La pobre Europa, de la mano de sus políticos, camina hacia el fracaso

Antes, las élites de EEUU y de otros grandes países del planeta se sentían atraídas por los países europeos, de donde procedian muchos de sus antepasados y rasgos culturales. Aquel viejo cariño por Europa permitieron la victoria aliada en las dos guerras mundiales, la recuperación europea a través del Plan Marsall y la creación de la Alianza Atlántica, entre otros logros. Pero hoy aquella admiración por lo europeo se está tornando en rechazo y la culpa es de los políticos que rigen los destinos de Europa, que están abandonando la democracia, rompiendo su alianza con los ciudadanos y arruinando el viejo espíritu europeo con políticas torpes, egoístas, corruptas e injustas.

Hoy ningún norteamericano busca ya en Europa respuestas a sus inquietudes vitales y el resto del mundo desarrollado contempla a Europa como un mundo en decadencia y retroceso.

Los políticos europeos quizás hayan sido los peores hipócritas del planeta, practicando la demagogia inherente a la utopía de la igualdad, la necesidad de engañar a las masas, haciéndoles creer que tienen o van a tener lo que no tienen ni podrán tener nunca, al mismo tiempo que lo han estatizado todo y convertido el Estado en un monstruo que lo acapara y justifica todo. En el culto al Estado, la socialdemocracia europea ha superado caso al viejo comunismo, aunque lo disimulen y presenten como democracia lo que sólo es antidemocracia y antiliberalismo.

Han convertido a Europa en un mundo paralizado por la política socialdemócrata, un virus que ha infectado a todos los partidos, de derechas y de izquierdas, incluso a los comunistas. Hasta han conseguido lo que fue siempre el sueño de los marxistas, incorporar los medios de comunicación, los valores, las ideas y las mentes al Estado

La socialdemocracia fue creada para ocultar las causas objetivas de la lucha de clases. No procede de una degeneración del socialismo, sino de la demagogia del capitalismo. La hipocresía burguesa se llamó a sí misma socialdemocracia. La pasión de parecer iguales, por miedo a la clase obrera hizo desaparecer el gusto por la diferencia, un atributo consustancial a la verdadera libertad.

Europa es una enorme prisión política que desconoce lo que significa libertad política, como libertad colectiva. Todo se confía a los gobernantes de turno, una concepción de la vida política que neutraliza la ciudadanía y crea esclavos sin conciencia de serlo.

Lo de las raíces judeo-greco-romana-cristianas de Europa es un mito cargado de falsedad. Esas raices existieron mientras sobrevivió el liberalismo y el concepto de libertad, pero hoy apenas queda el recuerdo. El comunismo, el totalitarismo y, sobre todo, ela adoración al Estado que todo lo puede y todo lo dicta, anulando la libertad mientras la proclama a los cuatro vientos, tiene en la Europa del presente mas presencia cultural y política que los filósofos griegos y el Humanismo romano, griego y cristiano.

La prisión europea atenaza las conciencias, las mentes y la mejores capacidades del ser humano, impidiendo así el progreso europeo y abriendo las puertas a la decadencia. La demagogia socialdemocrata funciona como un virus castrante y está convirtiendo al hombre europeo en un cobarde paralizado que sólo sabe recurrir al poder político para hacer frente a sus problemas. Ni siquiera es ya capaz de rebelarse cuando contempla como está siendo invadido por religiones y culturas hostiles que pretenden claramente colonizar a Europa.

El mismo proyecto de Unión Europea actual, que se dirige hacia el fracaso, ha sido incapaz de avanzar por la única senda de éxito garantizado, creando una federación de Estados Unidos de Europa, eludiendo frontalmente todo lo que le acercara a los Estados Unidos de América.

La única manera de salvar a Europa es avanzando juntos hacia una federación basada en la democracia de sus naciones, no en la oligarquía de sus actuales Estados de partidos. Los países europeos, por separado, son incapaces de vencer sus propios dramas y de eliminar sus corrupciones, partidos políticos sin controles suficientes, el dominio de sus élites y la terrible marginación de sus ciudadanos, cada día mas frustrados, más pobres y más alejados de sus lideres políticos. La única vía de salvación es el avance conjunto hacia formas de federación basadas en la verdadera democracia de sus estados. Todos juntos podríamos salvarnos, pero separados nos dirigimos hacia la tumba. Europa, en el año ya próximo de 2025, será sólo un reducto de países atrasados, todavía orgullosos pero sin peso ni prestigio internacional, que ignoran como imbéciles que avanzan hacia el fracaso y la pobreza.

Francisco Rubiales

(Este articulo está inspirado en un comentario publicado en julio 2016 por Salvador, en el blog Voto en Blanco).