Fracasa la 'operación María Jesús Montero': el PSOE empieza a asumir que no podrá recuperar la Junta de Andalucía en 2026. Algunos analistas políticos ya advertimos que fracasaría, antes de que fuera designada por Sánchez.
Muchos piensan que Sánchez también sabía que fracasaría y que la designó para librarse de ella, demasiado quemada y rechazada.
La gran baza de Montero, sobre el plano teórico, era su andalucismo populista, su imagen de andaluza descarada, pero la realidad está demostrando que ese rasgo es, precisamente, el que mayor rechazo genera entre los votantes, que lo interpretan como hortera, chabacano, falso y más propio de una "folclórica barata" que de una dirigente política..
Andalucía se ha convertido en un caladero de votos seguro y fiable para el PP, lo que representa para ese partido una base sólida para derrotar al socialismo en las próximas elecciones generales.
El rechazo a María Jesús Montero tiene dos vertientes, uno propio, basado en su comportamiento político, y otro como fiel seguidora sanchista, ya que Sánchez genera todavía más rechazo que ella en tierras andaluzas.
Las críticas a María Jesús son intensas y muy variadas, desde su estilo chabacano a su lenguaje falsamente andaluz, pero la más importante y demoledora es que no se puede apoyar los privilegios a los catalanes en Madrid y pretender defender en Sevilla o Málaga los intereses de la marginada Andalucía, maltratada por el gobierno sanchista al que ella pertenece.
El problema del fracaso de la "operación Montero" es que ya no queda tiempo para promocionar a otro socialista como líder andaluz. Las elecciones están cerca y el calendario es implacable.
La única esperanza socialista es que Sánchez haga coincidir las elecciones generales con las andaluzas, lo que, en opinión de los expertos, podría aportar un puñado de votos suplementarios a la candidatura de Montero, aunque nunca los suficientes para desplazar al PP, sólidamente afincado en Andalucía con Juanma Moreno Bonilla y su política blanda.
Francisco Rubiales
Muchos piensan que Sánchez también sabía que fracasaría y que la designó para librarse de ella, demasiado quemada y rechazada.
La gran baza de Montero, sobre el plano teórico, era su andalucismo populista, su imagen de andaluza descarada, pero la realidad está demostrando que ese rasgo es, precisamente, el que mayor rechazo genera entre los votantes, que lo interpretan como hortera, chabacano, falso y más propio de una "folclórica barata" que de una dirigente política..
Andalucía se ha convertido en un caladero de votos seguro y fiable para el PP, lo que representa para ese partido una base sólida para derrotar al socialismo en las próximas elecciones generales.
El rechazo a María Jesús Montero tiene dos vertientes, uno propio, basado en su comportamiento político, y otro como fiel seguidora sanchista, ya que Sánchez genera todavía más rechazo que ella en tierras andaluzas.
Las críticas a María Jesús son intensas y muy variadas, desde su estilo chabacano a su lenguaje falsamente andaluz, pero la más importante y demoledora es que no se puede apoyar los privilegios a los catalanes en Madrid y pretender defender en Sevilla o Málaga los intereses de la marginada Andalucía, maltratada por el gobierno sanchista al que ella pertenece.
El problema del fracaso de la "operación Montero" es que ya no queda tiempo para promocionar a otro socialista como líder andaluz. Las elecciones están cerca y el calendario es implacable.
La única esperanza socialista es que Sánchez haga coincidir las elecciones generales con las andaluzas, lo que, en opinión de los expertos, podría aportar un puñado de votos suplementarios a la candidatura de Montero, aunque nunca los suficientes para desplazar al PP, sólidamente afincado en Andalucía con Juanma Moreno Bonilla y su política blanda.
Francisco Rubiales
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