En su blog, Joaquín Leguina, socialista y ex presidente de la Comunidad de Madrid, realiza hoy un escabroso ejercicio intelectual cargado de trucos y debilidades. Tras reconocer que existe desapego y desconfianza hacia Zapatero en sus propias filas, afirma que el actual líder debe presentarse a las próximas elecciones y que si gana "que siga todo como está, pero si pierde habrá llegado la hora de recuperar un partido socialdemócrata y solvente que esté en el mundo y no en el ensueño de ningún líder salvador. Una organización pensante y actuante, lejos de ocurrencias mediáticas y de radicalismos de nuevo cuño."
Resumiendo: según Leguina, no importa que ZP esté llevando a España hacia el desastre y que hasta sus propios partidarios le rechacen Sólo si pierde las próximas elecciones, sería el momento de rectificar y regresar a la cordura (volver a las ideas y abandonar las ocurrencias).
El planteamiento de Leguina, indefendible en democracia, convierte las urnas en dispensadoras de patentes de corso.
Sería bueno que Leguina recordara una condición necesaria para que exista democracia: los elegidos por los ciudadanos, cuando pierden la confianza de los electores, pierden también la legitimidad.
Esperar a que Zapatero pierda las elecciones para rectificar es de cobardes. Si genera rechazo por sus errores y si es evidente que España está siendo dañada por su mal gobierno, no caben cautelas ni esperas. El PSOE, por el bien de España, debe obligarlo a dimitir y a convocar elecciones anticipadas. Si el PSOE, que está sometido a su líder y preso de los privilegios y ventajas que se derivan del poder, no se atreve a mover ficha, deberían hacerlo al menos los que, como Leguina, Guerra y otros, apuestan por mantener una imagen de intelectuales, más o menos independientes.
Los españoles que consideramos que el país está perdiendo su crédito internacional, su prestigio y su futuro, víctima del mal gobierno, no entendemos sus cobardías, cautelas y contradicciones, como criticar la ruptura territorial y, al mismo tiempo, votar a favor del Estatuto de Cataluña; criticar el nacionalismo extremo y no rechazar abiertamente los pactos contra natura del PSOE con partidos enemigos de España, sin otra justificación que obtener los votos que garantizan el poder.
En el blog de Leguina puede apreciarse todo el triste y lamentable alcance circense de la pirueta intelectual:
"No es preciso ser un lince para deducir de ello que existe, respecto a Rodríguez Zapatero, un notable desapego, una desconfianza dentro de su propio campo electoral. Un dato que, como es lógico, no ha pasado desapercibido.
¿Debe el PSOE retirar a su líder? No creo que eso sea factible en estos momentos ni siquiera que sea conveniente. Tampoco más adelante, por ejemplo, en vísperas electorales, pongamos en 2011.
Nadie espere que el actual PSOE abra un debate interno acerca de la conveniencia o no de seguir adelante con la misma cabeza de cartel. No ocurrirá esto por una razón evidente: hace tiempo que el PSOE borró de sus prácticas internas la palabra “debate”.
Personalmente, soy partidario de que Zapatero se presente y pase el rubicón de las próximas elecciones. En eso coincido con el Vicesecretario General del PSOE, José Blanco, aunque, seguramente, por distintos motivos.
Pienso que si ZP no se presenta sin haber anunciado su renuncia al inicio de la presente legislatura, tal decisión significaría dar la batalla por perdida, cargando, además, sobre espaldas ajenas una probable derrota. Eso sí, le permitiría seguir controlando como hasta ahora la selección de personal (por cierto, con criterios que poco tienen que ver con el mérito y la capacidad)."
¿Análisis patético o intento desesperado por compatibilizar una "crítica" aparente, que acalle la conciencia, con el coche oficial y las prebendas, sin tener que abandonar el oasis de privilegios y ventajas donde hiberna "la casta" política profesional española durante la crisis?
Resumiendo: según Leguina, no importa que ZP esté llevando a España hacia el desastre y que hasta sus propios partidarios le rechacen Sólo si pierde las próximas elecciones, sería el momento de rectificar y regresar a la cordura (volver a las ideas y abandonar las ocurrencias).
El planteamiento de Leguina, indefendible en democracia, convierte las urnas en dispensadoras de patentes de corso.
Sería bueno que Leguina recordara una condición necesaria para que exista democracia: los elegidos por los ciudadanos, cuando pierden la confianza de los electores, pierden también la legitimidad.
Esperar a que Zapatero pierda las elecciones para rectificar es de cobardes. Si genera rechazo por sus errores y si es evidente que España está siendo dañada por su mal gobierno, no caben cautelas ni esperas. El PSOE, por el bien de España, debe obligarlo a dimitir y a convocar elecciones anticipadas. Si el PSOE, que está sometido a su líder y preso de los privilegios y ventajas que se derivan del poder, no se atreve a mover ficha, deberían hacerlo al menos los que, como Leguina, Guerra y otros, apuestan por mantener una imagen de intelectuales, más o menos independientes.
Los españoles que consideramos que el país está perdiendo su crédito internacional, su prestigio y su futuro, víctima del mal gobierno, no entendemos sus cobardías, cautelas y contradicciones, como criticar la ruptura territorial y, al mismo tiempo, votar a favor del Estatuto de Cataluña; criticar el nacionalismo extremo y no rechazar abiertamente los pactos contra natura del PSOE con partidos enemigos de España, sin otra justificación que obtener los votos que garantizan el poder.
En el blog de Leguina puede apreciarse todo el triste y lamentable alcance circense de la pirueta intelectual:
"No es preciso ser un lince para deducir de ello que existe, respecto a Rodríguez Zapatero, un notable desapego, una desconfianza dentro de su propio campo electoral. Un dato que, como es lógico, no ha pasado desapercibido.
¿Debe el PSOE retirar a su líder? No creo que eso sea factible en estos momentos ni siquiera que sea conveniente. Tampoco más adelante, por ejemplo, en vísperas electorales, pongamos en 2011.
Nadie espere que el actual PSOE abra un debate interno acerca de la conveniencia o no de seguir adelante con la misma cabeza de cartel. No ocurrirá esto por una razón evidente: hace tiempo que el PSOE borró de sus prácticas internas la palabra “debate”.
Personalmente, soy partidario de que Zapatero se presente y pase el rubicón de las próximas elecciones. En eso coincido con el Vicesecretario General del PSOE, José Blanco, aunque, seguramente, por distintos motivos.
Pienso que si ZP no se presenta sin haber anunciado su renuncia al inicio de la presente legislatura, tal decisión significaría dar la batalla por perdida, cargando, además, sobre espaldas ajenas una probable derrota. Eso sí, le permitiría seguir controlando como hasta ahora la selección de personal (por cierto, con criterios que poco tienen que ver con el mérito y la capacidad)."
¿Análisis patético o intento desesperado por compatibilizar una "crítica" aparente, que acalle la conciencia, con el coche oficial y las prebendas, sin tener que abandonar el oasis de privilegios y ventajas donde hiberna "la casta" política profesional española durante la crisis?
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