En la ordenación sacerdotal, el ordenando hace ante Dios los votos de castidad y obediencia a la Iglesia, pero en el caso de los curas vascos en rebeldía, que rechazan a su nuevo obispo por razones de limpieza étnica, debemos estar equivocados porque no está claro a quien obedecen.
Hay varias tesis: la primera es que el virus del nacionalismo, más contagioso que el de la gripe A, se ha convertido en dominante y ha transformado su fe. Otra es que algunos curas vascos no son mas que peneuvistas probatasunos infiltrados en la Iglesia Católica.
Me inclino a pensar que se han transformado en “quintacolumnistas” del separatismo.
Pienso también que si un cura se salta premeditadamente un voto, como el de la obediencia, no pueden convencer a nadie de que los otros no han ido por el mismo camino, el del inodoro de la sacristía. Esto me lleva a cuestionar si algo tan crucial como la confesión y su secreto es respetado por los clérigos nacionalistas.
La Iglesia se enfrenta con una plantada colectiva de curas que parecen más agentes infiltrados del nacionalismo que sacerdotes. Una castaña caliente porque ¿Quién confía ya en ellos?, ¿Para quiemn trabajan? ¿Quien tiene informes de mi confesión, si ellos ya no obedecen al Papa?
La iglesia vasca de Setién ha querido siempre ser la intermediaria entre ETA y los gobiernos. Curioso que al mismo tiempo se ha negado a oficiar entierros de asesinados, como Miguel Ángel Blanco. Esta Iglesia ¿de quién depende? ¿para quién trabaja? ¿a quién obedece?.
Dice hoy ABC: “Para la diputada de Rosa Díez, el hecho de que la mayoría de los curas guipuzcoanos se unan contra Munilla y antes fueran incapaces de hacerlo de forma unánime en contra de ETA, demuestra «hasta qué punto está podrido un sector de la Iglesia vasca»
Ligur.
Hay varias tesis: la primera es que el virus del nacionalismo, más contagioso que el de la gripe A, se ha convertido en dominante y ha transformado su fe. Otra es que algunos curas vascos no son mas que peneuvistas probatasunos infiltrados en la Iglesia Católica.
Me inclino a pensar que se han transformado en “quintacolumnistas” del separatismo.
Pienso también que si un cura se salta premeditadamente un voto, como el de la obediencia, no pueden convencer a nadie de que los otros no han ido por el mismo camino, el del inodoro de la sacristía. Esto me lleva a cuestionar si algo tan crucial como la confesión y su secreto es respetado por los clérigos nacionalistas.
La Iglesia se enfrenta con una plantada colectiva de curas que parecen más agentes infiltrados del nacionalismo que sacerdotes. Una castaña caliente porque ¿Quién confía ya en ellos?, ¿Para quiemn trabajan? ¿Quien tiene informes de mi confesión, si ellos ya no obedecen al Papa?
La iglesia vasca de Setién ha querido siempre ser la intermediaria entre ETA y los gobiernos. Curioso que al mismo tiempo se ha negado a oficiar entierros de asesinados, como Miguel Ángel Blanco. Esta Iglesia ¿de quién depende? ¿para quién trabaja? ¿a quién obedece?.
Dice hoy ABC: “Para la diputada de Rosa Díez, el hecho de que la mayoría de los curas guipuzcoanos se unan contra Munilla y antes fueran incapaces de hacerlo de forma unánime en contra de ETA, demuestra «hasta qué punto está podrido un sector de la Iglesia vasca»
Ligur.
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