El 'impuesto revolucionario' de las Cámaras de Comercio

Bien por Javier Caraballo.

Discrepo de la afirmación de los estafados al denominar la "mordida" de la Cámara de Comercio como 'impuesto revolucionario'. Se podrá estar de acuerdo o no con una revolución. Podrá ser por una causa justa o un simple medio de supervivencia criminal, como el caso de ETA y sus 'padrinos' políticos, eclesiásticos y empresariales, pero siempre serán delitos perseguibles en una democracia de una Nación gestionada por gente honrada y con leyes justas.

Cuando el delito criminal es promocionado y patrocinado por la gente que ocupa un Estado y se le da carácter legal mediante leyes aprobadas por sus beneficiarios, quitándose de encima a la oposición y a los que representan y defienden las leyes, hasta dejar a la ciudadanía en la absoluta indefensión y desamparo, que erradica los valores morales, que utiliza el Estado para traicionar a la Nación, que renuncia a las responsabilidades y deberes inherentes a sus cargos, que incumple las leyes obstinadamente con pleno conocimiento de hacerlo, que obstruye el trabajo, que desprecia la familia, que humilla a las víctimas del terror y que su fiscal general se dedica a excarcelar y contemporizar con sus asesinos y asociados, convierten cualquier iniciativa, legal o no, económica o política, en un delito criminal de estafa, traición, cohecho y apología del terrorismo, desde la mas criminal impunidad e inmunidad.

Esta es la mayor desgracia que se pueda cernir sobre cualquier nación del mundo. Mucho mayor que la dictadura, que la pobreza e incluso que la propia revolución.

La 'Cámara de Comercio' es uno más de los múltiples atropellos legales en pro del esquilmo y "derechos de pernada" en este feudalismo tapizado con el bello y ambiguo tul del fraude democrático.

La 'Cámara de Comercio', bien podría ser denominada 'Camarilla de sanguijuelas'. Vividores y esquilmadores de las empresas, de las no tanto y de los autónomos, por la gracia de los ocupas del Estado y su democracia de su propiedad, que se permiten dar patente de corso, a los poderes más fácticos y usureros de la Nación para "chulear" a millones de ciudadanos a cambio de la nada más absoluta, semejante a una licencia de explotación en una parcela de lo que consideran SU explotación nacional.

Esa misma patente de corso, y por la misma gracia, llena el gozo de ayuntamientos, comunidades autonómicas, instituciones e innumerables organizaciones y entidades colaboradoras del Estado, impuestas por los amos, en apropiación fraudulenta del Estado, que mediante estos métodos unidos al de la usura, al de la corrupción consentida y mantenida y al de la subvención -compra de voluntades y enriquecimiento de acólitos y amiguetes, en el diccionario de la real verdad- placan y neutralizan cualquier intento de articulación ciudadana en pro de la legítima defensa de sus derechos frente al ocupa que sangra la economía ciudadana, en general, en justificación a una democracia que se le niega y se le roba usando su propio dinero para pagar los medios que lo reprimen.

Me gustaría saber cuanto de lo que pagamos es útil a la Nación y cuanto se emplea contra la Nación, para ejercer su control. De momento nuestra investigación hace aguas. Deben ser mas importantes las subvenciones a las ONG,s de los partidos políticos, por poner un ejemplo.

Lo que es peor, el afán por someter el conjunto ciudadano a los intereses bastardos de políticos y beneficiarios, ha propiciado que los últimos en ocupar nuestro Estado hagan un uso "privado" del gran esfuerzo, en "negro", de sus antecesores, atrapando a la oposición en su propio éxito por consolidar la ausencia total de derechos, amparo, libertades y leyes que las garanticen. Méritos achacables y compartibles por toda la clase política, sin excepción.

Ahora la oposición no puede reclamar, a los nuevos ocupas, la democracia que ellos tanto se esforzaron en “desaparecer”.

La demolición total de las garantías democráticas, ha permitido que un desgraciado nos destroce a placer mientras nos acusa de ser del PP a todo el que se queje o proteste, ante el vacío de responsabilidades que han provocado entre los responsables de hacer cumplir la ley y los que eluden su deber de articularlos, lo que les permite incumplirla sin ningún obstáculo legal una vez defenestrados los posibles éticos o morales y ser debidamente “subvencionados” los sociales.

"Cada pueblo tiene lo que se merece". La pasividad de los que tienen el deber "ineludible" de defender la Constitución y la Nación, “a la espera de que los que la destrozan le digan que los detengan”, unido a la sumisión y cobardía ciudadana durante décadas, nos acerca, peligrosamente, a la encrucijada de acatar un régimen mafioso-feudal, de por vida o volver a derramar sangre para volver a intentar, por "sequicienta" vez, conseguir los derechos y libertades.

Se votó al PP para librarnos del PSOE del Felipe. Se votó al PSOE de ZP para castigar al PP de Aznar.

Ahora, si Franco viviera, hasta podría obtener mayoría absoluta.

Saludos