Gracias Aminatu

En un principio, cuando llegaste a España e iniciaste tu protesta, experimentamos la cobarde reacción del rechazo porque pensábamos que tu lucha debería ser contra Marruecos, el país que te ha arrebatado tu tierra y tu libertad, pero ese sentimiento cobarde e indigno desapareció pronto y hoy consideramos un lujo tu desafío y miramos tu lucha con envidia, conscientes de que nosotros, los españoles, no somos capaces de hacer lo que tu haces, a pesar de que los poderosos nos ha arrebatado nuestra democracia y nuestra igualdad. Te damos gracias, Aminatu, porque tu ejemplo despierta nuestras conciencias, adormecidas por el narcótico que nos dispensa el poder político y porque gracias a ti hemos descubierto que estamos muy enfermos de cobardía.

La hipócrita cobardía de nuestro gobierno nos infectó y nos hizo olvidar el problema del Sahara y a vosotros, los saharauis, que, siendo españoles según la ley, fuisteis abandonados y entregados a Marruecos por un país incapaz ya de defender ideas, principios y valores. Entonces no lo vaíamos, pero ya estaba actuando el virus que hoy destruye nuestra sociedad, el de la cobardía y el envilecimiento, el que nos hace soportar sin rebelarnos la injusticia, la desigualdad, el poder corrupto, la ineptitud del liderazgo, los privilegios y ventajas de la casta política dominante y la marginación del pueblo y de los ciudadanos.

Anoche caminaba por Sevilla y delante del Ayuntamiento había un centenar de personas gritando ¡Aminatu somos todos!. Me encontré allí a un conocido y, tras comentar el asunto, llegamos a la conclusión de que deberíamos gritar mejor ¡Aminatu: queremos ser como tu!

Nos has recordado nuestra vileza al ceder ante los chantajes de Marruecos y olvidar nuestras responsabilidades con los saharauis. Nos has hecho ver nuestra cobardía y nuestra incapacidad de doblegar a un gobierno que nos está conduciendo hacia la ruina ecoómica, el hundimiento moral, la división como nación y la derrota como pueblo. Nos has recordado con tu ejemplo que es mil veces más digno luchar contra lo injusto que guardar silencio ante la ignominia y la injusticia.

Nuestro gobierno, atolondrado e incapaz de ser responsable de sus errores y miserias, culpa a la policía de tu presencia en España y teme que Marruecos, un país escandalosamente pobre en economía y libertad, nos plante cara y nos haga chantaje con éxito, como tantas veces hizo en el pasado.

Zapatero, nuestro dirigente, le tiene más miedo a un conflicto con Marruecos que a la ruina de España, hacia la que nos dirige sin que le tiemble el pulso. Es un cobarde, aunque no más que la mayoría de los españoles, que disfraza la cobardía de diálogo, al igual que oculta su escoso aprecio por la democracia detrás de una fachada mendaz de sonrisas y falsa parsimonia.

Te damos gracias, Aminatu, porque, aunque te parezca incleíble, nos has recordado a los españoles que existe la lucha por las ideas y los valores, que la rebeldía frente a lo injusto es la esencia del progreso y que una vida sin dignidad no merece la pena.

No sé si sabes, Aminatu, que en este país miserable y desquiciado llamado España, los sindicatos, comprados por el poder con subvenciones y privilegios, en lugar de defender los puestos de trabajo de los obreros y empleados frente al gobierno que los está destruyendo y conduciendo el país hacia la ruina y el fracaso, protestan contra los empresarios, que son los únicos capaces de crear empleo y riqueza.

Te damos gracias, Aminatu, porque tu ejemplo tal vez contribuya a la regeneración de España y nos haga rebelarnos contra los corruptos que han infectado las administraciones públicas, contra los que gobiernan de espaldas a las opiniones y criterios de los ciudadanos, los que se atiborran de privilegios, imponen la desigualdad, atizan la división, alimentan los enfrentamientos y en lugar de gobernar de manera ejemplar y eficaz, nos conducen a la derrota como pueblo.

Todo ciudadano español decente y demócrata debería estar, como tú, en huelga de hambre.