Expusamos a los musulmanes, pero ellos dejaron en España su triste sumisión al poder
Es tan profundo el sometimiento de los españoles al poder y nuestra cobardía y predisposición a aceptar la tiranía que solo cabe atribuir a nuestros genes y a nuestra cultura esos inmensos defectos.
El gesto de los españoles que desengancharon los caballos para tirar ellos mismos de la carroza de Fernando VII, el rey mas traidor y felón de nuestra historia, mientras el pueblo apostaba por el absolutismo y rechazaba las libertades, gritando "¡Vivan las caenas!" es lo bastante elocuente para explicar la miseria moral que a veces brota del alma sometida de los españoles.
Nuestros gobernantes actuales lo saben y nos conocen, lo que les anima a sojuzgarnos sin piedad y a gobernar a capricho, de espaldas a la voluntad popular. Están por la labor de establecer un sistema social basado en que todos y todo esté bajo el poder del Estado. Aquí en el fondo eso a la gente no le molesta, pues aquí la gran mayoría quiere que el Estado sea el padre benefactor de todo y de todos. En España, gobernar consiste en repartir dinero y favores a los más cercanos. Es un país donde hasta los grandes empresarios piden ayuda al Estado y donde se soportan os peores abusos del poder: injusticias, abusos subidas de impuestos desproporcionadas, despilfarros, etc.
Hay que reconocer que no somos sajones ni celtas, pueblos que llevan en sus genes una forma de ver la vida muy distinta a la de los iberos (catalanes y vascos incluidos). Los celtas y sajones son mas rudos, más fuertes, mas predispuestos a luchar por lo suyo. Aquí nos dejamos llevar por el que nos promete más a cambio de menos. No tenemos inculcado la rebeldía, ni el orgullo de ser libres, ni la defensa a ultranza de los derechos y la dignidad de la persona frente al poder. Aquí preferimos que nos solucionen los problemas otros, y da igual si hay mucha deuda pública o piden impuestos confiscatorios y crueles porque muchos confían en burlar la ley y escaqueare, si pueden.
Otros antropólogos y estudiosos de la cultura española afirman que más que la influencia árabe, lo que hace cobardes y sumisos a los españoles es el trabajo de demolición de los valores y el pésimo ejemplo que han dado los políticos y la clase dirigente en general, durante siglos. La Historia demuestra que el que se somete en España sobrevive y el que se rebela termina muriendo o en la ruina. La Historia de España ha sido, en gran medida y salvo excepciones saludables, la de dirigentes miserables y viciosos que han impuesto al pueblo una cultura basada en la mentira, la picaresca, el engaño, el miedo, la venganza y hasta la muerte.
En Francia, con menos razones para la rebelión que en España, los "chalecos amarillos" han doblegado al presidente Macrón con su rebelión.
La bajeza de los actuales gobernantes, cada día más separados del pueblo, arrogantes, ajenos a la democracia y dispuestos siempre a imponer su voluntad, incluso con la opinión pública en contra, no es sino la consecuencia de los vicios y miserias de la clase dirigente española desde hace siglos.
El futuro gobierno de Pedro Sánchez está preparando con impunidad una subida masiva de impuestos que va a aplastar a España y a provocar daños colaterales terribles, como la fuga de empresas y de inversiones, el empobrecimiento de las clases medias, el endeudamiento y la recesión económica, pero los españoles, acobardados, no sólo no combaten ese tsunamí que se les acerca, sino que se sienten orgullosos de haber votado y convertido en gobernantes a los sátrapas que promueven esa política suicida.
Francisco Rubiales
El gesto de los españoles que desengancharon los caballos para tirar ellos mismos de la carroza de Fernando VII, el rey mas traidor y felón de nuestra historia, mientras el pueblo apostaba por el absolutismo y rechazaba las libertades, gritando "¡Vivan las caenas!" es lo bastante elocuente para explicar la miseria moral que a veces brota del alma sometida de los españoles.
Nuestros gobernantes actuales lo saben y nos conocen, lo que les anima a sojuzgarnos sin piedad y a gobernar a capricho, de espaldas a la voluntad popular. Están por la labor de establecer un sistema social basado en que todos y todo esté bajo el poder del Estado. Aquí en el fondo eso a la gente no le molesta, pues aquí la gran mayoría quiere que el Estado sea el padre benefactor de todo y de todos. En España, gobernar consiste en repartir dinero y favores a los más cercanos. Es un país donde hasta los grandes empresarios piden ayuda al Estado y donde se soportan os peores abusos del poder: injusticias, abusos subidas de impuestos desproporcionadas, despilfarros, etc.
Hay que reconocer que no somos sajones ni celtas, pueblos que llevan en sus genes una forma de ver la vida muy distinta a la de los iberos (catalanes y vascos incluidos). Los celtas y sajones son mas rudos, más fuertes, mas predispuestos a luchar por lo suyo. Aquí nos dejamos llevar por el que nos promete más a cambio de menos. No tenemos inculcado la rebeldía, ni el orgullo de ser libres, ni la defensa a ultranza de los derechos y la dignidad de la persona frente al poder. Aquí preferimos que nos solucionen los problemas otros, y da igual si hay mucha deuda pública o piden impuestos confiscatorios y crueles porque muchos confían en burlar la ley y escaqueare, si pueden.
Otros antropólogos y estudiosos de la cultura española afirman que más que la influencia árabe, lo que hace cobardes y sumisos a los españoles es el trabajo de demolición de los valores y el pésimo ejemplo que han dado los políticos y la clase dirigente en general, durante siglos. La Historia demuestra que el que se somete en España sobrevive y el que se rebela termina muriendo o en la ruina. La Historia de España ha sido, en gran medida y salvo excepciones saludables, la de dirigentes miserables y viciosos que han impuesto al pueblo una cultura basada en la mentira, la picaresca, el engaño, el miedo, la venganza y hasta la muerte.
En Francia, con menos razones para la rebelión que en España, los "chalecos amarillos" han doblegado al presidente Macrón con su rebelión.
La bajeza de los actuales gobernantes, cada día más separados del pueblo, arrogantes, ajenos a la democracia y dispuestos siempre a imponer su voluntad, incluso con la opinión pública en contra, no es sino la consecuencia de los vicios y miserias de la clase dirigente española desde hace siglos.
El futuro gobierno de Pedro Sánchez está preparando con impunidad una subida masiva de impuestos que va a aplastar a España y a provocar daños colaterales terribles, como la fuga de empresas y de inversiones, el empobrecimiento de las clases medias, el endeudamiento y la recesión económica, pero los españoles, acobardados, no sólo no combaten ese tsunamí que se les acerca, sino que se sienten orgullosos de haber votado y convertido en gobernantes a los sátrapas que promueven esa política suicida.
Francisco Rubiales
Comentarios: