Los socialistas ches, además de con un cabreo morrocotudo, están que trinan y tronan, y tienen a "Pepito Grillo" Blanco (al que han tomado ojeriza, por urente y por ustorio), "número dos" del aparato del partido, entre ceja y ceja, porque el interfecto ha llegado a declarar que la reforma del Estatuto de la Comunidad Valenciana, que sus correligionarios levantinos lograron consensuar con los "peperos" de Camps, quedará, próximamente, limpia de impurezas en el Congreso de los Diputados.
La rebaja de Pepe (en lugar de Paco) tiene su singular importancia, porque si se toma la misma como el arquetipo a seguir y hasta como el precedente más inmediato, se acudirá a él cuando arribe a la Cámara Baja el Estatut. Según parece, es una simple treta para no dejar en mal lugar al presidente del Ejecutivo ni quedar en feo (con los glúteos al aire) el propio Zapatero, que, cual espontáneo hiperimprudente, ni corto ni perezoso, se echó al albero sin tomar la precaución de coger los engaños, pues se comprometió (adquiriendo no sólo una onerosa carga, sino también una tamaña responsabilidad) a lidiar el morlaco que saliera por la puerta de chiqueros, sin saber en el lío que se metía e ignorando con quiénes se jugaba el prestigio, que es el único patrimonio del que disponemos quienes carecemos de cuartos.
Ángel Sáez García
La rebaja de Pepe (en lugar de Paco) tiene su singular importancia, porque si se toma la misma como el arquetipo a seguir y hasta como el precedente más inmediato, se acudirá a él cuando arribe a la Cámara Baja el Estatut. Según parece, es una simple treta para no dejar en mal lugar al presidente del Ejecutivo ni quedar en feo (con los glúteos al aire) el propio Zapatero, que, cual espontáneo hiperimprudente, ni corto ni perezoso, se echó al albero sin tomar la precaución de coger los engaños, pues se comprometió (adquiriendo no sólo una onerosa carga, sino también una tamaña responsabilidad) a lidiar el morlaco que saliera por la puerta de chiqueros, sin saber en el lío que se metía e ignorando con quiénes se jugaba el prestigio, que es el único patrimonio del que disponemos quienes carecemos de cuartos.
Ángel Sáez García