El ministro de Educación, José Ignacio Wert, incendió este jueves con sus palabras en el Congreso de los Diputados la ya complicada y tensa precampaña electoral en Cataluña al admitir el interés del Gobierno de Rajoy por “españolizar a los alumnos catalanes”, con el fin de que “se sientan tan orgullosos de ser españoles como catalanes”.
El ministro tiene razón porque su idea de "españolizar" no es colonialista, sino reparadora y pretende únicamente neutralizar la catalanización drástica sufrida por los escolares catalanes durante las últimas décadas, una colonización mental patrocinada por el nacionalismo y cobardemente tolerada por los gobiernos socialistas y del PP, que podrían haber incurrido en delito por su connivencia, complicidad y permisividad con los abusos de un nacionalismo catalán que se ha comportado como auténtico "enemigo" de España y de sus ciudadanos. .
La útilización de la palabra "españolizar" no es apropiada, no sólo porque despierte recelos y odios en la Cataluña nacionalista, ya habituada a odiar a lo español, sino porque es incompleta y no ataca el verdadero problema de la educación de las últimas generaciones catalanas, que, tras perder valores humanos y cívicos fundamentales, necesitan más ser "civilizadas" que "españolizadas".
Civilización es capacidad para convivir en paz y tolerancia, asumiendo objetivos comunes, justo lo contrario de lo que ha enseñado en nacionalismo catalán, que ha estimulado el odio a todo lo español y envenenado la convivencia dentro de la misma nación con victimismo, mentiras y argumentos falsos. La democracia, cuando es auténtica y limpia, es pura civilización, ya que permite convivir en paz y en libertad, incluso dentro del desacuerdo y del conflicto. Cataluña padece, todavía más intensamente que el resto de España, un enorme déficit de democracia, con su sociedad habituada a la mentira de sus gobernantes, al adoctrinamiento, al odio y a dosis nada despreciables de deslealtad y totalitarismo, como el castigo a los que rotulan en español y la marginación de los que emplean ese idioma y desconocen el catalán.
La "civilización" está unida a la cultura de la paz y de la solidaridad y de la cooperación entre pueblos y ciudadanos, justo lo contrario del odio, el victimismo, la exclusión y a otros muchos sentimientos propagados por el incivilizado nacionalismo catalán. En lo que se refiere a los jóvenes estudiantes, es evidente y está más allá de toda sospecha que unos alumnos adoctrinados en el odio y en el rechazo a lo español, en base a mentiras tan burdas como "España nos roba", están escasamente civilizados.
Otros "pecados" del catalanismo político como el irrespeto a las leyes, el incumplimiento de la constitución y el desacato a las sentencias de los altos tribunales reflejan también actitudes y sentimientos incivilizados y antidemocráticos.
Así que el ministro Wert habría acertado más si hubiera hablado en el Congreso de la necesidad de "civilizar" a los niños y jóvenes catalanes, víctimas de un adoctrinamiento feroz que, en ocasiones, roza lo delictivo, como lo demuestra el programa recientemente emitido por la televisión nacionalista catalana (TV3), donde un cazador disparaba su pistola y abatía al "rey cutre" extranjero de los españoles y hería en la pierna al periodista Sostres porque critica en exceso a Cataluña, programa ya retirado de la Web de la emisora y cuya directora (aparentemente) ha dimitido, no porque se haya excedido, como dicen, sino porque ese exceso es inoportuno en un momento electoral donde todos los políticos nacionalistas mienten, prometen que la independencia generará una Cataluña idílica y apuestan por incrementar el independentismo con todas sus energías.
Si tiene usted dudas sobre las tesis afrontadas en este artículo sobre "adoctrinamiento" de los niños catalanes e "incivilización", pulse AQUI y visione un vídeo aterrador sobre el adoctrinamiento brutal que se realiza en escuelas catalanas.
El ministro tiene razón porque su idea de "españolizar" no es colonialista, sino reparadora y pretende únicamente neutralizar la catalanización drástica sufrida por los escolares catalanes durante las últimas décadas, una colonización mental patrocinada por el nacionalismo y cobardemente tolerada por los gobiernos socialistas y del PP, que podrían haber incurrido en delito por su connivencia, complicidad y permisividad con los abusos de un nacionalismo catalán que se ha comportado como auténtico "enemigo" de España y de sus ciudadanos. .
La útilización de la palabra "españolizar" no es apropiada, no sólo porque despierte recelos y odios en la Cataluña nacionalista, ya habituada a odiar a lo español, sino porque es incompleta y no ataca el verdadero problema de la educación de las últimas generaciones catalanas, que, tras perder valores humanos y cívicos fundamentales, necesitan más ser "civilizadas" que "españolizadas".
Civilización es capacidad para convivir en paz y tolerancia, asumiendo objetivos comunes, justo lo contrario de lo que ha enseñado en nacionalismo catalán, que ha estimulado el odio a todo lo español y envenenado la convivencia dentro de la misma nación con victimismo, mentiras y argumentos falsos. La democracia, cuando es auténtica y limpia, es pura civilización, ya que permite convivir en paz y en libertad, incluso dentro del desacuerdo y del conflicto. Cataluña padece, todavía más intensamente que el resto de España, un enorme déficit de democracia, con su sociedad habituada a la mentira de sus gobernantes, al adoctrinamiento, al odio y a dosis nada despreciables de deslealtad y totalitarismo, como el castigo a los que rotulan en español y la marginación de los que emplean ese idioma y desconocen el catalán.
La "civilización" está unida a la cultura de la paz y de la solidaridad y de la cooperación entre pueblos y ciudadanos, justo lo contrario del odio, el victimismo, la exclusión y a otros muchos sentimientos propagados por el incivilizado nacionalismo catalán. En lo que se refiere a los jóvenes estudiantes, es evidente y está más allá de toda sospecha que unos alumnos adoctrinados en el odio y en el rechazo a lo español, en base a mentiras tan burdas como "España nos roba", están escasamente civilizados.
Otros "pecados" del catalanismo político como el irrespeto a las leyes, el incumplimiento de la constitución y el desacato a las sentencias de los altos tribunales reflejan también actitudes y sentimientos incivilizados y antidemocráticos.
Así que el ministro Wert habría acertado más si hubiera hablado en el Congreso de la necesidad de "civilizar" a los niños y jóvenes catalanes, víctimas de un adoctrinamiento feroz que, en ocasiones, roza lo delictivo, como lo demuestra el programa recientemente emitido por la televisión nacionalista catalana (TV3), donde un cazador disparaba su pistola y abatía al "rey cutre" extranjero de los españoles y hería en la pierna al periodista Sostres porque critica en exceso a Cataluña, programa ya retirado de la Web de la emisora y cuya directora (aparentemente) ha dimitido, no porque se haya excedido, como dicen, sino porque ese exceso es inoportuno en un momento electoral donde todos los políticos nacionalistas mienten, prometen que la independencia generará una Cataluña idílica y apuestan por incrementar el independentismo con todas sus energías.
Si tiene usted dudas sobre las tesis afrontadas en este artículo sobre "adoctrinamiento" de los niños catalanes e "incivilización", pulse AQUI y visione un vídeo aterrador sobre el adoctrinamiento brutal que se realiza en escuelas catalanas.
Comentarios: