En la madrugada del 29 de junio, en Bruselas, tras una amenaza de bloqueo conjunta de Italia y España, usted cedió y permitió que Europa preste dinero a nuestros arruinados bancos y que se compre deuda para aliviar el acoso de los mercados a España e Italia. Aunque sabemos que usted ha exigido condiciones, muchos demócratas españoles no sabemos si agradecer o lamentar su gesto, pues tememos que nuestros políticos, con el grifo del dinero barato abierto, sigan utilizandolo para apuntalar su dañado e injusto sistema político, para mantener activa la corrupción y fortalecer su apuesta por el despilfarro, el abuso y la antidemocracia.
Sabemos que usted cree haber ayudado a España, pero muchos españoles teníamos la esperanza de que la escasez de dinero obligara a nuestros políticos a ser mas demócratas, a adelgazar el Estado español, monstruoso, insostenible y plagado de enchufados y familiares del poder, a renunciar a muchos de sus indecentes privilegios y a otorgar al ciudadano el papel de protagonismo que le ha sido usurpado por la sucia partitocracia española.
Nos gustaría que comprendiera algo que los demócratas españoles conocemos muy bien: España no tendrá remedio hasta que no se libre de su corrupta y antidemocrática casta política, que debe ser sustituida por gente demócrata y decente. Mientras el Estado siga en manos de los actuales políticos inmunes e impunes, miles de los cuales son culpables de haber saqueado las cajas de ahorro y las arcas publicas, España seguirá enferma, retrocediendo, despilfarrando y sin pagar sus cuantiosas deudas.
Si usted quiere que España pague y que los acreedores cobren, tiene que presionar para librar a España de ladrones, impidiendo que sigan practicando el abuso y la corrupción, construyendo aeropuertos sin aviones, trenes sin viajeros y miles de instituciones y empresas innecesarias, solo útiles para que los amigos del poder puedan cobrar altos sueldos del Estado. El dinero honrado de los europeos del norte debería servir para que los políticos españoles respeten el sagrado principio de que el pueblo esta por encima de todas las instituciones, no para seguir sufragando la orgía oficial española de injusticia, corrupción y abuso.
Es imposible que España resurja y retorne a la prosperidad mientras persista el terrible divorcio existente entre los ciudadanos y sus políticos, identificados en las encuestas como el tercer gran problema del pais, solo superado por el desempleo y la crisis económica.
Se equivoca usted exigiendo solo contrapartidas económicas y fiscales. Son importantes, pero de nada servirán si no se restauran en España la democracia y la decencia. España, mas que un rescate de su economía necesita el rescate de su dignidad como patria de hombres y mujeres libres y honrados, liderados por gente fiable, con partidos políticos bajo control y sin la terrible manada actual de políticos predadores profesionales, siempre listos para anteponer sus intereses al bien común y para sembrar el territorio de dolor, injusticia, abuso y fracaso.
No cometa usted el error de permitir que los mismos políticos que nos han conducido hasta la ruina y el desastre sean los que gestionen los dineros prestados por Europa. Ellos no tienen altura moral ni méritos para hacerlo, tras haber hecho pagar injustamente la dura factura de la crisis a su propio pueblo, sin adelgazar previamente el Estado, sin recuperar el cuantioso dinero que han robado, sin haber pedido perdón por los daños causados a España y a sus ciudadanos y sin haber renunciado a sus inmerecidos lujos y privilegios, construidos indignamente sobre la pobreza de millones de españoles.
Sabemos que usted cree haber ayudado a España, pero muchos españoles teníamos la esperanza de que la escasez de dinero obligara a nuestros políticos a ser mas demócratas, a adelgazar el Estado español, monstruoso, insostenible y plagado de enchufados y familiares del poder, a renunciar a muchos de sus indecentes privilegios y a otorgar al ciudadano el papel de protagonismo que le ha sido usurpado por la sucia partitocracia española.
Nos gustaría que comprendiera algo que los demócratas españoles conocemos muy bien: España no tendrá remedio hasta que no se libre de su corrupta y antidemocrática casta política, que debe ser sustituida por gente demócrata y decente. Mientras el Estado siga en manos de los actuales políticos inmunes e impunes, miles de los cuales son culpables de haber saqueado las cajas de ahorro y las arcas publicas, España seguirá enferma, retrocediendo, despilfarrando y sin pagar sus cuantiosas deudas.
Si usted quiere que España pague y que los acreedores cobren, tiene que presionar para librar a España de ladrones, impidiendo que sigan practicando el abuso y la corrupción, construyendo aeropuertos sin aviones, trenes sin viajeros y miles de instituciones y empresas innecesarias, solo útiles para que los amigos del poder puedan cobrar altos sueldos del Estado. El dinero honrado de los europeos del norte debería servir para que los políticos españoles respeten el sagrado principio de que el pueblo esta por encima de todas las instituciones, no para seguir sufragando la orgía oficial española de injusticia, corrupción y abuso.
Es imposible que España resurja y retorne a la prosperidad mientras persista el terrible divorcio existente entre los ciudadanos y sus políticos, identificados en las encuestas como el tercer gran problema del pais, solo superado por el desempleo y la crisis económica.
Se equivoca usted exigiendo solo contrapartidas económicas y fiscales. Son importantes, pero de nada servirán si no se restauran en España la democracia y la decencia. España, mas que un rescate de su economía necesita el rescate de su dignidad como patria de hombres y mujeres libres y honrados, liderados por gente fiable, con partidos políticos bajo control y sin la terrible manada actual de políticos predadores profesionales, siempre listos para anteponer sus intereses al bien común y para sembrar el territorio de dolor, injusticia, abuso y fracaso.
No cometa usted el error de permitir que los mismos políticos que nos han conducido hasta la ruina y el desastre sean los que gestionen los dineros prestados por Europa. Ellos no tienen altura moral ni méritos para hacerlo, tras haber hecho pagar injustamente la dura factura de la crisis a su propio pueblo, sin adelgazar previamente el Estado, sin recuperar el cuantioso dinero que han robado, sin haber pedido perdón por los daños causados a España y a sus ciudadanos y sin haber renunciado a sus inmerecidos lujos y privilegios, construidos indignamente sobre la pobreza de millones de españoles.
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