A juzgar por los hechos, parece que hemos avanzado poco en la Historia. El líder nazi Adolf Hítler impuso de manera reiterada sus ideas y deseos al pueblo alemán, incluso contra la opinión mayoritaria, y también utilizó la mentira y la manipulación para hipnotizar y someter a su pueblo, mientras que 80 años después, el español Zapatero, a pesar de ser un dirigente alineado con la democracia, un sistema que se autositúa en las antípodas del nazismo, impone su voluntad a la mayoría y recurre a esos mismos métodos para dividir, enfrentar, controlar a la población, alimentar el fanatismo y mantenerse en el poder, a pesar de sus errores, fracasos y demostrada ineptitud como gobernante.
La arrogancia de Zapatero y su despreciable interés por imponer su voluntad a la mayoría será visible hoy, cuando buena parte de la sociedad se manifieste en las calles para rechazar la ampliación de la ley del aborto. A pesar de que las encuestas y las calles demuestran hasta la saciedad que la mayoría de los españoles están en contra de esa ley, Zapatero, comportándose como un pequeño y vulgar dictador, ha decidido imponer su voluntad y aplastar el criterio de la inmensa mayoría.
Los hombres de Hítler, inventores de la propaganda política moderna, sabían que una mentira mil veces repetida termina convirtiéndose en verdad. Zapatero y sus muchachos también lo saben y hasta podrían pasar a la Historia como expertos de gran talla en manipulación y confusión de la ciudadanía a través del engaño, las medias verdades y la mentira.
Hítler afirmaba en 1939: "Un judío, independientemente de su edad, es claro que es un ser vivo; ahora bien no puede afirmarse que sea un ser humano, no hay base científica para ello". En 2009, la ministra de Igualdad española, Bibiana Aído, discípula de Zapatero, ha plagiado al dictador alemán con estas palabras: "Un feto es un ser vivo, pero no puede afirmarse que sea un ser humano porque eso no tiene ninguna base científica". La negación de la condición de "ser humano" al pueblo judío hizo posible el holocausto nazi, mientras que la negación de la condición humana al feto está facilitando el holocausto abortista español.
Adolf Hítler llevó a su pueblo, adormecido, hasta la destrucción y la derrota. Zapatero lo está llevando hacia el fracaso económico y el enfrentamiento y es probable que culmine el desastre muy pronto, si nadie le para los pies. Uno y otro lograron cultivar enormes masas de fanáticos, capaces de apoyarle a pesar de sus errores, fracasos y daños terribles que ocasionaban a sus respectivos países. España, que era un país próspero y envidiado hasta 2007, bajo el mandato de Zapatero se ha convertido en ejemplo mundial de mal gobierno, en meca de la pobreza y del desempleo y en el país del mundo donde el desprestigio de la democracia y de la clase política avanzan con más intensidad y rapidez.
En lo que no se parece Zapatero a don Adolfo es en la fortaleza de su liderazgo. Mientras que el alemán cautivó a su pueblo que, sumiso, le siguió hasta la derrota y la perdición, Zapatero es ya un personaje sin prestigio, rechazado por una masa cada vez más nutrida de españoles, que reclaman, sin éxito alguno por el momento, que el inepto se marche.
Pulsa aquí para ver un vídeo que aclara en manos de quienes está España.
La arrogancia de Zapatero y su despreciable interés por imponer su voluntad a la mayoría será visible hoy, cuando buena parte de la sociedad se manifieste en las calles para rechazar la ampliación de la ley del aborto. A pesar de que las encuestas y las calles demuestran hasta la saciedad que la mayoría de los españoles están en contra de esa ley, Zapatero, comportándose como un pequeño y vulgar dictador, ha decidido imponer su voluntad y aplastar el criterio de la inmensa mayoría.
Los hombres de Hítler, inventores de la propaganda política moderna, sabían que una mentira mil veces repetida termina convirtiéndose en verdad. Zapatero y sus muchachos también lo saben y hasta podrían pasar a la Historia como expertos de gran talla en manipulación y confusión de la ciudadanía a través del engaño, las medias verdades y la mentira.
Hítler afirmaba en 1939: "Un judío, independientemente de su edad, es claro que es un ser vivo; ahora bien no puede afirmarse que sea un ser humano, no hay base científica para ello". En 2009, la ministra de Igualdad española, Bibiana Aído, discípula de Zapatero, ha plagiado al dictador alemán con estas palabras: "Un feto es un ser vivo, pero no puede afirmarse que sea un ser humano porque eso no tiene ninguna base científica". La negación de la condición de "ser humano" al pueblo judío hizo posible el holocausto nazi, mientras que la negación de la condición humana al feto está facilitando el holocausto abortista español.
Adolf Hítler llevó a su pueblo, adormecido, hasta la destrucción y la derrota. Zapatero lo está llevando hacia el fracaso económico y el enfrentamiento y es probable que culmine el desastre muy pronto, si nadie le para los pies. Uno y otro lograron cultivar enormes masas de fanáticos, capaces de apoyarle a pesar de sus errores, fracasos y daños terribles que ocasionaban a sus respectivos países. España, que era un país próspero y envidiado hasta 2007, bajo el mandato de Zapatero se ha convertido en ejemplo mundial de mal gobierno, en meca de la pobreza y del desempleo y en el país del mundo donde el desprestigio de la democracia y de la clase política avanzan con más intensidad y rapidez.
En lo que no se parece Zapatero a don Adolfo es en la fortaleza de su liderazgo. Mientras que el alemán cautivó a su pueblo que, sumiso, le siguió hasta la derrota y la perdición, Zapatero es ya un personaje sin prestigio, rechazado por una masa cada vez más nutrida de españoles, que reclaman, sin éxito alguno por el momento, que el inepto se marche.
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