
José Blanco aseguró hoy en Sevilla que la política del gobierno de Zapatero frente a la crisis ha sido la correcta y que el verdadero debate que debe hacerse en España no es si se suben o bajan los impuestos, sino si se debe mantener él gasto social o las inversiones en infraestructuras y obras para activar la economía. Afirmó también que lo importante no es lo que se recauda, sino cómo se gasta el dinero público, poniendo al gobierno Zapatero como ejemplo de gasto serio y responsable.
En ese mismo momento, media docena de asistentes se levantaron de sus mesas y abandonaron el foro. Uno de ellos, antes de salir, comentó en su mesa que el gasto "serio y responsable" debía ser el de las subvenciones dadas a los gays africanos y la financiación de la cúpula de Barceló en la sede de la ONU, en Ginebra.
A partir de entonces, muchos otros optaron por hacer lo mismo, probablemente porque no podían resistir la lluvia de engaños, medias verdades, manipulaciones y mentiras que el ministro proyectaba desde su tribuna de orador.
Dijo frases hermosas, pero tan alejadas de la realidad de España como la de que el actual gobierno "no piensa en las próximas elecciones, sino en las próximas generaciones". Alguien en nuestra mesa comentó: "generaciones que nacerán y vivirán endeudadas y arruinadas".
Afirmó que los paises más progresistas de Europa tienen el IVA más alto que España, entre el 20 y el 25 por ciento, pero no dijo que también los sueldos y las contraprestaciones del Estado en esos países son muy superiores a las de España.
"Vamos a salir de la crisis y vamos a salir reforzados", aseguró el ministro ante una audiencia de dos centenares de personas, en su mayoría empresarios y autoridades socialistas del partido y de la Junta de Andalucía,parte de la cual, frustrada porque acudió al Foro Joly con el ánimo de escuchar un análisis solvente sobre la situación de la economía española y en lugar de acceder a "la verdad", sólo recibieron "la verdad del poder", que es muy distinta.
Cuando le preguntaron sobre la acusación formulada p or el gobernador del Banco de España, según la cual no es soportable que España gaste más del 50 por ciento de lo que ingresa, largó una increible explicación sobre la enorme capacidad de endeudamiento que tenía España y sobre la imposibilidad de disminuir el gasto público y ser más austeros.
En ese momento, otra pequeña oleada de asistentes abandonó el salón con cara de pocos amigos.
Nadie se atrevió a lanzarle un zapato.
En ese mismo momento, media docena de asistentes se levantaron de sus mesas y abandonaron el foro. Uno de ellos, antes de salir, comentó en su mesa que el gasto "serio y responsable" debía ser el de las subvenciones dadas a los gays africanos y la financiación de la cúpula de Barceló en la sede de la ONU, en Ginebra.
A partir de entonces, muchos otros optaron por hacer lo mismo, probablemente porque no podían resistir la lluvia de engaños, medias verdades, manipulaciones y mentiras que el ministro proyectaba desde su tribuna de orador.
Dijo frases hermosas, pero tan alejadas de la realidad de España como la de que el actual gobierno "no piensa en las próximas elecciones, sino en las próximas generaciones". Alguien en nuestra mesa comentó: "generaciones que nacerán y vivirán endeudadas y arruinadas".
Afirmó que los paises más progresistas de Europa tienen el IVA más alto que España, entre el 20 y el 25 por ciento, pero no dijo que también los sueldos y las contraprestaciones del Estado en esos países son muy superiores a las de España.
"Vamos a salir de la crisis y vamos a salir reforzados", aseguró el ministro ante una audiencia de dos centenares de personas, en su mayoría empresarios y autoridades socialistas del partido y de la Junta de Andalucía,parte de la cual, frustrada porque acudió al Foro Joly con el ánimo de escuchar un análisis solvente sobre la situación de la economía española y en lugar de acceder a "la verdad", sólo recibieron "la verdad del poder", que es muy distinta.
Cuando le preguntaron sobre la acusación formulada p or el gobernador del Banco de España, según la cual no es soportable que España gaste más del 50 por ciento de lo que ingresa, largó una increible explicación sobre la enorme capacidad de endeudamiento que tenía España y sobre la imposibilidad de disminuir el gasto público y ser más austeros.
En ese momento, otra pequeña oleada de asistentes abandonó el salón con cara de pocos amigos.
Nadie se atrevió a lanzarle un zapato.
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