Podemos y Ciudadanos, las dos fuerzas emergentes que irrumpieron en la política española en 2014 cargadas de energía y futuro, están en retroceso. Podemos, según las últimas encuestas, padece un declive profundo, mientras que Ciudadanos se estanca y, en algunos casos, como en Andalucía, comienza a retroceder y a perder votos. En ambos casos, la explicación está en los errores de ética y de estética cometidos y en comportamientos políticos que se parecen mucho a los de los viejos socios del bipartidismo, el PP y el PSOE, a los que han imitado en rasgos como el amiguismo, el nepotismo y cierta tendencia al abuso de poder.
¿Por qué se está recuperando el bipartidismo, cuando parecía herido de muerte? Muy sencillo: la gente, acostumbrada a soportar las corruptelas y carencias de los viejos partidos, no soporta los mismos vicios y defectos en los nuevos porque los han apoyado creyendo que eran diferentes y que representaban una opción de gobierno mas justa y decente. Cuando los votantes comprueban que los nuevos cometen los mismos errores que los viejos, prefieren otorgar su apoyo a las viejas opciones, a las que por lo menos creen conocer bien.
Ciertamente es injusto el comportamiento con los nuevos partidos porque, de hecho, se le toleran menos defectos y carencias que a los viejos, pero también es cierto que Podemos y Ciudadanos han crecido en votos únicamente porque parecían representar una nueva forma de hacer política, mas justa y decente. Cuando el votante comprueba que esos partidos no son tan distintos, les retira automáticamente el voto porque, al ignorar como gobiernan, siente desconfianza y miedo.
Los casos de corrupción detectados en las nuevas formaciones, sobre todo en Podemos y sus partidos aliados, entre los que figuran ejemplos de enchufismo, amiguismo, nepotismo, dosis de arrogancia y ofensas gratuitas e imprudentes a las tradiciones y costumbres, les están pasando una factura terrible.
Los precipitados desaires de los nuevos alcaldes, los cambios de nombre en las calles, la colocación de familiares y amigos en puestos públicos y otras medidas de los nuevos gobernantes han exasperado a la ciudadanía y han provocado la fuga de cientos de miles de votos.
Pero quizás el factor mas determinante en el declive ha sido el buen funcionamiento de las "trituradoras" del PP y del PSOE, que se han puesto en movimiento para despedazar y convertir a los nuevos políticos en carne picada. Con la ayuda de gabinetes especializados, periodistas sometidos y medios aliados, los errores del adversario han sido detectados, magnificados, aireados y descalificados, provocando rechazo e indignación en la opinión pública.
Los expertos en comunicación política saben que la mejor manera de acabar con tu adversario político, la mayoría de las veces, es permitiéndole gobernar para que decepciones a los suyos y se desprestigie. Es lo que se ha hecho con los Hermanos Musulmanes en Egipto, un país estrategicamente vital para el poder occidental. Los Hermanos Musulmanes fueron un peligro creciente y temible durante décadas, pero se les dejó gobernar, se quemaron ejerciendo el poder con altanería y sectarismo y fueron casi liquidados por los militares, sin oposición apenas de la opinión pública. En pocos meses, el peor peligro para Occidente en la estratégica región de Oriente Próximo, quedó liquidado y hecho papilla.
¿Por qué se está recuperando el bipartidismo, cuando parecía herido de muerte? Muy sencillo: la gente, acostumbrada a soportar las corruptelas y carencias de los viejos partidos, no soporta los mismos vicios y defectos en los nuevos porque los han apoyado creyendo que eran diferentes y que representaban una opción de gobierno mas justa y decente. Cuando los votantes comprueban que los nuevos cometen los mismos errores que los viejos, prefieren otorgar su apoyo a las viejas opciones, a las que por lo menos creen conocer bien.
Ciertamente es injusto el comportamiento con los nuevos partidos porque, de hecho, se le toleran menos defectos y carencias que a los viejos, pero también es cierto que Podemos y Ciudadanos han crecido en votos únicamente porque parecían representar una nueva forma de hacer política, mas justa y decente. Cuando el votante comprueba que esos partidos no son tan distintos, les retira automáticamente el voto porque, al ignorar como gobiernan, siente desconfianza y miedo.
Los casos de corrupción detectados en las nuevas formaciones, sobre todo en Podemos y sus partidos aliados, entre los que figuran ejemplos de enchufismo, amiguismo, nepotismo, dosis de arrogancia y ofensas gratuitas e imprudentes a las tradiciones y costumbres, les están pasando una factura terrible.
Los precipitados desaires de los nuevos alcaldes, los cambios de nombre en las calles, la colocación de familiares y amigos en puestos públicos y otras medidas de los nuevos gobernantes han exasperado a la ciudadanía y han provocado la fuga de cientos de miles de votos.
Pero quizás el factor mas determinante en el declive ha sido el buen funcionamiento de las "trituradoras" del PP y del PSOE, que se han puesto en movimiento para despedazar y convertir a los nuevos políticos en carne picada. Con la ayuda de gabinetes especializados, periodistas sometidos y medios aliados, los errores del adversario han sido detectados, magnificados, aireados y descalificados, provocando rechazo e indignación en la opinión pública.
Los expertos en comunicación política saben que la mejor manera de acabar con tu adversario político, la mayoría de las veces, es permitiéndole gobernar para que decepciones a los suyos y se desprestigie. Es lo que se ha hecho con los Hermanos Musulmanes en Egipto, un país estrategicamente vital para el poder occidental. Los Hermanos Musulmanes fueron un peligro creciente y temible durante décadas, pero se les dejó gobernar, se quemaron ejerciendo el poder con altanería y sectarismo y fueron casi liquidados por los militares, sin oposición apenas de la opinión pública. En pocos meses, el peor peligro para Occidente en la estratégica región de Oriente Próximo, quedó liquidado y hecho papilla.
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