Cuando un periodista, como yo soy, publica un artículo cada día y lo somete a sus lectores, la ética le hace adquirir algunos deberes y compromisos con su audiencia. Uno de ellos es que sus lectores sepan lo que vota.
Votaré a VOX porque amo a mi país, porque deseo que se regenere y porque quiero dejar a mis hijos y nietos una patria libre, decente y limpia, no podrida e indigna como la que están construyendo los socialistas y sus socios totalitarios, manchados de sangre, independentistas y golpistas.
Votar a VOX significa rechazar la mentira de los que gobiernan, que infecta a diario la política española, apostar por el control de la inmigración, por el castigo a los corruptos, por la austeridad, por la unidad, por la libertad y por los grandes valores, gran parte de los cuales han sido masacrados por el sanchismo.
Votar a VOX significa estar en contra de los amigos y socios de Pedro Sánchez, integrantes de la escoria nacional: comunistas, pro etarras, separatistas y golpistas. Votar a VOX significa amar la libertad, respetar la democracia y ser contrario al intervencionismo totalitario. Significa también desear una Justicia independiente y sentir asco cuando la escoria antiespañola recibe poder suficiente para redactar leyes.
Votar a VOX equivale a sentir repugnancia ante las drogas y los prostíbulos del socialista Tito Berni, ante la presencia de asesinos en las listas de BILDU, partido amigo y socio del PSOE, apostar por una ley igual para todos y por la entrada en prisión de los corruptos, en especial del socialista Griñán.
El voto a VOX nos aleja de vergüenzas y traiciones como el sometimiento de Sánchez y su gobierno al sultán de Marruecos.
Los que votamos a VOX no queremos que los partidos políticos reciban grandes masas de dinero, ni que los político españoles tengan más privilegios, coches oficiales, aviones, dietas exentas de tributación complementos secretos y otros muchos privilegios que cualquier otro político europeo. También significa rechazar profundamente a una clase política arrogante y antidemocrática, que no rinde cuentas a los ciudadanos de sus actos y comportamientos, muchas veces mafiosos y delictivos.
Votar a VOX equivale a querer un país unido, regenerado y éticamente fuerte, lanzado a toda máquina hacia la prosperidad y a ganarse el respeto y la influencia que España ha perdido en el concierto mundial.
Votar a VOX significa una inmigración ordenada y controlada y una seguridad en las calles capaz de parar los pies a la sucia fauna que ahora las domina, integrada por pandilleros, okupas, proxenetas, camellos, violadores, pederastas, locos y drogatas enloquecidos y fuera de control.
Votar a VOX es querer acabar con el robo impune de los ladrones de viviendas (okupas), a los que las leyes protegen, y con el sufrimiento injusto de las víctimas que pierden sus viviendas.
Sé que si voto a VOX ese partido luchará por cambiar el código penal, recuperando delitos anulados por los corruptos de Sánchez, como el de sedición, y la Ley Electoral, consiguiendo que cada voto valga lo mismo en cualquier lugar de España, suprimiendo así las ventajas y desigualdades que benefician hoy a los nacionalistas vascos y catalanes.
El voto a VOX también representa respeto por la religión, las tradiciones y por el valor y fortalecimiento de la educación y la enseñanza.
El voto a VOX servirá, sin duda, para devolver a la sanidad pública española el vigor y la calidad que tenía y que se ha diluido en los últimos años por culpa de la gestión de los políticos.
VOX no va a consentir que nuestro hijos y nietos aprendan a masturbarse, desde pequeños, en las escuelas públicas, donde cada día se estudia meno y se adoctrina más.
En términos generales, el voto a VOX significa el fin de los chorizos en el poder y un frenazo en seco al actual deslizamiento indigno de España hacia el basurero moral, la pobreza, la esclavitud y el fracaso.
Francisco Rubiales
Votaré a VOX porque amo a mi país, porque deseo que se regenere y porque quiero dejar a mis hijos y nietos una patria libre, decente y limpia, no podrida e indigna como la que están construyendo los socialistas y sus socios totalitarios, manchados de sangre, independentistas y golpistas.
Votar a VOX significa rechazar la mentira de los que gobiernan, que infecta a diario la política española, apostar por el control de la inmigración, por el castigo a los corruptos, por la austeridad, por la unidad, por la libertad y por los grandes valores, gran parte de los cuales han sido masacrados por el sanchismo.
Votar a VOX significa estar en contra de los amigos y socios de Pedro Sánchez, integrantes de la escoria nacional: comunistas, pro etarras, separatistas y golpistas. Votar a VOX significa amar la libertad, respetar la democracia y ser contrario al intervencionismo totalitario. Significa también desear una Justicia independiente y sentir asco cuando la escoria antiespañola recibe poder suficiente para redactar leyes.
Votar a VOX equivale a sentir repugnancia ante las drogas y los prostíbulos del socialista Tito Berni, ante la presencia de asesinos en las listas de BILDU, partido amigo y socio del PSOE, apostar por una ley igual para todos y por la entrada en prisión de los corruptos, en especial del socialista Griñán.
El voto a VOX nos aleja de vergüenzas y traiciones como el sometimiento de Sánchez y su gobierno al sultán de Marruecos.
Los que votamos a VOX no queremos que los partidos políticos reciban grandes masas de dinero, ni que los político españoles tengan más privilegios, coches oficiales, aviones, dietas exentas de tributación complementos secretos y otros muchos privilegios que cualquier otro político europeo. También significa rechazar profundamente a una clase política arrogante y antidemocrática, que no rinde cuentas a los ciudadanos de sus actos y comportamientos, muchas veces mafiosos y delictivos.
Votar a VOX equivale a querer un país unido, regenerado y éticamente fuerte, lanzado a toda máquina hacia la prosperidad y a ganarse el respeto y la influencia que España ha perdido en el concierto mundial.
Votar a VOX significa una inmigración ordenada y controlada y una seguridad en las calles capaz de parar los pies a la sucia fauna que ahora las domina, integrada por pandilleros, okupas, proxenetas, camellos, violadores, pederastas, locos y drogatas enloquecidos y fuera de control.
Votar a VOX es querer acabar con el robo impune de los ladrones de viviendas (okupas), a los que las leyes protegen, y con el sufrimiento injusto de las víctimas que pierden sus viviendas.
Sé que si voto a VOX ese partido luchará por cambiar el código penal, recuperando delitos anulados por los corruptos de Sánchez, como el de sedición, y la Ley Electoral, consiguiendo que cada voto valga lo mismo en cualquier lugar de España, suprimiendo así las ventajas y desigualdades que benefician hoy a los nacionalistas vascos y catalanes.
El voto a VOX también representa respeto por la religión, las tradiciones y por el valor y fortalecimiento de la educación y la enseñanza.
El voto a VOX servirá, sin duda, para devolver a la sanidad pública española el vigor y la calidad que tenía y que se ha diluido en los últimos años por culpa de la gestión de los políticos.
VOX no va a consentir que nuestro hijos y nietos aprendan a masturbarse, desde pequeños, en las escuelas públicas, donde cada día se estudia meno y se adoctrina más.
En términos generales, el voto a VOX significa el fin de los chorizos en el poder y un frenazo en seco al actual deslizamiento indigno de España hacia el basurero moral, la pobreza, la esclavitud y el fracaso.
Francisco Rubiales
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