La España de Zapatero es una estafa, un producto falseado por la propaganda, que la presenta como un oasis donde merece la pena vivir y donde los ciudadanos disfrutan de una envidiable calidad de vida, cuando en realidad es un país infectado por la corrupción y la injusticia, donde los ciudadanos son esquilmados por un Estado monstruoso, enfermo de obesidad mórbida, que se niega a adelgazar y que constituye hoy todo un drama para la ciudadanía y el mayor obstáculo para salir de la crisis.
Los últimos estudios y estadísticas revelan que los españoles trabajan casi cuatro meses (desde enero hasta la tercera semana de abril) sólo para pagar sus impuestos a un Estado que le cuesta a cada español uno 10.000 euros al año. Teniendo en cuenta que el sueldo medio es de unos 20.00 euros, los españoles dedican la mitad de sus ingresos para financiar unas administraciones públicas enfermas de obesidad, que se niegan a adelgazar, que despilfarran el dinero y tan ineptas que no saben como sacar a España de la crisis.
La realidad es que los españoles son un pueblo desgraciado, no esos ciudadanos felices que pinta la propaganda oficial. Tienen, probablemente, la democracia más degradada de la Unión Europea y sus políticos son los más poderosos, incontrolados, inmunes e impunes del continente. El liderazgo no funciona y el sistema político se deteriora cada día más. Los ciudadanos creen cada día menos en una democracia que ha sido asesinada en secreto y transformada por los políticos en una oligocracia de partidos que no merece respeto alguno.
A cambio de los impuestos desmedidos que el Estado cobra y que, para colmo de males, ha decidido subir de nuevo en plena crisis, los españoles apenas reciben servicios valiosos y eficientes. La Justicia funciona con tanto retraso e irregularidad que deja de ser justa; la educación está considerada como una de las peores del planeta. Los ciudadanos son asesinados y asaltados por unos delincuentes cada día más armados y mejor organizados en bandas, sin que la policía pueda hacer mucho por defender a los que el Estado está obligado a proteger en democracia. La sanidad pública, orgullo del sistema, no tiene dinero, debe cientos de millones a sus proveedores y ya está por detrás de muchos servicios sanitarios públicos europeos. Las ciudades están sucias, las carreteras mal mantenidas, la riqueza mal distribuida, el país mal gobernado y la economía está siendo aplastada por un gobierno cuya politica está causando la destrucción masiva del tejido productivo, con cientos de miles de empresas desaparecidas y cientos de miles de pequeños empresarios y autónomos expulsados de la producción y los servicios. El gobierno, incapaz de generar puestos de trabajo, se dedica a dar limosnas a los desempleados y pobres, generando inseguridad y desconsuelo en la ciudadanía.
La verdad estadística de España es muy diferente a la que pinta la propaganda oficial: España ostenta un vergonzante liderazgo europeo en capítulos como el desempleo, el avance de la pobreza, la prostitución, el fracaso escolar, el tráfico y consumo de drogas, el alcoholismo, población encarcelada y avance del crimen y de la delincuencia. España es líder en coches oficiales, en privilegios para sus políticos y también en crecimiento desproporcionado del Estado, que hoy cuenta con casi tres millones y medio de servidores, si a los tres millones de funcionarios existentes se agrega la "casta" privilegiada de los políticos, sus asesores, familiares, amigos y enchufados que viven del erario público.
Los últimos estudios y estadísticas revelan que los españoles trabajan casi cuatro meses (desde enero hasta la tercera semana de abril) sólo para pagar sus impuestos a un Estado que le cuesta a cada español uno 10.000 euros al año. Teniendo en cuenta que el sueldo medio es de unos 20.00 euros, los españoles dedican la mitad de sus ingresos para financiar unas administraciones públicas enfermas de obesidad, que se niegan a adelgazar, que despilfarran el dinero y tan ineptas que no saben como sacar a España de la crisis.
La realidad es que los españoles son un pueblo desgraciado, no esos ciudadanos felices que pinta la propaganda oficial. Tienen, probablemente, la democracia más degradada de la Unión Europea y sus políticos son los más poderosos, incontrolados, inmunes e impunes del continente. El liderazgo no funciona y el sistema político se deteriora cada día más. Los ciudadanos creen cada día menos en una democracia que ha sido asesinada en secreto y transformada por los políticos en una oligocracia de partidos que no merece respeto alguno.
A cambio de los impuestos desmedidos que el Estado cobra y que, para colmo de males, ha decidido subir de nuevo en plena crisis, los españoles apenas reciben servicios valiosos y eficientes. La Justicia funciona con tanto retraso e irregularidad que deja de ser justa; la educación está considerada como una de las peores del planeta. Los ciudadanos son asesinados y asaltados por unos delincuentes cada día más armados y mejor organizados en bandas, sin que la policía pueda hacer mucho por defender a los que el Estado está obligado a proteger en democracia. La sanidad pública, orgullo del sistema, no tiene dinero, debe cientos de millones a sus proveedores y ya está por detrás de muchos servicios sanitarios públicos europeos. Las ciudades están sucias, las carreteras mal mantenidas, la riqueza mal distribuida, el país mal gobernado y la economía está siendo aplastada por un gobierno cuya politica está causando la destrucción masiva del tejido productivo, con cientos de miles de empresas desaparecidas y cientos de miles de pequeños empresarios y autónomos expulsados de la producción y los servicios. El gobierno, incapaz de generar puestos de trabajo, se dedica a dar limosnas a los desempleados y pobres, generando inseguridad y desconsuelo en la ciudadanía.
La verdad estadística de España es muy diferente a la que pinta la propaganda oficial: España ostenta un vergonzante liderazgo europeo en capítulos como el desempleo, el avance de la pobreza, la prostitución, el fracaso escolar, el tráfico y consumo de drogas, el alcoholismo, población encarcelada y avance del crimen y de la delincuencia. España es líder en coches oficiales, en privilegios para sus políticos y también en crecimiento desproporcionado del Estado, que hoy cuenta con casi tres millones y medio de servidores, si a los tres millones de funcionarios existentes se agrega la "casta" privilegiada de los políticos, sus asesores, familiares, amigos y enchufados que viven del erario público.
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