
Trump desprecia a Pedro Sánchez y lo tiene desconcertado y atemorizado. El español, campeon del wokismo progre marxista, no sabe si ponerse de rodillas o suicidarse declarándole la guerra.
Trump no ha puesto de moda ser "facha", sino ser "antisocialista". Tan sólo por eso merece un respeto, aunque esté trastornando el diseño del mundo entero.
La alianza de los países del Atlántico Norte (Estados Unidos y Europa) ha sido la espina dorsal del mundo desde el fin de la Primera Guerra Mundial,sobre todo a partir de la II Guerra, pero en la Era Trump se vacía de contenido y carece de sentido porque Rusia ya no es el gran enemigo a batir.
Rusia y China eran los malos, pero ahora Rusia parece que ya no lo es. Europa era la gran aliada de Estados Unidos, pero ya no lo es. Washington actuaba como el gran protector de la democracia, pero ahora nadie sabe qué es democracia y qué no lo es o si la autocracia es la nueva moda que se impondrá.
Hasta The New York Times, uno de los diarios más pro abortistas del mundo, está cambiando de rumbo. Por su parte, el diario español El País, bandera de los progres de izquierda, afirma que Trump empieza a cambiar el mundo, pero advierte que "no para bien". En general, la prensa mundial duda y no se atreve todavía a emitir juicios contundentes sobre lo que Trump representa.
Trump transforma en un show de éxito su primer discurso ante el Congreso y presume de lo conseguido durante su primer mes: "Sólo estamos empezando", afirma amenazante y asegura que "los aranceles no solo protegen empleos estadounidenses, sino también el alma de nuestro país".
En realidad se ha quedado corto porque los aranceles, que son el alma de su política, lo cambiarán todo porque están dinamitando el mundo existente, basado en el libre comercio y las alianzas contra el totalitarismo y la corrupción, vicios que al final se habían incrustado en el llamado mundo libre, podrido de corrupción y abuso de poder.
La llegada de Trump está zarandeando el mundo y hasta cuestiona el deñado concepto del poder político mundial. No se sabe si los canallas y corruptos que se habían apoderado de los estados y que gobernaban la tierra podrán seguir en el poder tras la llegada de Trump, o si serán defenestrados, como merecen y necesita el mundo para ser mejor.
La resistencia que luchaba contra la hipócrita ideología woke, el marxismo y la Agenda 2030 también sufre de confusión y no sabe si fiarse o no de los cambios que provoca Trump. Acabar con el corrupto e hipócrita socialismo está bien, como también es positivo fustigar a las derechas viejas acobardadas y contaminadas de socialismo, pero ¿Qué es lo que trae consigo el trumpismo? ¿Más sociedad o más Estado? ¿Más élites o más pueblo? ¿Más democracia o un nuevo sistema, todavía indefinido?
Sin el paraguas militar norteamericano, Europa se siente desvalida y muchos de los aliados de Washington se sienten desamparados ¿Habrá repuestos para las armas americanas, que son el eje de decenas de ejércitos del mundo? ¿Habrá boicot tecnológico? ¿Hasta donde llegarán las represalias si a los aranceles se responde con otros aranceles, como es lógico? ¡Está más cerca o más lejos la Tercera Guerra Mundial? ¿Que va a ocurrirle a los sinvergüenzas en el poder, como el español Pedro Sánchez? ¿Serán desalojados o tolerados, con tal de que se dobleguen ante el más fuerte? ¿Que destino le espera a la libertad en un mundo dominado por los pistoleros mejor armados y más rápidos?
Por el momento, lo único indiscutible es que todo el mundo quiere rearmarse y que tenemos un nuevo sheriff, que es fuerte y quiere imponer su ley.
Francisco Rubiales
La alianza de los países del Atlántico Norte (Estados Unidos y Europa) ha sido la espina dorsal del mundo desde el fin de la Primera Guerra Mundial,sobre todo a partir de la II Guerra, pero en la Era Trump se vacía de contenido y carece de sentido porque Rusia ya no es el gran enemigo a batir.
Rusia y China eran los malos, pero ahora Rusia parece que ya no lo es. Europa era la gran aliada de Estados Unidos, pero ya no lo es. Washington actuaba como el gran protector de la democracia, pero ahora nadie sabe qué es democracia y qué no lo es o si la autocracia es la nueva moda que se impondrá.
Hasta The New York Times, uno de los diarios más pro abortistas del mundo, está cambiando de rumbo. Por su parte, el diario español El País, bandera de los progres de izquierda, afirma que Trump empieza a cambiar el mundo, pero advierte que "no para bien". En general, la prensa mundial duda y no se atreve todavía a emitir juicios contundentes sobre lo que Trump representa.
Trump transforma en un show de éxito su primer discurso ante el Congreso y presume de lo conseguido durante su primer mes: "Sólo estamos empezando", afirma amenazante y asegura que "los aranceles no solo protegen empleos estadounidenses, sino también el alma de nuestro país".
En realidad se ha quedado corto porque los aranceles, que son el alma de su política, lo cambiarán todo porque están dinamitando el mundo existente, basado en el libre comercio y las alianzas contra el totalitarismo y la corrupción, vicios que al final se habían incrustado en el llamado mundo libre, podrido de corrupción y abuso de poder.
La llegada de Trump está zarandeando el mundo y hasta cuestiona el deñado concepto del poder político mundial. No se sabe si los canallas y corruptos que se habían apoderado de los estados y que gobernaban la tierra podrán seguir en el poder tras la llegada de Trump, o si serán defenestrados, como merecen y necesita el mundo para ser mejor.
La resistencia que luchaba contra la hipócrita ideología woke, el marxismo y la Agenda 2030 también sufre de confusión y no sabe si fiarse o no de los cambios que provoca Trump. Acabar con el corrupto e hipócrita socialismo está bien, como también es positivo fustigar a las derechas viejas acobardadas y contaminadas de socialismo, pero ¿Qué es lo que trae consigo el trumpismo? ¿Más sociedad o más Estado? ¿Más élites o más pueblo? ¿Más democracia o un nuevo sistema, todavía indefinido?
Sin el paraguas militar norteamericano, Europa se siente desvalida y muchos de los aliados de Washington se sienten desamparados ¿Habrá repuestos para las armas americanas, que son el eje de decenas de ejércitos del mundo? ¿Habrá boicot tecnológico? ¿Hasta donde llegarán las represalias si a los aranceles se responde con otros aranceles, como es lógico? ¡Está más cerca o más lejos la Tercera Guerra Mundial? ¿Que va a ocurrirle a los sinvergüenzas en el poder, como el español Pedro Sánchez? ¿Serán desalojados o tolerados, con tal de que se dobleguen ante el más fuerte? ¿Que destino le espera a la libertad en un mundo dominado por los pistoleros mejor armados y más rápidos?
Por el momento, lo único indiscutible es que todo el mundo quiere rearmarse y que tenemos un nuevo sheriff, que es fuerte y quiere imponer su ley.
Francisco Rubiales
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