Sánchez avanzará hoy en su ruta de las mentiras y dirá que los resultados de Extremadura se deben al fracaso del candidato Gallardo y que la derrota socialista "no es extrapolable" al ámbito nacional, pero ese análisis será otra de sus patrañas. Él es el gran perdedor porque los ciudadanos le han dado un sonoro puñetazo en la boca por sus malas compañías y por ser mentiroso, estafador, injusto, tirano y corrupto.
Los españoles debemos mucho a los extremeños porque ellos han puesto de rodillas al sanchismo corrupto y antiespañol.
La verdad desnuda es que Sánchez es el protagonista de su derrota y ha logrado la victoria moral de VOX, partido al que el fracaso socialista catapulta hacia el éxito. Las bajezas y miserias del sanchismo son vitaminas para la nueva derecha española, que a partir de hoy recibirá un fuerte viento de cola que puede llevarle hasta el poder.
Del PP sólo cabe decir que ha fracasado y que su victoria tiene un triste sabor agridulce, Fue a las elecciones en busca de la mayoría absoluta y ha obtenido una victoria débil que le coloca en manos de VOX, su peor enemigo, al que ha intentado aplastar en la campaña electoral extremeña.
Este castigo electoral se interpreta como un rechazo directo a las políticas nacionales de Sánchez, conocidas como "sanchismo", que han sido criticadas por su polarización y dependencia de alianzas controvertidas.
El resultado del PP, liderado por María Guardiola, se tiñe de frustración pese a su triunfo, al ganar solo un escaño adicional y no lograr reducir su dependencia de Vox para formar gobierno. Aunque el centro-derecha supera el 60% de los votos, el adelanto electoral no ha cumplido sus objetivos, dejando al PP en una posición vulnerable ante un VOX crecido, que se erige como el gran ganador moral de la jornada.
La conclusión que se desprende del voto extremeño es nítida: el PSOE va hacia el cementerio, el PP es demasiado flácido para gobernar España y VOX tiene un poderoso viento en la cola que le empuja hacia el éxito.
La repetición de las elecciones es una opción no descartable porque los resultados representan un bloqueo de muy difícil solución. El PP, para gobernar, necesita a VOX, un partido en crecimiento que tiene derecho a imponer su peso en esa alianza, lo que equivaldría a una especie de "suicidio lento" para la vieja derecha.
Con un crecimiento significativo en escaños y votos, Vox no solo condiciona el gobierno extremeño, sino que envía un potente mensaje nacional sobre el declive del sanchismo. Este "funeral del sanchismo" que se inicia en Extremadura anticipa un cambio en la política española, donde el PSOE, herido en su línea de flotación, debe reflexionar sobre sus errores para evitar un contagio de su declive en el resto de España, mientras que VOX ha aprendido a capitalizar el descontento nacional y se posiciona en el tablero cargado de fuerza y razón.
Francisco Rubiales
Los españoles debemos mucho a los extremeños porque ellos han puesto de rodillas al sanchismo corrupto y antiespañol.
La verdad desnuda es que Sánchez es el protagonista de su derrota y ha logrado la victoria moral de VOX, partido al que el fracaso socialista catapulta hacia el éxito. Las bajezas y miserias del sanchismo son vitaminas para la nueva derecha española, que a partir de hoy recibirá un fuerte viento de cola que puede llevarle hasta el poder.
Del PP sólo cabe decir que ha fracasado y que su victoria tiene un triste sabor agridulce, Fue a las elecciones en busca de la mayoría absoluta y ha obtenido una victoria débil que le coloca en manos de VOX, su peor enemigo, al que ha intentado aplastar en la campaña electoral extremeña.
Este castigo electoral se interpreta como un rechazo directo a las políticas nacionales de Sánchez, conocidas como "sanchismo", que han sido criticadas por su polarización y dependencia de alianzas controvertidas.
El resultado del PP, liderado por María Guardiola, se tiñe de frustración pese a su triunfo, al ganar solo un escaño adicional y no lograr reducir su dependencia de Vox para formar gobierno. Aunque el centro-derecha supera el 60% de los votos, el adelanto electoral no ha cumplido sus objetivos, dejando al PP en una posición vulnerable ante un VOX crecido, que se erige como el gran ganador moral de la jornada.
La conclusión que se desprende del voto extremeño es nítida: el PSOE va hacia el cementerio, el PP es demasiado flácido para gobernar España y VOX tiene un poderoso viento en la cola que le empuja hacia el éxito.
La repetición de las elecciones es una opción no descartable porque los resultados representan un bloqueo de muy difícil solución. El PP, para gobernar, necesita a VOX, un partido en crecimiento que tiene derecho a imponer su peso en esa alianza, lo que equivaldría a una especie de "suicidio lento" para la vieja derecha.
Con un crecimiento significativo en escaños y votos, Vox no solo condiciona el gobierno extremeño, sino que envía un potente mensaje nacional sobre el declive del sanchismo. Este "funeral del sanchismo" que se inicia en Extremadura anticipa un cambio en la política española, donde el PSOE, herido en su línea de flotación, debe reflexionar sobre sus errores para evitar un contagio de su declive en el resto de España, mientras que VOX ha aprendido a capitalizar el descontento nacional y se posiciona en el tablero cargado de fuerza y razón.
Francisco Rubiales








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