Aunque no se conozca el texto definitivo, el "cuerpo" del Estatuto de Cataluña ya está culminado y existe sobre él información suficiente para demostrar que se trata de un documento pernicioso para España y para la Democracia. Las siguientes son las diez razones más destacadas que sustentan el carácter dañino del Estatuto:
1.- La primera es la más contundente y representa la auténtica "prueba del algodón": la mayoría de los españoles rechaza el Estatuto y, al aprobarlo, el gobierno ha roto el principio fundamental de la democracia, que impide gobernar en contra de la opinión mayoritaria del pueblo soberano. Si existieran dudas sobre qué piensa la mayoría de la población española, entonces es necesario un referendum, justificado, entre otras razones, porque el Estatuto afecta el diseño de la nación y está generando oleadas de alarma social.
2.- El Estatudo se ha negociado, redactado y aprobado de espaldas a los ciudadanos españoles, lo que viola normas esenciales de la democracia avanzada, que exige no sólo la participación de los ciudadanos en los procesos de toma de decisiones, sino la aprobación permanente de esos ciudadanos a la acción de gobierno.
3.- El Estatuto no responde a una aspiración popular, ni al programa electoral del partido en el poder, ni a una necesidad perentoria, sino únicamente al deseo de unos políticos nacionalistas, ávidos de poder, que son socios o aliados del PSOE.
4.- Rompe los lazos de afectividad que unían a los ciudadanos y pueblos de España y que hacían posible la convivencia, un ruptura grave y trascendental porque la afectividad une a los pueblos con más potencia que las constituciones y los parlamentos.
5.- Destroza el principio de igualdad porque convierte a Cataluña en " Primus inter pares " y le otorga ventajas y privilegios con respecto a otras regiones.
6.- Pulveriza el principio de solidaridad, verdadera esencia del Estado moderno, que permite repartir beneficios y cargas, de manera igualitaria, entre los ciudadanos y los pueblos de una nación.
7.- El Estatuto es caro y distrae recursos que la economía española, en franco declive y con un déficit exterior alarmante, que ya supera al de Estados Unidos, necesita vitalmente para generar riqueza. Esos recursos serán destinados a engordar el ego de los políticos que controlan las autonomías y a alimentar satrapías y burocracias gubernamentales autonómicas.
8.- El Estatuto engorda todavía más a un Estado español que ya tiene obesidad mórbida y que es citado como ejemplo de crecimiento burocrático, intervencionismo, presión fiscal y gasto desmedido en las principales escuelas de negocios, universidades y think tanks del mundo.
9.- El Estatuto deteriora todavía más el sistema de partidos y la democracia, a los que causa un doble daño: por una parte incrementa el desprestigio de los políticos, y por otro merma la fe y la confianza de los ciudadanos en la democracia, que aparece ante sus ojos como degradada y transformada en una oligocracia donde las "elites" políticas profesionales de los partidos han sustituido el poder del "demos" (pueblo y ciudadanos).
10.- El último argumento es un simple y contundente razonamiento: si el Estatuto es bueno para Carod Rovira y para Artur Más, gente que tiene más que demostrada su animadversión hacia el Estado y la nación española, no puede ser bueno para España.
1.- La primera es la más contundente y representa la auténtica "prueba del algodón": la mayoría de los españoles rechaza el Estatuto y, al aprobarlo, el gobierno ha roto el principio fundamental de la democracia, que impide gobernar en contra de la opinión mayoritaria del pueblo soberano. Si existieran dudas sobre qué piensa la mayoría de la población española, entonces es necesario un referendum, justificado, entre otras razones, porque el Estatuto afecta el diseño de la nación y está generando oleadas de alarma social.
2.- El Estatudo se ha negociado, redactado y aprobado de espaldas a los ciudadanos españoles, lo que viola normas esenciales de la democracia avanzada, que exige no sólo la participación de los ciudadanos en los procesos de toma de decisiones, sino la aprobación permanente de esos ciudadanos a la acción de gobierno.
3.- El Estatuto no responde a una aspiración popular, ni al programa electoral del partido en el poder, ni a una necesidad perentoria, sino únicamente al deseo de unos políticos nacionalistas, ávidos de poder, que son socios o aliados del PSOE.
4.- Rompe los lazos de afectividad que unían a los ciudadanos y pueblos de España y que hacían posible la convivencia, un ruptura grave y trascendental porque la afectividad une a los pueblos con más potencia que las constituciones y los parlamentos.
5.- Destroza el principio de igualdad porque convierte a Cataluña en " Primus inter pares " y le otorga ventajas y privilegios con respecto a otras regiones.
6.- Pulveriza el principio de solidaridad, verdadera esencia del Estado moderno, que permite repartir beneficios y cargas, de manera igualitaria, entre los ciudadanos y los pueblos de una nación.
7.- El Estatuto es caro y distrae recursos que la economía española, en franco declive y con un déficit exterior alarmante, que ya supera al de Estados Unidos, necesita vitalmente para generar riqueza. Esos recursos serán destinados a engordar el ego de los políticos que controlan las autonomías y a alimentar satrapías y burocracias gubernamentales autonómicas.
8.- El Estatuto engorda todavía más a un Estado español que ya tiene obesidad mórbida y que es citado como ejemplo de crecimiento burocrático, intervencionismo, presión fiscal y gasto desmedido en las principales escuelas de negocios, universidades y think tanks del mundo.
9.- El Estatuto deteriora todavía más el sistema de partidos y la democracia, a los que causa un doble daño: por una parte incrementa el desprestigio de los políticos, y por otro merma la fe y la confianza de los ciudadanos en la democracia, que aparece ante sus ojos como degradada y transformada en una oligocracia donde las "elites" políticas profesionales de los partidos han sustituido el poder del "demos" (pueblo y ciudadanos).
10.- El último argumento es un simple y contundente razonamiento: si el Estatuto es bueno para Carod Rovira y para Artur Más, gente que tiene más que demostrada su animadversión hacia el Estado y la nación española, no puede ser bueno para España.
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