Nuestros hijos y nietos deberán a la Guardia Civil, a los jueces honrados y a unos pocos periodistas veraces seguir siendo libres.
Esos guardias, jueces y periodistas honrados son hoy la esperanza de España, una nación que en el pasado llegó a ser grande y admirada, pero a la que en el presente los políticos han convertido en una pocilga llena de cobardes, corruptos y boñigas humanas.
España padece un gobierno más interesado en la impunidad que en el bien común, en sus privilegios que en solucionar problemas, en el poder absoluto que en la dignidad, la decencia y el amor a la patria.
A ese gobierno que apuesta diariamente por la corrupción y el acoso a la decencia, investiga la Guardia Civil, que sigue fiel al legado de su fundador, el Duque de Ahumada, de combatir sin descanso a los bandidos y criminales.
La Guardia Civil, fundada en 1844, encarna el heroísmo a través de su compromiso inquebrantable con la seguridad y el bienestar de España. Su labor abarca desde la protección de los ciudadanos en zonas rurales y urbanas hasta la lucha contra el crimen organizado, el terrorismo y el narcotráfico. Los guardias civiles han demostrado valentía en situaciones de alto riesgo, como los atentados de ETA o desastres naturales, donde su rápida respuesta y sacrificio personal han salvado innumerables vidas. Este cuerpo, conocido por su lema "El honor es mi divisa", se distingue por su disciplina, profesionalidad y entrega, convirtiéndose en un pilar fundamental de la cohesión nacional.
El servicio de la Guardia Civil a España trasciende las fronteras del deber cotidiano, contribuyendo a la estabilidad del país en momentos críticos de su historia. Durante más de un siglo y medio, ha protegido infraestructuras clave, garantizado la seguridad en eventos de relevancia nacional y apoyado a comunidades en circunstancias adversas. Su versatilidad les ha permitido adaptarse a desafíos modernos, como la ciberseguridad y la protección medioambiental, mientras mantienen un fuerte vínculo con la ciudadanía. La Guardia Civil no solo representa un símbolo de orden y seguridad, sino también de solidaridad y heroísmo al servicio de la nación.
"Los monos se defienden a dentelladas cuando te acercas a ellos con una red, para cazarlos", me dijo recientemente un guardia civil explicando así la reacción del gobierno de Sánchez ante las investigaciones de la UCO sobre la corrupción del entorno sanchista. Y agregó: "son peligrosos porque ven en peligro su futuro y han comprobado que son menos impunes de lo que creían" . Y finalizó: "Nunca un cerdo renuncia voluntariamente a su ración de pienso".
Francisco Rubiales
Esos guardias, jueces y periodistas honrados son hoy la esperanza de España, una nación que en el pasado llegó a ser grande y admirada, pero a la que en el presente los políticos han convertido en una pocilga llena de cobardes, corruptos y boñigas humanas.
España padece un gobierno más interesado en la impunidad que en el bien común, en sus privilegios que en solucionar problemas, en el poder absoluto que en la dignidad, la decencia y el amor a la patria.
A ese gobierno que apuesta diariamente por la corrupción y el acoso a la decencia, investiga la Guardia Civil, que sigue fiel al legado de su fundador, el Duque de Ahumada, de combatir sin descanso a los bandidos y criminales.
La Guardia Civil, fundada en 1844, encarna el heroísmo a través de su compromiso inquebrantable con la seguridad y el bienestar de España. Su labor abarca desde la protección de los ciudadanos en zonas rurales y urbanas hasta la lucha contra el crimen organizado, el terrorismo y el narcotráfico. Los guardias civiles han demostrado valentía en situaciones de alto riesgo, como los atentados de ETA o desastres naturales, donde su rápida respuesta y sacrificio personal han salvado innumerables vidas. Este cuerpo, conocido por su lema "El honor es mi divisa", se distingue por su disciplina, profesionalidad y entrega, convirtiéndose en un pilar fundamental de la cohesión nacional.
El servicio de la Guardia Civil a España trasciende las fronteras del deber cotidiano, contribuyendo a la estabilidad del país en momentos críticos de su historia. Durante más de un siglo y medio, ha protegido infraestructuras clave, garantizado la seguridad en eventos de relevancia nacional y apoyado a comunidades en circunstancias adversas. Su versatilidad les ha permitido adaptarse a desafíos modernos, como la ciberseguridad y la protección medioambiental, mientras mantienen un fuerte vínculo con la ciudadanía. La Guardia Civil no solo representa un símbolo de orden y seguridad, sino también de solidaridad y heroísmo al servicio de la nación.
"Los monos se defienden a dentelladas cuando te acercas a ellos con una red, para cazarlos", me dijo recientemente un guardia civil explicando así la reacción del gobierno de Sánchez ante las investigaciones de la UCO sobre la corrupción del entorno sanchista. Y agregó: "son peligrosos porque ven en peligro su futuro y han comprobado que son menos impunes de lo que creían" . Y finalizó: "Nunca un cerdo renuncia voluntariamente a su ración de pienso".
Francisco Rubiales
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