
He querido ilustrar esta depedida con una imagen dura, de denuncia sin contemplaciones, que en realidad es una denuncia blanda porque el despilfarro en asesores, chiringuitos, privilegios y lujos es apenas una centésima parte de los brutales pecados y carencias del poder político en España, merecedor de la más resuelta e implacable rebeldía de los ciudadanos.
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