
El rechazo a estos dos ha crecido tras la injusticia del "cupo" catalán, una rotura inconstitucional de la igualdad y la solidaridad en el Estado español
Pedro molesta a los demócratas, a los que aman la regeneración, las empresas, a las que esquilma con impuestos y sumerge en la inseguridad, a los Bancos, a las Fuerzas Armadas, a la Corona, a los demócratas, a los que creen en Dios, a los patriotas y a los que luchan por la regeneración, la verdad, la información veraz, los valores y la libertad.
Ya molesta a Europa, a la que desprestigia con sus tendencias titánicas, a Estados Unidos, a la OTAN, a los globalistas y hasta a sus patrocinadores masones y del grupo de la Agenda 2039.
La impopularidad de Sánchez y sus errores generan desconfianza y alejan a sus partidarios. Hasta George Soros, su gran patrocinador, parece alejarse de él en los últimos meses.
Sánchez es como un grano en el culo para medio mundo y solo es soportado por la chusma degradada que integran los corruptos, los independentistas y golpistas vascos y catalanes, los mafiosos internacionales, los okupas, los inmigrantes ilegales que delinquen, los ordeñadores del Estado y los delincuentes de todo tipo, que se sienten protegidos, así como los comunistas, interesados en destruir la libertad para crear una tiranía roja en España.
La España podrida de Sánchez también molesta a los nuevos enemigos creados por el sanchismo: Argentina, Israel, Estados Unidos, Argelia y otros.
Pedro Sánchez tiene ya demasiados adversarios, tanto dentro como fuera del país. Sánchez ha lidiado con opositores dentro de su propio partido, el PSOE, donde figuras como Emiliano García-Page o Javier Lambán han mostrado posturas críticas hacia su liderazgo. Además, sectores tradicionales del partido, las denominadas "viejas glorias", han cuestionado su gestión, viéndola como una ruptura con ciertas raíces socialistas.
Fuera del PSOE, partidos como PP y VOX representan una oposición feroz, acusándolo de dividir España y de pactar con formaciones independentistas, lo que ha alimentado el rechazo de sectores conservadores, la judicatura, la Iglesia y ciertos cuerpos de seguridad.
Externamente, Sánchez ha enfrentado críticas en el ámbito internacional, particularmente en la Unión Europea y Estados Unidos, donde algunos sectores lo acusan de debilitar la imagen de España con decisiones controvertidas, como su postura en conflictos diplomáticos o su gestión de la economía. Además, se le atribuyen tensiones con instituciones como la Conferencia Episcopal y el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), así como con poderes económicos como la banca, que ven en sus políticas un desafío a sus intereses.
Estas dinámicas, según algunos, han contribuido a un desprestigio de España en el escenario global, aunque otros defienden que Sánchez resiste estas presiones con una resiliencia única en la política europea, enfrentándose a un entorno hostil con determinación.
El rechazo a Sánchez por parte de los españoles no es una opinión sino un dato que se refleja en las encuestas sobre intención de voto, según las cuales Sánchez perdería hoy unas elecciones generales por goleada, castigado seriamente por su propio pueblo.
Francisco Rubiales
Ya molesta a Europa, a la que desprestigia con sus tendencias titánicas, a Estados Unidos, a la OTAN, a los globalistas y hasta a sus patrocinadores masones y del grupo de la Agenda 2039.
La impopularidad de Sánchez y sus errores generan desconfianza y alejan a sus partidarios. Hasta George Soros, su gran patrocinador, parece alejarse de él en los últimos meses.
Sánchez es como un grano en el culo para medio mundo y solo es soportado por la chusma degradada que integran los corruptos, los independentistas y golpistas vascos y catalanes, los mafiosos internacionales, los okupas, los inmigrantes ilegales que delinquen, los ordeñadores del Estado y los delincuentes de todo tipo, que se sienten protegidos, así como los comunistas, interesados en destruir la libertad para crear una tiranía roja en España.
La España podrida de Sánchez también molesta a los nuevos enemigos creados por el sanchismo: Argentina, Israel, Estados Unidos, Argelia y otros.
Pedro Sánchez tiene ya demasiados adversarios, tanto dentro como fuera del país. Sánchez ha lidiado con opositores dentro de su propio partido, el PSOE, donde figuras como Emiliano García-Page o Javier Lambán han mostrado posturas críticas hacia su liderazgo. Además, sectores tradicionales del partido, las denominadas "viejas glorias", han cuestionado su gestión, viéndola como una ruptura con ciertas raíces socialistas.
Fuera del PSOE, partidos como PP y VOX representan una oposición feroz, acusándolo de dividir España y de pactar con formaciones independentistas, lo que ha alimentado el rechazo de sectores conservadores, la judicatura, la Iglesia y ciertos cuerpos de seguridad.
Externamente, Sánchez ha enfrentado críticas en el ámbito internacional, particularmente en la Unión Europea y Estados Unidos, donde algunos sectores lo acusan de debilitar la imagen de España con decisiones controvertidas, como su postura en conflictos diplomáticos o su gestión de la economía. Además, se le atribuyen tensiones con instituciones como la Conferencia Episcopal y el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), así como con poderes económicos como la banca, que ven en sus políticas un desafío a sus intereses.
Estas dinámicas, según algunos, han contribuido a un desprestigio de España en el escenario global, aunque otros defienden que Sánchez resiste estas presiones con una resiliencia única en la política europea, enfrentándose a un entorno hostil con determinación.
El rechazo a Sánchez por parte de los españoles no es una opinión sino un dato que se refleja en las encuestas sobre intención de voto, según las cuales Sánchez perdería hoy unas elecciones generales por goleada, castigado seriamente por su propio pueblo.
Francisco Rubiales
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