
La brutal corrupción española frena la economía y el progreso real
En la actualidad, las sociedades desarrolladas parecen mostrar una mayor preferencia por el consumo de experiencias o servicios (hostelería, restaurantes, hoteles...) que por los bienes y las tecnologías.
Para explicarlo de una forma sencilla: los franceses, británicos o estadounidenses están dispuestos a pagar más por ver una puesta de sol en España que por una Tablet o una videoconsola.
Esta transformación de las preferencias de consumo beneficia a economías como la de España (y otras del sur de Europa), frente a las economías que se habían especializado en la producción de bienes, como Japón, Corea del Sur o Alemania,
Hace diez años creíamos que haber desindustrializado España y convertido en un país de servicios era una condena a militar en la dependencia y el atraso, pero ha ocurrido justo lo contrario y hoy ser un paraíso del turismo y la buena vida es oro puro.
Hay un artículo de Vicente Nieves en “El Economista”, titulado “España adelanta a Japón en PIB per cápita en un histórico sorpasso que destapa un cambio mucho mayor en la economía global”, que merece la pena leer y que explica cómo el fuerte crecimiento de la economía de España es consecuencia de cambios profundos en la economía mundial, sin que pésimo gobierno de Pedro Sánchez tenga ni un gramo de mérito en ese éxito, sino todo lo contrario.
Es como si la gente sintiera que el fin del mundo está cerca y ha decidido pasárselo bien los últimos días de vida con viajes, hoteles, buenos vinos, restaurantes y otros placeres.
La nueva tendencia beneficia a España, que es lo más parecido a una "fiesta permanente" que existe en el mundo. El país se llena de turistas y la riqueza es visible ya en los bares, restaurantes, hoteles y demás servicios relacionados con el disfrute.
Los expertos creen que si el gobierno, en lugar de obstaculizar el avance económico con su burocracia exagerada, sus impuestos elevados e injustos y su corrupción, ayudara al verdadero progreso, el despegue de España seria por lo menos el doble del que está logrando y constituiría un "milagro" de crecimiento de alcance mundial.
Francisco Rubiales
Para explicarlo de una forma sencilla: los franceses, británicos o estadounidenses están dispuestos a pagar más por ver una puesta de sol en España que por una Tablet o una videoconsola.
Esta transformación de las preferencias de consumo beneficia a economías como la de España (y otras del sur de Europa), frente a las economías que se habían especializado en la producción de bienes, como Japón, Corea del Sur o Alemania,
Hace diez años creíamos que haber desindustrializado España y convertido en un país de servicios era una condena a militar en la dependencia y el atraso, pero ha ocurrido justo lo contrario y hoy ser un paraíso del turismo y la buena vida es oro puro.
Hay un artículo de Vicente Nieves en “El Economista”, titulado “España adelanta a Japón en PIB per cápita en un histórico sorpasso que destapa un cambio mucho mayor en la economía global”, que merece la pena leer y que explica cómo el fuerte crecimiento de la economía de España es consecuencia de cambios profundos en la economía mundial, sin que pésimo gobierno de Pedro Sánchez tenga ni un gramo de mérito en ese éxito, sino todo lo contrario.
Es como si la gente sintiera que el fin del mundo está cerca y ha decidido pasárselo bien los últimos días de vida con viajes, hoteles, buenos vinos, restaurantes y otros placeres.
La nueva tendencia beneficia a España, que es lo más parecido a una "fiesta permanente" que existe en el mundo. El país se llena de turistas y la riqueza es visible ya en los bares, restaurantes, hoteles y demás servicios relacionados con el disfrute.
Los expertos creen que si el gobierno, en lugar de obstaculizar el avance económico con su burocracia exagerada, sus impuestos elevados e injustos y su corrupción, ayudara al verdadero progreso, el despegue de España seria por lo menos el doble del que está logrando y constituiría un "milagro" de crecimiento de alcance mundial.
Francisco Rubiales
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