La próxima visita del presidente Zapatero a Ceuta y Melilla es una oportunidad única que se le presenta al lider socialista para demostrar ante la sociedad espñola la valentía y el sentido de Estado que no supieron demostrar en ese asunto ni Felipe González ni José María Aznar. Pero también es una oportunidad para hacer saber a Marruecos que España no admite chantajes o coacciones.
El gesto adquiere más valor después de que la prensa marroquí ha calificado hoy como "lamentable, inoportuna y provocadora" esa visita del presidente del gobierno de España a dos de las ciudades del pais que gobierna.
Después de retroceder demasiadas veces ante la arrogante osadía de Marruecos, quizás sea esta la ocasión de demostrar al "amigo" marroquí que esas ciudades son españolas desde mucho antes de que Marruecos existiera como nación y, de camino, hacer saber al vecino del sur que España no admite chantajes ni presiones que mermen su dignidad y soberanía.
'L'Opinion', órgano de los socialistas marroquíes, asegura que la visita es "atentatoria contra los sentimientos de los marroquíes", ya que se produce en contra del sentido de la evolución que conocen las relaciones hispano-marroquíes y que se han centrado "en la buena vecindad, la comprensión, el respeto mutuo y la cooperación en todos los frentes".
A ese periódico habría que explicarle que visitar sus territorios es un derecho inalienable de un dirigente democrático y que España no está atravesanda en estos momentos uno de esos momentos históricos de debilidad que Marruecos suele aprovechaer para ganar batallas con la facilidad con que ganó el Sahara, tras la Marcha Verde.
Una opinión similar expresa el diario 'Al Alam', órgano del partido nacionalista Istiqlal, que recordó que el Reino alauí siempre ha apoyado la "apertura" de conversaciones sobre el estatus de Ceuta y Melilla, como lo testimonia la proposición hecha por Hassan II (a mediados de la década de los ochenta) a favor de crear una célula de reflexión sobre los dos presidios.
La vicepresidenta primera y portavoz del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, estimó el pasado viernes que la visita de Zapatero a Ceuta y Melilla no afectará en absoluto a las buenas relaciones que mantienen España y Marruecos en la actualidad.
La visita, si se produce, representa una ocasión única para demostrar al Partido Popular que la defensa de España no es en modo alguno un monopolio del PP, máxime cuando el propio José María Aznar no tuvo el valor de visitar Ceuta y Melilla, a pesar de que los representantes de esas ciudades se lo pidieron hasta el cansancio.
Se trata del primer viaje de carácter oficial de un presidente del Gobierno desde 1980.
El gobierno español ha expresado, por boca de la vicepresidenta De la Vega, su interés en que Marruecos y España, después de la visita, sigan manteniendo las mismas relaciones y aclaró que "no hay ningún problema" con los viajes que pueda realizar Zapatero "a donde quiera que sea".
El gesto adquiere más valor después de que la prensa marroquí ha calificado hoy como "lamentable, inoportuna y provocadora" esa visita del presidente del gobierno de España a dos de las ciudades del pais que gobierna.
Después de retroceder demasiadas veces ante la arrogante osadía de Marruecos, quizás sea esta la ocasión de demostrar al "amigo" marroquí que esas ciudades son españolas desde mucho antes de que Marruecos existiera como nación y, de camino, hacer saber al vecino del sur que España no admite chantajes ni presiones que mermen su dignidad y soberanía.
'L'Opinion', órgano de los socialistas marroquíes, asegura que la visita es "atentatoria contra los sentimientos de los marroquíes", ya que se produce en contra del sentido de la evolución que conocen las relaciones hispano-marroquíes y que se han centrado "en la buena vecindad, la comprensión, el respeto mutuo y la cooperación en todos los frentes".
A ese periódico habría que explicarle que visitar sus territorios es un derecho inalienable de un dirigente democrático y que España no está atravesanda en estos momentos uno de esos momentos históricos de debilidad que Marruecos suele aprovechaer para ganar batallas con la facilidad con que ganó el Sahara, tras la Marcha Verde.
Una opinión similar expresa el diario 'Al Alam', órgano del partido nacionalista Istiqlal, que recordó que el Reino alauí siempre ha apoyado la "apertura" de conversaciones sobre el estatus de Ceuta y Melilla, como lo testimonia la proposición hecha por Hassan II (a mediados de la década de los ochenta) a favor de crear una célula de reflexión sobre los dos presidios.
La vicepresidenta primera y portavoz del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, estimó el pasado viernes que la visita de Zapatero a Ceuta y Melilla no afectará en absoluto a las buenas relaciones que mantienen España y Marruecos en la actualidad.
La visita, si se produce, representa una ocasión única para demostrar al Partido Popular que la defensa de España no es en modo alguno un monopolio del PP, máxime cuando el propio José María Aznar no tuvo el valor de visitar Ceuta y Melilla, a pesar de que los representantes de esas ciudades se lo pidieron hasta el cansancio.
Se trata del primer viaje de carácter oficial de un presidente del Gobierno desde 1980.
El gobierno español ha expresado, por boca de la vicepresidenta De la Vega, su interés en que Marruecos y España, después de la visita, sigan manteniendo las mismas relaciones y aclaró que "no hay ningún problema" con los viajes que pueda realizar Zapatero "a donde quiera que sea".
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