Han mentido de nuevo. Ya lo hacen casi a diario. El último en hacerlo ha sido Pepiño Blanco, ministro de Fomento, al decir que es falsa la acusación del PP de que el gobierno de España ha cambiado a Aminatu Haidar por tomates. Para colmo de absurdo, don Pepiño ha tildado al líder de la oposición, Mariano Rajoy, de "mentiroso compulsivo". No es que Mariano no mienta, porque lo hace con cierta frecuencia, aunque a gran distancia de Zapatero y su pandilla, que utilizan también la táctica de acusar al contrario de los defectos propios, para confundir y enmarronar todavía más la ya vomitiva vida política española.
Sin embargo, la acusación del PP es verdad en sentido estricto porque el acuerdo que permite a Marruecos exportar más tomates sin aranceles a la Unión Europeo podía haber sido vetado por España, que no lo ha hecho, como parte de los acuerdos para solucionar la "patata caliente" de la luchadora saharaui en territorio español.
Además, la prensa marroquí alardea de que España, tras su derrtota en el caso Aminatu, también ha reconocido la soberanía de Marruecos sobre el Sahara, concesión española de gran envergadura que está siendo filtrada sutilmente desde el gobierno de Marruecos.
No es cierto tampoco que el gobierno de Zapatero emplee una moderna diplomacia basada en la cordialidad y el diálogo. La diplomacia española es pura debilidad y cobardía, eso sí, justificada como dialogante, cordial y moderna, propia de nuevos tiempos de paz. Se viste al muñeco con la única ropa que se tiene.
El gobierno de Zapatero no puede exhibir mérito mayor que el de saber mentir mejor que cualquier otro gobierno español en toda la Historia moderna.
A Pepiño y, sobre todo, a Zapatero habría que recordarles que la verdad es un valor imprescindible en democracia y en política. Sin verdad, todo es tiranía, incluso la falsa paz y la falsa concordia. Cuando se miente al pueblo, el gobierno que lo hace se envilece y también se envilece el pueblo que soporta la mentira del poder sin indignación ni rebeldía.
Sin embargo, la acusación del PP es verdad en sentido estricto porque el acuerdo que permite a Marruecos exportar más tomates sin aranceles a la Unión Europeo podía haber sido vetado por España, que no lo ha hecho, como parte de los acuerdos para solucionar la "patata caliente" de la luchadora saharaui en territorio español.
Además, la prensa marroquí alardea de que España, tras su derrtota en el caso Aminatu, también ha reconocido la soberanía de Marruecos sobre el Sahara, concesión española de gran envergadura que está siendo filtrada sutilmente desde el gobierno de Marruecos.
No es cierto tampoco que el gobierno de Zapatero emplee una moderna diplomacia basada en la cordialidad y el diálogo. La diplomacia española es pura debilidad y cobardía, eso sí, justificada como dialogante, cordial y moderna, propia de nuevos tiempos de paz. Se viste al muñeco con la única ropa que se tiene.
El gobierno de Zapatero no puede exhibir mérito mayor que el de saber mentir mejor que cualquier otro gobierno español en toda la Historia moderna.
A Pepiño y, sobre todo, a Zapatero habría que recordarles que la verdad es un valor imprescindible en democracia y en política. Sin verdad, todo es tiranía, incluso la falsa paz y la falsa concordia. Cuando se miente al pueblo, el gobierno que lo hace se envilece y también se envilece el pueblo que soporta la mentira del poder sin indignación ni rebeldía.
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