Todos hablan de progreso, de progresistas y de gobiernos de progreso, pero el único "progreso" verdadero que existe en España es el "progreso de los políticos". Cuando ganan las elecciones y, sobre todo, cuando gobiernan, se ven catapultados hacia el privilegio y el disfrute, progresando de verdad, con coches oficiales, dietas, taxis pagados, alquiler de vivienda, tablets, portátiles, iphone y tarjetas vips. Ya tienen vía libre para salir en televisión y para relacionarse como estrellas con la flor y nata de la sociedad.
El proceso de deterioro comienza a acelerarse: se olvidan de los pobres y desprotegidos y empiezan a admirar la sociedad de los poderosos que antes condenaban y despreciaban. Cada día se sienten menos miembros de la chusma y más próximos a las élites. En sus ratos de conciencia y verdad, empiezan a sospechar que lo que sentían antes frente a los ricos no era "odio" sino "envidia", un sentimiento que merma a medida que ellos se adentran en los espacios del poder y la riqueza.
En pocas semanas, su obsesión será mantener los privilegios alcanzados y su mente entera, antes orientada hacia la protesta indignada, se convierte en una máquina de mentir, engañar y simular, siempre para ganar votos.
Es un mecanismo casi tan viejo como la misma Humanidad.
Los privilegios de la clase política española causan estupor y escándalo en el resto de Europa y en el mundo desarrollado. Ser un político en España equivale a entrar en el más selecto y privilegiado club. España tiene más privilegios para sus políticos que cualquier otro país desarrollado del mundo. Más coches oficiales, más aforados, más dietas, más amigos y familiares cobrando del Estado, más regalos para los políticos, menos controles, más impunidad, mejores pensiones y otras muchas ventajas y facilidades, entre ellas exenciones fiscales.
Francisco Rubiales Moreno
El proceso de deterioro comienza a acelerarse: se olvidan de los pobres y desprotegidos y empiezan a admirar la sociedad de los poderosos que antes condenaban y despreciaban. Cada día se sienten menos miembros de la chusma y más próximos a las élites. En sus ratos de conciencia y verdad, empiezan a sospechar que lo que sentían antes frente a los ricos no era "odio" sino "envidia", un sentimiento que merma a medida que ellos se adentran en los espacios del poder y la riqueza.
En pocas semanas, su obsesión será mantener los privilegios alcanzados y su mente entera, antes orientada hacia la protesta indignada, se convierte en una máquina de mentir, engañar y simular, siempre para ganar votos.
Es un mecanismo casi tan viejo como la misma Humanidad.
Los privilegios de la clase política española causan estupor y escándalo en el resto de Europa y en el mundo desarrollado. Ser un político en España equivale a entrar en el más selecto y privilegiado club. España tiene más privilegios para sus políticos que cualquier otro país desarrollado del mundo. Más coches oficiales, más aforados, más dietas, más amigos y familiares cobrando del Estado, más regalos para los políticos, menos controles, más impunidad, mejores pensiones y otras muchas ventajas y facilidades, entre ellas exenciones fiscales.
Francisco Rubiales Moreno
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