El Parlamento español vota hoy una propuesta del Partido Nacionalista Vasco (PNV) que, de ser aprobada, obligaría al gobierno de Zapatero a suprimir una vicepresidencia y dos ministerios, una medida de austeridad que España necesita pero a la que el presidente del gobierno se resiste con uñas y dientes.
La reacción de Zapatero es insensata y dañina para los intereses de España. En lugar de acepar el programa de austeridad propuesto, busca desesperadamente apoyos para derrotar la propuesta y mantener intacto el endeudamiento demencial de España, el despilfarro que representan ministerios inútiles y sus gastos innecesarios en tiempos de crisis.
Por una vez, sin que sirva de precedente, el PNV tiene razón y tiene detrás de su propuesta el apoyo de todos los demócratas españoles, concientes de que el despilfarro del gobierno tiene que terminar y que el Estado español necesita adelgazar con urgencia.
Bajo el mandato de Zapatero, el Estado español no ha hecho más que crecer como un cáncer maligno. Hoy es tan monstruoso que cuesta a cada español 9.816 euros, casi la mitad de su sueldo anual. Con más de tres millones de funcionarios y otros 300.000 políticos, familiares, amigos y clientes enchufados y cobrando del erario público, el Estado Español es un enfermo de obesidad mórbida que pesa sobre la sociedad como una losa de plomo y que constituye hoy un obstáculo que impide la recuperación económica del país.
En el año 2000, el Estado costaba a cada español 6.123 euros, pero hoy cuesta casi 10.000 porque los gobiernos no han dejado de incrementar el número de funcionarios y de enchufados. Especialmente hiriente e incomprensible es el incremento del sector público impulsado por el gobierno de Zapatero, precisamente en tiempos de crisis, cuando los expertos aconsajan unanimemente austeridad y un severo programa de adelgazamiento del sector público.
El esperpento de la España de Zapatero se pone de relive cuando nos olvidamos de la mentirosa propaganda oficial y nos atenemos a las estadísticas: en los últimos ocho años, España tiene 308.000 funcionarios más, mientras que Europa tiene 205.000 menos.
La reacción de Zapatero es insensata y dañina para los intereses de España. En lugar de acepar el programa de austeridad propuesto, busca desesperadamente apoyos para derrotar la propuesta y mantener intacto el endeudamiento demencial de España, el despilfarro que representan ministerios inútiles y sus gastos innecesarios en tiempos de crisis.
Por una vez, sin que sirva de precedente, el PNV tiene razón y tiene detrás de su propuesta el apoyo de todos los demócratas españoles, concientes de que el despilfarro del gobierno tiene que terminar y que el Estado español necesita adelgazar con urgencia.
Bajo el mandato de Zapatero, el Estado español no ha hecho más que crecer como un cáncer maligno. Hoy es tan monstruoso que cuesta a cada español 9.816 euros, casi la mitad de su sueldo anual. Con más de tres millones de funcionarios y otros 300.000 políticos, familiares, amigos y clientes enchufados y cobrando del erario público, el Estado Español es un enfermo de obesidad mórbida que pesa sobre la sociedad como una losa de plomo y que constituye hoy un obstáculo que impide la recuperación económica del país.
En el año 2000, el Estado costaba a cada español 6.123 euros, pero hoy cuesta casi 10.000 porque los gobiernos no han dejado de incrementar el número de funcionarios y de enchufados. Especialmente hiriente e incomprensible es el incremento del sector público impulsado por el gobierno de Zapatero, precisamente en tiempos de crisis, cuando los expertos aconsajan unanimemente austeridad y un severo programa de adelgazamiento del sector público.
El esperpento de la España de Zapatero se pone de relive cuando nos olvidamos de la mentirosa propaganda oficial y nos atenemos a las estadísticas: en los últimos ocho años, España tiene 308.000 funcionarios más, mientras que Europa tiene 205.000 menos.
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