'Pensamiento Político' solvente contra el relativismo, la desconfianza y el declive del liderazgo

Una inciativa maravillosa para el pensamiento polìtico español,vacío de pensadores solidos,solventes y serios,sin ligazón con los partidos.
Ojalá haya exito y que la envidia cochina,no los mate.

Supongo que de alguna manera nos enteraremos de como adquirirla los que estamos "lejos". Es de suponer que publicarán alguna forma de suscribirse o kioskos donde se vendan.

Sobre la relatividad o envilecimiento político, como tema estrella sobre el que, supongo, girará el alma de los artículos que en ella se publiquen, creo que no es origen ni fin de los medios o útiles con los que se arman las ambiciones políticas y asociados. Es un simple estadio intermedio, rentable y cómodo que concreta una labor de tiempo y les permite coger aire en su ambiciosa andadura y cuyo fin dudo que ni ellos consideren acotar convirtiéndose en una vulgar carrera hasta una meta para la que, para bien o para mal, hemos sido involucrados todos en pro de conseguirlo en tiempo récord y “como sea”.

La palabra ha perdido su peso y su esencia en cuanto que es un obstáculo para ese final. Pero esto ya estaba previsto. A pesar de tantos adelantos y artilugios técnicos que permiten el acceso a la cultura y al enriquecimiento, todo es inútil. La oportuna inclusión de las llamadas “democracias”, en sus distintos aspectos sociales y políticos de fórmulas de división, enfrentamiento o indiferencia, social y político, unidos a “eficaces métodos de enseñanza” que garantizan un alto porcentaje de fracaso escolar, que en algunos casos roza el analfabetismo, aleja a la “masa” de la capacidad de leer, oir, ver y analizar objetivamente cualquier aspecto de interés propio y mucho menos ajeno. Mucho menos despertar una sensibilidad que a su vez alimente el coraje de lucha contra la injusticia en general, como única fórmula viable de garantizar la individual.

¿Quién no recuerda los programas y sociólogos que introdujo F. González en el sistema de enseñanza de primaria? ¿Las oleadas de denuncias de niños contra sus padres? ¿ Quién no ha visto repetidas veces a camellos vendiendo drogas en las puertas de los colegios? ¿Quién no se ha desesperado ante la inutilidad de las denuncias? ¿Qué significó aquella espontánea y enorme oleada de delincuencia premeditadamente permitida en una España que no la conoció durante décadas? Etc., Etc., Etc.

Esto fue necesario como paso previo a la destrucción y erradicación de los referentes éticos morales, más o menos elaborados por sistemas políticos y humanistas que los promocionaron , o por los mínimos niveles heredados genéticamente, y que nos distingue como humanos. Con la erradicación de estos referentes se pierde bastante capacidad y conciencia para dilucidar sobre el bien y el mal dificultando su distinción, en muchos casos hasta incluso para profesionales de la justicia e incluso de humanistas. Rebasada esta etapa es mas fácil deshacerse de las leyes que los consolidaban y reforzaban, llegando a convertirlas en tabú, antiguallas o despreciables y acusando a sus defensores de crispar y de auto-aislamiento, sin que suponga un obstáculo que alguna de esas leyes sea la propia Constitución.

Es aquí donde encaja y se hace imperiosamente necesaria la relatividad que genere una serie de ambigüedades que invaliden los residuos de algún referente aún vivo en “trozos” de la sociedad catalogados como retros o fascistas, sustentando en la mentira legitimada y casi legalizada la justificación y la desarticulación de reivindicaciones antaño legítimas, pero actualmente sin sostén político una vez erradicados sus referentes y una vez que las masas han sido estratégicamente distribuidas en pequeñas porciones sin criterio propio, confusas, desinformadas y desorientadas siempre insuficientes para acceder y desarticular el meollo. La información de su interés quedará diluida en la desinformación y al acceso a espectáculos de embrutecimiento y fácil acceso a drogas y otras “chucherías” que aumente su enajenación y desinterés por todo lo que huela a esfuerzo o problema. Todo lo que le sea más atractivo a su ignorancia, que la información de su interés real que conlleva el inevitable “sacrificio” de obligaciones inherentes a los derechos. Es difícil convencer a alguien enganchado a la vida mas o menos fácil, donde los remordimientos o los escrúpulos nunca van a ser un obstáculo para llegar a conseguir sus placeres, caprichos o metas, bajo la paternal omisión del Estado ante ciertos delitos.

Luchar contra esa relatividad en pro de una nitidez y transparencia que desenmascare la ruindad y obscenidad que pervierte la identidad, destruye la dignidad y elude el civismo y las leyes que permiten la convivencia, será una ardua tarea larga, dura y con pocas posibilidades de éxito si no se unen otras entidades y colectivos a la causa. Este sistema de vida fácil y vivir de espaldas a todo y a todos se ha vendido muy bien y ha sido muy bien asimilado por todos los políticos que han gobernado España desde la muerte de Franco. No podrá hacerse solo con vender información que nunca llegará a los “contaminados”, bien por su rechazo natural, o bien porque ni siquiera se molestarán en leerlo, siendo sus lectores habituales aquellos que menos lo necesiten.

Algunos suelen tacharme de pesimista, aunque acierto en bastante de mis previsiones “fatales”, pero tengo serias dudas de que no sea ya demasiado tarde para las palabras tras varias generaciones fuertemente tocadas en el nihilismo y el pasotismo, hasta llegar a ocupar el propio Estado. No obstante podemos mantener la esperanza en aquellos que no se hayan percatado o parado a pensar en que el problema existe y es real, poniéndolo en movimiento y que ayude a la regeneración de, al menos, algunos sectores “recuperables”.

Desde luego esa meta pasa por defender con denuedo y sin tapujos, los referentes éticos y morales que permitan el posicionamiento claro y lúcido frente al mal, y sus medios, como elemento claramente contrario a nuestros intereses y contra la calidad de vida, física y espiritual, como bien intocable ni por leyes, ni por políticos, sean del color que sean.

Convencer de que además de vivir, es bueno y necesario sentir el placer de hacerlo en paz contigo mismo. En la paz de convivir.

En hora buena y mis mejores deseos de éxito. Económico también.

Saludos