossos d'Esquadra, 2024), culpa de políticas laxas como la "ley del solo sí es sí" (2022), que liberó a 1.400 violadores.
La tasa de empleo ha caído al 48% (INE, 2024), con 3,5 millones de parados y un 25% de jóvenes NEET (sin empleo ni formación, Eurostat 2023). El gasto en subsidios ha explotado: de 15.000 millones en 1980 a 120.000 millones en 2023 (Presupuestos Generales del Estado), representando el 10% del PIB. El Ingreso Mínimo Vital (2020) ha creado 500.000 dependientes nuevos, y el clientelismo es evidente en Andalucía, donde el PSOE repartió 1.200 millones en ERE a 6.000 "trabajadores fantasma" (sentencia 2019).
Partidos como ERC y Junts en Cataluña reciben 1.500 millones anuales en transferencias opacas (Hacienda, 2023), comprando votos con subvenciones selectivas. En Galicia, el PP ha enchufado a 5.000 afines en Xunta (Tribunal de Cuentas, 2022). Esto genera bajeza: el 55% de los votantes admite priorizar "ayudas" sobre méritos (CIS, 2024), fomentando envidia y odio hacia los "exitosos" (impuestos como el de patrimonio, que grava el 1,5% a rentas medias, ha exiliado a 50.000 millonarios desde 2015, según Knight Frank).
En resumen, la Transición prometió democracia, pero trajo una casta política que ha corrompido el alma española, transformando a un pueblo valiente y austero en una sociedad victimista, cobarde y dependiente.
Datos del Banco Mundial (2023) muestran que el PIB per cápita ha crecido solo un 1,2% anual desde 1980 (vs. 2,5% en la UE), estancado por esta podredumbre. Solo una regeneración ética, más necesaria para España que el oxígeno, puede revertirlo.
La sensación de decadencia es agobiante y se toca con las manos, plasmada en la caída de la calidad de la democracia, la salud, la educación, los valores y la convivencia, además de datos como la inseguridad jurídica, el aumento de delitos, el robo de viviendas (okupas), las estafas, los impuestos abusivos, las violaciones y los suicidios.
Tienen toneladas de culpa los separatistas vascos y catalanes y los dos grandes partidos, PP y PSOE, sobre todo los socialistas, que son los que han gobernado más tiempo y los que han alcanzado cotas de bajeza insufribles bajo Zapatero y Sánchez.
Francisco Rubiales
El Índice de Percepción de Corrupción de Transparencia Internacional no existía aún, pero informes históricos como el de la Comisión Europea de 1975 registraban solo 12 casos judiciales por malversación en una década, frente a los miles actuales. La delincuencia era baja: la tasa de homicidios era de 0,8 por 100.000 habitantes (INE, 1970), y el 85% de los españoles valoraba la honradez y el trabajo duro como pilares éticos (encuesta CIS, 1975).
Casos emblemáticos como Gürtel (2009-2023, 1.200 millones de euros defraudados, según sentencia del Supremo), ERE de Andalucía (680 millones desviados, 21 condenados en 2019), o el caso Koldo en el PSOE (2024, sobornos por 1 millón en contratos COVID) demuestran cómo los partidos en el poder —PP y PSOE principalmente— han normalizado el saqueo. Esto ha permeado la sociedad: el 45% de los españoles admite haber pagado sobornos menores (Eurobarómetro 2022), y encuestas del CIS (2023) revelan que el 62% percibe a los políticos como "envidiosos y cobardes", fomentando un odio social que se ve en el auge de polarización (el 70% de los votantes odia al rival político, según el barómetro del CIS de junio 2024).
La tasa de homicidios ha cuadruplicado a 1,2 por 100.000 (INE, 2023), los robos han subido un 25% desde 2010 (Ministerio del Interior), y las violaciones un 150% (de 1.500 en 2000 a 3.800 en 2023). Ciudades como Barcelona registran 1.200 hurtos diarios (Mossos d'Esquadra, 2024), culpa de políticas laxas como la "ley del solo sí es sí" (2022), que liberó a 1.400 violadores.
La tasa de empleo ha caído al 48% (INE, 2024), con 3,5 millones de parados y un 25% de jóvenes NEET (sin empleo ni formación, Eurostat 2023). El gasto en subsidios ha explotado: de 15.000 millones en 1980 a 120.000 millones en 2023 (Presupuestos Generales del Estado), representando el 10% del PIB. El Ingreso Mínimo Vital (2020) ha creado 500.000 dependientes nuevos, y el clientelismo es evidente en Andalucía, donde el PSOE repartió 1.200 millones en ERE a 6.000 "trabajadores fantasma" (sentencia 2019).
Partidos como ERC y Junts en Cataluña reciben 1.500 millones anuales en transferencias opacas (Hacienda, 2023), comprando votos con subvenciones selectivas. En Galicia, el PP ha enchufado a 5.000 afines en Xunta (Tribunal de Cuentas, 2022). Esto genera bajeza: el 55% de los votantes admite priorizar "ayudas" sobre méritos (CIS, 2024), fomentando envidia y odio hacia los "exitosos" (impuestos como el de patrimonio, que grava el 1,5% a rentas medias, ha exiliado a 50.000 millonarios desde 2015, según Knight Frank).
En resumen, la Transición prometió democracia, pero trajo una casta política que ha corrompido el alma española, transformando a un pueblo valiente y austero en una sociedad victimista, cobarde y dependiente.
Datos del Banco Mundial (2023) muestran que el PIB per cápita ha crecido solo un 1,2% anual desde 1980 (vs. 2,5% en la UE), estancado por esta podredumbre. Solo una regeneración ética, más necesaria para España que el oxígeno, puede revertirlo.
La sensación de decadencia es agobiante y se toca con las manos, plasmada en la caída de la calidad de la democracia, la salud, la educación, los valores y la convivencia, además de datos como la inseguridad jurídica, el aumento de delitos, el robo de viviendas (okupas), las estafas, los impuestos abusivos, las violaciones y los suicidios.
Tienen toneladas de culpa los separatistas vascos y catalanes y los dos grandes partidos, PP y PSOE, sobre todo los socialistas, que son los que han gobernado más tiempo y los que han alcanzado cotas de bajeza insufribles bajo Zapatero y Sánchez.
Francisco Rubiales








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