Basta echar una mirada a Pedro Sánchez, a su entorno y a su partido para asumir que la política española es una cloaca inmunda. Sus familiares y amigos hacen cola ante los juzgados y la cárcel y el mismo presidente avanza hasta el banquillo sospechoso de ser el número uno de las tramas corruptas.
Para los políticos españoles no existe el infierno, que es un lugar terrible únicamente reservado al pueblo. Sus salarios, pensiones, dietas, apoyos, ventajas, complicidades y protecciones conforman un enorme útero que los protege y los beneficia durante toda la vida. Basta alcanzar un alto nivel de protagonismo y, sobre todo, de secretos internos para convertirse en un intocable al que el partido jamás abandonará y seguirá protegiendo y cuidando para siempre.
España tiene más aforados que el resto de la Unión Europea junta. Es un dato indiscutible que denota privilegios portentosos y corruptos.
Ser político en España equivale a buena vida garantizada. No hay exigencias, ni obligaciones duras, ni siquiera se pagan los errores. Solo hay que disfrutar del paraíso o del botín. Muchos estipendios están libres de impuestos. Si ganas, gobiernas y disfrutas con plenitud de poder, privilegios y gloria, pero si pierdes, el partido te cuida, te coloca en un sitio cómodo, bien remunerado, en espera de alcanzar la victoria en el futuro, viviendo a costa del ciudadano y disfrutando del paraíso que los políticos se han construido en España para el propio beneficio y disfrute.
Los políticos en España, tras haber prostituido la democracia y haberse apoderado del Estado, del que han expulsado a los ciudadanos y a los valores y principios que configuran la verdadera democracia, van al combate como van los yihadistas, cargados de confianza y sin temor al fracaso porque si mueren disfrutarán de los ríos de leche y miel y de las bellas huríes que les esperan en el paraíso, pero si no mueren, disfrutarán del botín y de los despojos de los vencidos.
No existe en España mejor carrera que la política. Parece hecha a medida para mediocres ambiciosos sin principios y para listos sin exigencias éticas y sin capacidad para competir y enfrentarse a la vida sin ventajas. El político no necesita título alguno, ni saber idiomas, ni otras habilidades, salvo amar al partido y someterse al líder con humildad durante un largo periodo, hasta que llega la gloria.
El secreto para triunfar en la política española consiste en ser un gregario fiel del que manda, no en servir al pueblo, ni demostrar valores cívicos. La política está mejor pagada que cualquier otra profesión y, si se llega alto y se carece de moral, lo que casi siempre se consigue con paciencia, permite ingresos ocultos que disparan el patrimonio.
Es la única profesión conocida que no rinde cuentas ni tiene que pagar por sus errores, a pesar de que cuando los comete causa daños terribles. En las verdaderas democracias los errores se pagan con la dimisión inmediata y las violaciones del sistema o de las leyes con la cárcel, pero en España nadie dimite y para ir a la cárcel un político tendría que ser poco menos que un asesino en serie. Están blindados porque han intervenido y pervertido el poder judicial y porque han configurado el poder de manera que se gobierno sin riesgos y sin rendir cuenta al verdadero dueño del sistema, que es el ciudadano, al que han expropiado el Estado y han expulsado del Consejo de Administración.
El secreto para triunfar en política no consiste en servir al pueblo y luchar por una sociedad mejor, sino en mantenerse como perro fiel del líder del partido el tiempo necesario para escalar puestos y, una vez arriba, acumular cargos y secretos suficientes para que el partido te cuide el resto de tu vida. Es así como funcionan las cosas: si conoces suficientes secretos, sobre todo si son inconfesables y sucios, tu futuro está garantizado.
Los políticos, en España, son los nuevos amos y la mayor escoria del país.
Francisco Rubiales
Para los políticos españoles no existe el infierno, que es un lugar terrible únicamente reservado al pueblo. Sus salarios, pensiones, dietas, apoyos, ventajas, complicidades y protecciones conforman un enorme útero que los protege y los beneficia durante toda la vida. Basta alcanzar un alto nivel de protagonismo y, sobre todo, de secretos internos para convertirse en un intocable al que el partido jamás abandonará y seguirá protegiendo y cuidando para siempre.
España tiene más aforados que el resto de la Unión Europea junta. Es un dato indiscutible que denota privilegios portentosos y corruptos.
Ser político en España equivale a buena vida garantizada. No hay exigencias, ni obligaciones duras, ni siquiera se pagan los errores. Solo hay que disfrutar del paraíso o del botín. Muchos estipendios están libres de impuestos. Si ganas, gobiernas y disfrutas con plenitud de poder, privilegios y gloria, pero si pierdes, el partido te cuida, te coloca en un sitio cómodo, bien remunerado, en espera de alcanzar la victoria en el futuro, viviendo a costa del ciudadano y disfrutando del paraíso que los políticos se han construido en España para el propio beneficio y disfrute.
Los políticos en España, tras haber prostituido la democracia y haberse apoderado del Estado, del que han expulsado a los ciudadanos y a los valores y principios que configuran la verdadera democracia, van al combate como van los yihadistas, cargados de confianza y sin temor al fracaso porque si mueren disfrutarán de los ríos de leche y miel y de las bellas huríes que les esperan en el paraíso, pero si no mueren, disfrutarán del botín y de los despojos de los vencidos.
No existe en España mejor carrera que la política. Parece hecha a medida para mediocres ambiciosos sin principios y para listos sin exigencias éticas y sin capacidad para competir y enfrentarse a la vida sin ventajas. El político no necesita título alguno, ni saber idiomas, ni otras habilidades, salvo amar al partido y someterse al líder con humildad durante un largo periodo, hasta que llega la gloria.
El secreto para triunfar en la política española consiste en ser un gregario fiel del que manda, no en servir al pueblo, ni demostrar valores cívicos. La política está mejor pagada que cualquier otra profesión y, si se llega alto y se carece de moral, lo que casi siempre se consigue con paciencia, permite ingresos ocultos que disparan el patrimonio.
Es la única profesión conocida que no rinde cuentas ni tiene que pagar por sus errores, a pesar de que cuando los comete causa daños terribles. En las verdaderas democracias los errores se pagan con la dimisión inmediata y las violaciones del sistema o de las leyes con la cárcel, pero en España nadie dimite y para ir a la cárcel un político tendría que ser poco menos que un asesino en serie. Están blindados porque han intervenido y pervertido el poder judicial y porque han configurado el poder de manera que se gobierno sin riesgos y sin rendir cuenta al verdadero dueño del sistema, que es el ciudadano, al que han expropiado el Estado y han expulsado del Consejo de Administración.
El secreto para triunfar en política no consiste en servir al pueblo y luchar por una sociedad mejor, sino en mantenerse como perro fiel del líder del partido el tiempo necesario para escalar puestos y, una vez arriba, acumular cargos y secretos suficientes para que el partido te cuide el resto de tu vida. Es así como funcionan las cosas: si conoces suficientes secretos, sobre todo si son inconfesables y sucios, tu futuro está garantizado.
Los políticos, en España, son los nuevos amos y la mayor escoria del país.
Francisco Rubiales
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