España: la danza de los miserables

Permítame comenzar por el final. Los separatistas no lo son porque España sea un estercolero, si esa fuera la razón, muchos les apoyaríamos de forma clara. El separatismo es algo que viene de antiguo, en concreto de cuando se perdió el chollo para ellos de Cuba. Ellos vendían en Cuba sus productos, muchos más caros que en el mercado internacional y el resto financiábamos el enorme ejército que había que mantener allí para que se pudieran vender sus productos. Con la independencia de Cuba, se perdió ese mercado y curiosamente, aparece el orate demente de Sabino Arana y en Cataluña aparece el catalanismo.

Pero en más de cien años de existencia, ningún separatista ha mencionado nunca que ellos se quieren separar por culpa del mal gobierno. ellos apelan a los sentimientos y la supuesta nación, independientemente de quién o de como se gobierne en España. Pero ni siquiera ahora, con todo el desastre que tenemos, invocan eso, tal vez por si alguien les dice que en vez de pensar en irse, deben pensar en ayudar.

Por lo demás, mencionar la bajeza de los "líderes" es quedarse corto. Todos lo son, decir que bajos y ruines, es decir poco. Nadie explica su programa salvo las consabidas vaguedades que tan buen resultado electoral les dan y en realidad, si les va bien, ¿para qué cambiar?

Nadie habla de temas morales, todos hablan del paro y del reparto del dinero, generalmente ajeno, porque el suyo o incluso aquel que para obtenerlo es necesario un coste electoral, ni se toca. Y ese dinero ninguno lo quiere para emplearlo en cosas productivas, todos lo quieren para repartirlo en ayudas, subvenciones y demás que permiten mantener indefinidamente a los dependientes y ellos llevarse una buena parte.

Lo he dicho muchas veces y sigo pensando lo mismo: el problema de España es de tipo moral. Cuando se consiga un pueblo virtuoso, todos los demás problemas desaparecerán. Pero estos que nos mandan, insisten en que se trata de un problema económico y aplican presuntas soluciones económicas, que naturalmente, consisten en gastar más, tal vez porque cuanto más se gaste, más se puede perder por el camino y el problema se hace cada vez más grande.

Pero el colmo de la indecencia democrática es lo que nos están contando sobre pactos. Los socialistas no se cortan en decir que el comité federal... ¡Oiga! ¡Un momento! ¿Quién ha elegido al comité federal? El pueblo ha elegido a unas personas, humanas, aunque algunas no lo parezcan, para que defiendan sus intereses y cada una de esas personas representa los intereses de una provincia. De modo que en función del programa que presente el candidato con luz y taquígrafos, cada diputado votará en función de si ese programa cumple las expectativas de los ciudadanos de la provincia a la que representa y no en función de lo que diga la dirección del partido.

Ni ellos tienen el menor pudor en decir esa indecencia democrática, ni el lanar tiene el menor pudor en darles su voto, babeando ante las urnas. El título del artículo del otro día es de lo más acertado: ¡Votad! ¡Votad, malditos! Porque malditos somos cuando elegimos a semejante chusma, que ni siquiera saben los usos de la democracia y se someten genuflexos a las direcciones de los partidos.

Pero tan poco seŕia tan malo ir a otras elecciones. Durante seis meses hemos estado sin gobierno y sólo le ha preocupado a menos del 5 % de la población. El paro hasta ha bajado mucho o eso nos dicen. A los financieros, eso que lo único que hacen es mover dinero sin crear riqueza y que por tanto al final la gente nos quedamos sin él, puesto que el dinero es el mismo ya que no han creado riqueza que repartir. A esos es a los que aterroriza la falta de gobierno ya que sus negocios se resienten. Y eso es bueno, pues significa que la gente seguirá con su dinero.

Cierto que hay problemas serios que requieren un gobierno, pero dado que existe un parlamento que funciona, esos problemas se podrían resolver si hubiera altura de miras. Por ejemplo, Deloleo. Deloleo es la empresa que gestiona la mayor parte del aceite de oliva. Está en situación precaria y sería conveniente una participación estatal que sanee las cuentas y la lance a ganar dinero. Esto es lo que dicen algunos analistas, no sé si esa es la solución. Pero sea esa u otra, se necesita un gobierno que tome la decisión. Lo que está claro es que no podemos dejar el aceite en manos de los italianos.

Yo preguntaría a los 350 diputados por Deloleo, seguro que menos de cien contestarían con conocimiento del tema. Y ni siquiera los "líderes" contestarían de forma acertada. Entonces no importa si hay o no hay gobierno, es irrelevante ante la ignorancia de los políticos. Ignorancia que ni siquiera tratan de vencer, porque les da igual, lo malditos les van a seguir votando.