El PSOE y el PP gobiernan juntos en la Unión Europea y la derecha española colabora con socialistas y comunistas en políticas tan miserables y contrarias a la voluntad popular como la inmigración ilegal masiva, los privilegios que se otorgan a la inmigración y el reparto del poder en instituciones y órganos que deben ser independientes en democracia, como el Poder Judicial, el Banco de España y otros muchos.
Ha sido la traición del PP a los principios y postulados de la derecha ideológica y sociológica la que ha provocado el nacimiento y crecimiento de VOX, un partido al que frenan al unísono el PSOE y el PP, demonizándolo y rodeándolo de mentiras y antidemocráticos cinturones sanitarios.
En aquellos países donde la llamada extrema derecha gobierna, como Italia, ha quedado demostrado que esos partidos no son anticonstitucionales, ni antieuropeos, ni enemigos de la democracia, como afirman las mentiras de las viejas derechas e izquierdas, sino respetuoso con los valores, rabiosamente democráticos y enemigos acérrimos de la corrupción.
Pero, además, tienen un gen de alto valor, del que carecen sus competidores en las izquierdas y las derechas, que es el gen de la rebeldía contra el mundo injusto y corrupto que han creado los políticos y nos lo han impuesto, lleno de hipocresía, privilegios para las élites, ausencia de verdadera democracia y sin apenas derechos para el pueblo.
Es más que evidente que el poder de las izquierdas se fundamenta en la mentira y el engaño. Pedro Sánchez es el gran ejemplo mundial de la mendacidad rastrera de una izquierda que ha hecho al llegar al poder todo lo contrario de lo que prometió en su campaña electoral, un "pecado mortal en democracia, un sistema que se basa en la confianza de los ciudadanos en sus administradores y que repudia el engaño y la estafa al pueblo soberano.
Las izquierdas mienten de manera enfermiza y disfrazan de democracia sus errores, su sumisión al poder financiero mundial, su odio a la democracia y sus brutalidades antidemocráticas y antipopulares.
No soportan que las llamadas "extremas derechas" hablen con la verdad por delante sobre los grandes problemas que la izquierda teme y oculta porque ellos son sus artífices: la invasión desordenada de inmigrantes, la inseguridad en las ciudades, el despilfarro, la corrupción galopante, la desigualdad, la mentira, la promoción del odio y la división, los impuestos esquilmadores y el asesinato de la democracia, entre otros.
Consciente de que su poder se basa en la mentira y el engaño, dedica enormes masas de dinero público a comprar medios de comunicación, a corromper a profesionales y a someter a comunicadores y líderes de opinión, que le ayudan a construir en su entorno un universo de mentiras y a ocultar sus graves defectos antidemocráticos, como la corrupción, el abuso de poder, el saqueo de fondos públicos y su verdadera naturaleza de "extrema izquierda"..
Consciente también de que la llamada extrema derecha es su único enemigo verdadero, emplea muchos recursos y esfuerzos en destrozar a esos partidos y en presentarlos ante la opinión pública como monstruos, todo un engaño más en su larga lista de estafas y mentiras.
Los ciudadanos deberían entender que uno de los pecados más terribles en democracia es levantar cordones sanitarios para impedir que un partido obtenga el poder que le otorgan los votos. Esa barbaridad antidemocrática se practica hoy en muchos países, sobre todo en España, donde el PP y el PSOE colaboran para demonizar y hundir a VOX.
Francisco Rubiales
Ha sido la traición del PP a los principios y postulados de la derecha ideológica y sociológica la que ha provocado el nacimiento y crecimiento de VOX, un partido al que frenan al unísono el PSOE y el PP, demonizándolo y rodeándolo de mentiras y antidemocráticos cinturones sanitarios.
En aquellos países donde la llamada extrema derecha gobierna, como Italia, ha quedado demostrado que esos partidos no son anticonstitucionales, ni antieuropeos, ni enemigos de la democracia, como afirman las mentiras de las viejas derechas e izquierdas, sino respetuoso con los valores, rabiosamente democráticos y enemigos acérrimos de la corrupción.
Pero, además, tienen un gen de alto valor, del que carecen sus competidores en las izquierdas y las derechas, que es el gen de la rebeldía contra el mundo injusto y corrupto que han creado los políticos y nos lo han impuesto, lleno de hipocresía, privilegios para las élites, ausencia de verdadera democracia y sin apenas derechos para el pueblo.
Es más que evidente que el poder de las izquierdas se fundamenta en la mentira y el engaño. Pedro Sánchez es el gran ejemplo mundial de la mendacidad rastrera de una izquierda que ha hecho al llegar al poder todo lo contrario de lo que prometió en su campaña electoral, un "pecado mortal en democracia, un sistema que se basa en la confianza de los ciudadanos en sus administradores y que repudia el engaño y la estafa al pueblo soberano.
Las izquierdas mienten de manera enfermiza y disfrazan de democracia sus errores, su sumisión al poder financiero mundial, su odio a la democracia y sus brutalidades antidemocráticas y antipopulares.
No soportan que las llamadas "extremas derechas" hablen con la verdad por delante sobre los grandes problemas que la izquierda teme y oculta porque ellos son sus artífices: la invasión desordenada de inmigrantes, la inseguridad en las ciudades, el despilfarro, la corrupción galopante, la desigualdad, la mentira, la promoción del odio y la división, los impuestos esquilmadores y el asesinato de la democracia, entre otros.
Consciente de que su poder se basa en la mentira y el engaño, dedica enormes masas de dinero público a comprar medios de comunicación, a corromper a profesionales y a someter a comunicadores y líderes de opinión, que le ayudan a construir en su entorno un universo de mentiras y a ocultar sus graves defectos antidemocráticos, como la corrupción, el abuso de poder, el saqueo de fondos públicos y su verdadera naturaleza de "extrema izquierda"..
Consciente también de que la llamada extrema derecha es su único enemigo verdadero, emplea muchos recursos y esfuerzos en destrozar a esos partidos y en presentarlos ante la opinión pública como monstruos, todo un engaño más en su larga lista de estafas y mentiras.
Los ciudadanos deberían entender que uno de los pecados más terribles en democracia es levantar cordones sanitarios para impedir que un partido obtenga el poder que le otorgan los votos. Esa barbaridad antidemocrática se practica hoy en muchos países, sobre todo en España, donde el PP y el PSOE colaboran para demonizar y hundir a VOX.
Francisco Rubiales
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