La serie "Cuéntame como pasó", cuyo guión, plagado de propaganda, tópicos y falsedades, pretendía ser la "biblia" de la falsa democracia española, un pretendido paso de la dictadura a la "democracia" narrado para lavar el cerebro y convencer a los españoles de que viven en un régimen de libertades, derechos y democracia real, no podía tener otro final que el de la denuncia por fraude de sus actores principales, convertidos en símbolos de una familia española de la clase media, por haber ocultado sus ganancias a Hacienda y haber sacado su dinero de España, depositándolos en paraísos fiscales.
A los Alcántaras les ha ocurrido lo que a los partidos políticos españoles, miles de cuyos miembros están bajo sospecha, mientras cientos de ellos hacen cola ante los tribunales para ser juzgados por corrupción y otros delitos, que reflejan la bajeza y la podredumbre del sistema creado tras la muerte de Franco, que se hizo pasar por una democracia sin haber sido otra cosa que una dictadura camuflada de partidos políticos y de políticos profesionales, sin participación ciudadana y sin respeto algunos a las verdaderas reglas de la democracia.
El fraude fiscal de los actores de la serie que quiso plasmar la gran mentira de la democracia española a través de la caja tonta es el inevitable y fiel reflejo de lo que la España actual es: un estercolero donde el sector público y los partidos políticos ocupan la cúspide de una perámide de poder sin freno, privilegios, basura, abusos y delitos de todo tipo, perpetrados por unas clases dominantes españolas que han gobernado el país sin decencia, solvencia, valores y acierto.
También es la prueba de que el sistema político español, carente de armaduras éticas, ideológicas y de espíritu de servicio, se cae hecho pedazos, incapaz de pedir perdón y de renunciar a sus grandes pecados, sobre todo a haber ignorado la democracia, haber construido un Estado insostenible, preñado de políticos innecesarios y de parásitos, de haber mentido y de haber gobernado sin pensar en el bien común, anteponiendo sus intereses al interés general y creando un reino sin ilusión, sin metas comunes y lleno de injusticias y abusos.
Por último, la ruina de "Cuentame como Pasó", una serie que debería quedar interrumpida de inmediato y fuera de programación, es también una denuncia clara del papel perverso que cumplen los medios de comunicación aliados del régimen y, sobre todo, la televisión, protagonistas de una inmensa operación de engaño y lavado de cerebro a los ciudadanos, a los que se les han ocultado las grandes injusticias, dramas, estafas y carencias del sistema, haciéndoles creer la mentira de que vivían en una democracia real, gobernada por gente capaz.
Francisco Rubiales
A los Alcántaras les ha ocurrido lo que a los partidos políticos españoles, miles de cuyos miembros están bajo sospecha, mientras cientos de ellos hacen cola ante los tribunales para ser juzgados por corrupción y otros delitos, que reflejan la bajeza y la podredumbre del sistema creado tras la muerte de Franco, que se hizo pasar por una democracia sin haber sido otra cosa que una dictadura camuflada de partidos políticos y de políticos profesionales, sin participación ciudadana y sin respeto algunos a las verdaderas reglas de la democracia.
El fraude fiscal de los actores de la serie que quiso plasmar la gran mentira de la democracia española a través de la caja tonta es el inevitable y fiel reflejo de lo que la España actual es: un estercolero donde el sector público y los partidos políticos ocupan la cúspide de una perámide de poder sin freno, privilegios, basura, abusos y delitos de todo tipo, perpetrados por unas clases dominantes españolas que han gobernado el país sin decencia, solvencia, valores y acierto.
También es la prueba de que el sistema político español, carente de armaduras éticas, ideológicas y de espíritu de servicio, se cae hecho pedazos, incapaz de pedir perdón y de renunciar a sus grandes pecados, sobre todo a haber ignorado la democracia, haber construido un Estado insostenible, preñado de políticos innecesarios y de parásitos, de haber mentido y de haber gobernado sin pensar en el bien común, anteponiendo sus intereses al interés general y creando un reino sin ilusión, sin metas comunes y lleno de injusticias y abusos.
Por último, la ruina de "Cuentame como Pasó", una serie que debería quedar interrumpida de inmediato y fuera de programación, es también una denuncia clara del papel perverso que cumplen los medios de comunicación aliados del régimen y, sobre todo, la televisión, protagonistas de una inmensa operación de engaño y lavado de cerebro a los ciudadanos, a los que se les han ocultado las grandes injusticias, dramas, estafas y carencias del sistema, haciéndoles creer la mentira de que vivían en una democracia real, gobernada por gente capaz.
Francisco Rubiales
Comentarios: