El gobierno de Pedro Sánchez es un pelele sin fuerza ni recursos que ya sólo pude ser rehén de los partidos antiespañoles que lo sostienen, a los que paga facturas indignas.
La salud democrática y la decencia aconsejan que el presidente dimita y convoque elecciones, pero se impone la soberbia del podrido PSOE, que ha decidido resistir porque sabe que perdería las elecciones.
Es un comportamiento inmoral y totalitario que niega al pueblo el derecho a votar y antepone los intereses de los partidos a la limpieza y calidad del sistema democrático.
Es un asesinato de la libertad en toda regla, un abrazo a la dictadura y una inmersión en la bajeza y la indecencia.
El sanchismo, al asumir esa política, abraza el peor de los fascismos y se lanza por la bastarda e indecente vía que conduce a la dictadura.
A partir de ahora, el sanchismo, rodeado de investigadores y jueces que descubren sus maldades e indecencias y que les empujan hasta la cárcel, se ha enrocado en la suciedad y ha cruzado las líneas rojas más dramáticas, colocándose a sólo un paso de sacar las pistolas e imponer una dictadura por la fuerza.
Francisco Rubiales
La salud democrática y la decencia aconsejan que el presidente dimita y convoque elecciones, pero se impone la soberbia del podrido PSOE, que ha decidido resistir porque sabe que perdería las elecciones.
Es un comportamiento inmoral y totalitario que niega al pueblo el derecho a votar y antepone los intereses de los partidos a la limpieza y calidad del sistema democrático.
Es un asesinato de la libertad en toda regla, un abrazo a la dictadura y una inmersión en la bajeza y la indecencia.
El sanchismo, al asumir esa política, abraza el peor de los fascismos y se lanza por la bastarda e indecente vía que conduce a la dictadura.
A partir de ahora, el sanchismo, rodeado de investigadores y jueces que descubren sus maldades e indecencias y que les empujan hasta la cárcel, se ha enrocado en la suciedad y ha cruzado las líneas rojas más dramáticas, colocándose a sólo un paso de sacar las pistolas e imponer una dictadura por la fuerza.
Francisco Rubiales
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