Situado a 75 kilómetros de Sevilla, a 80 de Cádiz y 60 de Ronda, Villamartín es el centro de las comunicaciones por carretera y la vía natural de unión de las provincias de Sevilla, Cádiz y Málaga. Esa condición de ciudad-puente entre comarcas y culturas nos ha marcado a los villamartinenses, que tendemos a ser gente con vocación de unir y construir, de disfrutar de la amistad y del diálogo y de crear lazos personales, emocionales, comerciales y culturales.
Creo, sinceramente, que ser de Villamartín es un privilegio. Y eso, aunque parezca increíble al referirnos a un pueblo relativamente pequeño, de poco mas de 12.000 habitantes, se comprende y se asume cuando uno va de visita, pasea por sus calles y habla con su gente.
Viví lejos de mi pueblo desde que cumplí once años y solo regresé para pasar algunos días de vacaciones o visitar a mi familia. Ausente como corresponsal de prensa en numerosos países de América y Europa, descubrí que la distancia enseña a amar aquel lugar donde uno tiene sus raíces. Muchos pensadores opinan que lo que mas se ama es aquello que se añora. Séneca, cuando fue enviado al exilio por el emperador Nerón, lloraba al atardecer y exclamaba cuando vislumbrada, desde lejos, las luces de la Roma prohibida: "Carere patria intolerabile est" (Carecer de patria es insoportable).
Villamartín es uno de los pocos pueblos de España que puede demostrar haber sido tierra habitada desde la prehistoria. Está emplazado en un territorio donde la población se mantenía gracias a dos valores de peso: la riqueza de sus tierras y su estratégica situación, nudo articulador entre los territorios actuales de Cádiz, Sevilla y Málaga.
Los villamartinenses se sienten orgullosos de dos hechos históricos cargados de significado: el primero es que el pueblo le ganó a Sevilla un pleito por la propiedad de la tierra que duró mas de dos siglos y que es, seguramente, uno de los mas largos de la Historia de España; el segundo es que la feria de Villamartín fue mencionada por algunos cronistas del siglo XVII como una de las mas nutridas y prósperas de España, de un nivel parecido al de la famosa feria de Medina del Campo.
El término municipal de Villamartín es un gran yacimiento arqueológico, en su mayoría oculto. La Vega del río Guadalete forma una terraza plagada de yacimientos paleolíticos.
Esa antigüedad inmensa también marca a los habitantes del pueblo, gente que se distingue por su sensatez, imaginación y serena capacidad para negociar y convencer.
Al celebrar mi pueblo su 512 aniversario, quiero hoy rendirle homenaje y agradecerle lo mucho que me ha dado y el haberme provisto de valores y recursos que me han servido para sobrevivir en nuestro complejo mundo, ejerciendo muchas veces tareas altamente arriesgadas que han requerido que el "espíritu de Villamartín" saliera a flote para superarlas con éxito.
Creo, sinceramente, que ser de Villamartín es un privilegio. Y eso, aunque parezca increíble al referirnos a un pueblo relativamente pequeño, de poco mas de 12.000 habitantes, se comprende y se asume cuando uno va de visita, pasea por sus calles y habla con su gente.
Viví lejos de mi pueblo desde que cumplí once años y solo regresé para pasar algunos días de vacaciones o visitar a mi familia. Ausente como corresponsal de prensa en numerosos países de América y Europa, descubrí que la distancia enseña a amar aquel lugar donde uno tiene sus raíces. Muchos pensadores opinan que lo que mas se ama es aquello que se añora. Séneca, cuando fue enviado al exilio por el emperador Nerón, lloraba al atardecer y exclamaba cuando vislumbrada, desde lejos, las luces de la Roma prohibida: "Carere patria intolerabile est" (Carecer de patria es insoportable).
Villamartín es uno de los pocos pueblos de España que puede demostrar haber sido tierra habitada desde la prehistoria. Está emplazado en un territorio donde la población se mantenía gracias a dos valores de peso: la riqueza de sus tierras y su estratégica situación, nudo articulador entre los territorios actuales de Cádiz, Sevilla y Málaga.
Los villamartinenses se sienten orgullosos de dos hechos históricos cargados de significado: el primero es que el pueblo le ganó a Sevilla un pleito por la propiedad de la tierra que duró mas de dos siglos y que es, seguramente, uno de los mas largos de la Historia de España; el segundo es que la feria de Villamartín fue mencionada por algunos cronistas del siglo XVII como una de las mas nutridas y prósperas de España, de un nivel parecido al de la famosa feria de Medina del Campo.
El término municipal de Villamartín es un gran yacimiento arqueológico, en su mayoría oculto. La Vega del río Guadalete forma una terraza plagada de yacimientos paleolíticos.
Esa antigüedad inmensa también marca a los habitantes del pueblo, gente que se distingue por su sensatez, imaginación y serena capacidad para negociar y convencer.
Al celebrar mi pueblo su 512 aniversario, quiero hoy rendirle homenaje y agradecerle lo mucho que me ha dado y el haberme provisto de valores y recursos que me han servido para sobrevivir en nuestro complejo mundo, ejerciendo muchas veces tareas altamente arriesgadas que han requerido que el "espíritu de Villamartín" saliera a flote para superarlas con éxito.
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