El drama de la saharaui Aminatu Haidar se complica y se le escapa de las manos a España y a Marruecos, los dos cómplices que iniciaron ese lamentable espectáculo que está incrementando el desprestigio de Zapatero y su gobierno, poniendo al descubierto el aislamiento internacional de España, desvelando la asombrosa ineptitud del Ejecutivo español y hasta envenenando las relaciones entre Madrid y Rabat, mientras que los saharauis, que ven como la olvidada causa de su sometimiento forzado a Marruecos retorna a la primera plana mundial, son los únicos beneficiados.
Aminatu está en huelga de hambre por su patria, que fue traicionada por España y es oprimida por Marruecos. El suyo es un ejemplo de lucha que quizás los españoles deberíamos imitar, recurriendo también a la protesta para exigir una democracia auténtica y rechazar la suciedad de la política, la infecta corrupción que nos domina y el mal gobierno que padecemos, que nos está llevando a la ruina económica y a la derrota como pueblo.
Hay ya cientos de miles de españoles obligados a hacer cada día una especie de huelga de hambre forzada, estéril, inútil y sin fines altruistas. Son los que no tienen para comer, los obligados por la crisis a dormir en los parques y calles, los que hacen cola en los comedores de caridad y aquellos muchos a los que la incompetencia del gobierno les ha obligado a cerrar sus talleres y pequeñas empresas y hoy, avergonzados, no saben qué hacer para mantener a sus familias con dignidad.
Hay motivos más que suficientes para que millones de españoles recurramos a la protesta pública y pácifica, como Aminatu, para defender nuestra patria en peligro. La corrupción es un motivo suficiente, como lo es también el abuso de poder, el asesinato de la democracia, los privilegios injustificados de los políticos, el despilfarro, el mal gobierno, el uso de la mentira desde el poder político, la injusticia reinante, con medio país que vive mejor que nunca en la crisis y otro medio empujado hacia la pobreza por un liderazgo inepto, atolondrado y vulgar.
Esta señora del Sahara nos ha abierto los ojos y nos ha enseñado el camino a tomar para que nuestras reivindicaciones ciudadanas sean tenidas en cuenta, para solidarizarnos con los miles de desempleados cuyos pisos están siendo embargados y ante cuya desgracia, la clase política, insensible, egoísta y despreciable, sigue adelante con sus privilegios, su ostentación y su hiriente despilfarro.
Muchos lectores de voto en blanco, tan llenos de buena voluntad como impregnados de esa cobardía que nos envuelve a los españoles como una niebla espesa, se preguntan a diario "qué podemos hacer" para acabar con los desmanes del poder político, con la hiriente corrupción, con la injusticia y con el abuso del poder. Ya lo saben: acompañemos con nuestra solidaridad de demócratas y con nuestra protesta pública a todos los que han sido abandonados por el poder político a su suerte y, despojados de su dignidad por el mal gobierno, han sido arrojados a la pobreza y forzados a hacer una "huelga de hambre" cada día, acompañados de sus familias.
Todo ciudadano español decente y demócrata debería estar, como Aminatu, protestando públicamente, de alguna manera, ante el mal gobierno que conduce a España hacia su fracaso histórico. Sólo así conseguiremos regenerar este país infectado.
Muchos españoles admiran cada día más a la saharaui Aminatu Haidar, no sólo porque demuestra un inmenso valor cívico al defender sus ideas, arriesgando su propia vida, sino porque lo está haciendo delante de millones de españoles, probablemente el pueblo más cobarde de la Europa actual, incapaz de rebelarse contra injusticias insoportables y con mil motivos para luchar contra la desigualdad, la mentira, la pérdida de la prosperidad, la insolidaridad, la inseguridad, la desconfianza, el abuso del poder político, el despilfarro, el mal gobierno, el asesinato de la democracia y otras muchas lacras que soportamos acumulando vergüenza y oprobio.
¡Gracias, Aminatu, por tu ejemplo!
Aminatu está en huelga de hambre por su patria, que fue traicionada por España y es oprimida por Marruecos. El suyo es un ejemplo de lucha que quizás los españoles deberíamos imitar, recurriendo también a la protesta para exigir una democracia auténtica y rechazar la suciedad de la política, la infecta corrupción que nos domina y el mal gobierno que padecemos, que nos está llevando a la ruina económica y a la derrota como pueblo.
Hay ya cientos de miles de españoles obligados a hacer cada día una especie de huelga de hambre forzada, estéril, inútil y sin fines altruistas. Son los que no tienen para comer, los obligados por la crisis a dormir en los parques y calles, los que hacen cola en los comedores de caridad y aquellos muchos a los que la incompetencia del gobierno les ha obligado a cerrar sus talleres y pequeñas empresas y hoy, avergonzados, no saben qué hacer para mantener a sus familias con dignidad.
Hay motivos más que suficientes para que millones de españoles recurramos a la protesta pública y pácifica, como Aminatu, para defender nuestra patria en peligro. La corrupción es un motivo suficiente, como lo es también el abuso de poder, el asesinato de la democracia, los privilegios injustificados de los políticos, el despilfarro, el mal gobierno, el uso de la mentira desde el poder político, la injusticia reinante, con medio país que vive mejor que nunca en la crisis y otro medio empujado hacia la pobreza por un liderazgo inepto, atolondrado y vulgar.
Esta señora del Sahara nos ha abierto los ojos y nos ha enseñado el camino a tomar para que nuestras reivindicaciones ciudadanas sean tenidas en cuenta, para solidarizarnos con los miles de desempleados cuyos pisos están siendo embargados y ante cuya desgracia, la clase política, insensible, egoísta y despreciable, sigue adelante con sus privilegios, su ostentación y su hiriente despilfarro.
Muchos lectores de voto en blanco, tan llenos de buena voluntad como impregnados de esa cobardía que nos envuelve a los españoles como una niebla espesa, se preguntan a diario "qué podemos hacer" para acabar con los desmanes del poder político, con la hiriente corrupción, con la injusticia y con el abuso del poder. Ya lo saben: acompañemos con nuestra solidaridad de demócratas y con nuestra protesta pública a todos los que han sido abandonados por el poder político a su suerte y, despojados de su dignidad por el mal gobierno, han sido arrojados a la pobreza y forzados a hacer una "huelga de hambre" cada día, acompañados de sus familias.
Todo ciudadano español decente y demócrata debería estar, como Aminatu, protestando públicamente, de alguna manera, ante el mal gobierno que conduce a España hacia su fracaso histórico. Sólo así conseguiremos regenerar este país infectado.
Muchos españoles admiran cada día más a la saharaui Aminatu Haidar, no sólo porque demuestra un inmenso valor cívico al defender sus ideas, arriesgando su propia vida, sino porque lo está haciendo delante de millones de españoles, probablemente el pueblo más cobarde de la Europa actual, incapaz de rebelarse contra injusticias insoportables y con mil motivos para luchar contra la desigualdad, la mentira, la pérdida de la prosperidad, la insolidaridad, la inseguridad, la desconfianza, el abuso del poder político, el despilfarro, el mal gobierno, el asesinato de la democracia y otras muchas lacras que soportamos acumulando vergüenza y oprobio.
¡Gracias, Aminatu, por tu ejemplo!
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