
Los diez dictadores más asesinos del siglo XX ¿Serán superados por los del siglo XXI?
La próximas elecciones en España serán "las elecciones de la venganza". Y lo serán, sobre todo, para los dos grandes partidos (PSOE y PP), culpables del auge del independentismo, de la insatisfacción generalizada y del actual estado caótico de la nación y de todos los grandes dramas que angustian a la sociedad.
La venganza contra los políticos que se está gestando es estruendosa y promete ser sorprendente. Los sociólogos nunca han detectado tanto odio a la clase política en los sondeos.
Las redes sociales se han inundado de protestas contra el gobierno y ataques a los políticos, que muchas veces rozan el delito de odio. La Inteligencia Artificial está ya siendo utilizada por los ciudadanos para fabricar imágenes, memes y vídeos contra la delincuencia política dominante en los partidos y palacios de gobierno
El síntoma más duro y elocuente es que el presidente del gobierno se desplaza ya con más guardaespaldas que cualquier otro político occidental, a pesar de lo cual es abucheado y pitado por el pueblo cuando abandona la Moncloa.
A la creciente multitud de descontentos e indignados, integrada por demócratas frustrados ante la deriva corrupta y abusiva del sistema, los cabreados ante los abusos del mafioso independentismo catalán, desempleados, precarios, pobres, trabajadores con salarios miserables, autónomos descontentos, víctimas de los impuestos, marginados y víctimas de la desigualdad, hay que agregar ahora la indignación de dos colectivos de enorme importancia, los pensionistas, que representan nada menos que diez millones de votos, y los demócratas, que ven cada día como los partidos asesinan el sistema.
Con todo eso en contra, los partidos políticos representados hoy en el Congreso y el Senado lo tienen francamente difícil y probablemente sufran un correctivo memorable, tal vez de una dureza traumática, por parte de unos ciudadanos que de verdad se sienten cansados de soportar políticos que gobiernan en la mediocridad, la cobardía y dando la espalda a los deseos de los ciudadanos.
En la España actual, salvo los fanáticos que votarían siempre a los suyos, aunque fueran asesinos, y los que viven directamente del sistema y cobran, directa o indirectamente, de los partidos y gobiernos, la masa restante de los ciudadanos, si pudiera, expulsaría del poder a los que mandan y apostaría por cambios sustanciales.
El descontento domina la escena y está en espera de que aparezca alguien con una escoba o con un garrote, dispuesto a limpiar el país de aprovechados, indeseables, mediocres y ladrones, para darle un apoyo masivo en las urnas. En muchos rincones de la nación añoran ya hasta al dictador general Franco.
Es más que probable que España sea el país occidental que más añora la toma del poder por un tipo duro, como el salvadoreño Bukele, que llene las cárceles de delincuentes y políticos corruptos.
Mientras esa persona que encarne la regeneración y la limpieza no aparezca, las votaciones serán caóticas y preñadas de odio y revancha.
España atraviesa uno de esos momentos peligrosos en la evolución, básicamente inestables y crispados, porque lo viejo, sucio y corrupto, no termina de morir y lo nuevo no termina de nacer.
Francisco Rubiales
La venganza contra los políticos que se está gestando es estruendosa y promete ser sorprendente. Los sociólogos nunca han detectado tanto odio a la clase política en los sondeos.
Las redes sociales se han inundado de protestas contra el gobierno y ataques a los políticos, que muchas veces rozan el delito de odio. La Inteligencia Artificial está ya siendo utilizada por los ciudadanos para fabricar imágenes, memes y vídeos contra la delincuencia política dominante en los partidos y palacios de gobierno
El síntoma más duro y elocuente es que el presidente del gobierno se desplaza ya con más guardaespaldas que cualquier otro político occidental, a pesar de lo cual es abucheado y pitado por el pueblo cuando abandona la Moncloa.
A la creciente multitud de descontentos e indignados, integrada por demócratas frustrados ante la deriva corrupta y abusiva del sistema, los cabreados ante los abusos del mafioso independentismo catalán, desempleados, precarios, pobres, trabajadores con salarios miserables, autónomos descontentos, víctimas de los impuestos, marginados y víctimas de la desigualdad, hay que agregar ahora la indignación de dos colectivos de enorme importancia, los pensionistas, que representan nada menos que diez millones de votos, y los demócratas, que ven cada día como los partidos asesinan el sistema.
Con todo eso en contra, los partidos políticos representados hoy en el Congreso y el Senado lo tienen francamente difícil y probablemente sufran un correctivo memorable, tal vez de una dureza traumática, por parte de unos ciudadanos que de verdad se sienten cansados de soportar políticos que gobiernan en la mediocridad, la cobardía y dando la espalda a los deseos de los ciudadanos.
En la España actual, salvo los fanáticos que votarían siempre a los suyos, aunque fueran asesinos, y los que viven directamente del sistema y cobran, directa o indirectamente, de los partidos y gobiernos, la masa restante de los ciudadanos, si pudiera, expulsaría del poder a los que mandan y apostaría por cambios sustanciales.
El descontento domina la escena y está en espera de que aparezca alguien con una escoba o con un garrote, dispuesto a limpiar el país de aprovechados, indeseables, mediocres y ladrones, para darle un apoyo masivo en las urnas. En muchos rincones de la nación añoran ya hasta al dictador general Franco.
Es más que probable que España sea el país occidental que más añora la toma del poder por un tipo duro, como el salvadoreño Bukele, que llene las cárceles de delincuentes y políticos corruptos.
Mientras esa persona que encarne la regeneración y la limpieza no aparezca, las votaciones serán caóticas y preñadas de odio y revancha.
España atraviesa uno de esos momentos peligrosos en la evolución, básicamente inestables y crispados, porque lo viejo, sucio y corrupto, no termina de morir y lo nuevo no termina de nacer.
Francisco Rubiales
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