España, bajo el síndrome de Estocolmo

La gente vota creyendo que no hay más sistemas políticos avanzados que el bodrio partidocrático que tenemos que soportar y que nadie se ha molestado en explicar que es un sistema político basado en un mecanismo de extracción de rentas y de restricción de libertades ideado por los burócratas estatales y sus socios, la oligarquia financiera y los oligopolios empresariales, entre los que se reparten la riqueza que genera la sociedad.

En nuestro sistema político vive mejor un parásito que un productor, un vividor del presupuesto que el individuo que lo produce, una organización afín al sistema que cualquier pyme o autónomo, un funcionario que un trabajador del sector privado. La crisis se ha encargado de demostrar a quienes ha favorecido el sistema y a quienes ha dejado en la estacada.

Mientras los favorecidos han sido los parásitos, los vividores del presupuesto, las organizaciones afines y los funcionarios, los perjudicados han sido los productores, las pymes, los autónomos y los trabajadores del sector privado. Los primeros no han sufrido el zarpazo de la crisis, los segundos han sido sus victimas. Cierres de empresas, unas 700.000 pymes y autónomos, despidos masivos, desahucios y suicidios han recaido sobre un solo segmento de la población: La sociedad productora. Muy al contrario, todo aquel que ha estado bajo el paraguas del Estado se ha salvado, pero también sus socios en el reparto de la riqueza, esa que extraen de las rentas producidas por pymes, autónomos y trabajadores del sector privado, es decir, la banca y los oligopolios.

Esta es la clase de sistema político que tenemos, a quienes protege y a quienes deja tirados en los peores momentos. Esta diseñado de manera perversa para que vivan todos aquellos que eligen el cobijo del Estado, de los que no arriesgan, ciudadanos de riesgo cero pero con los privilegios para dedicarse a la política y al gobierno del país que a los otros se les niega. NO hay que olvidar que el salto a la política está incentivado para los funcionarios y burócratas, los cuales carecen de costes como en el resto de Europa. Eso tiene como resultado que el 80% de nuestros llamados representantes sean funcionarios del Estado, algo contradictorio y perverso con la propia esencia de la representación, pues como decia Jefferson, en las cámaras legislativas han de estar representados todos los sectores de la sociedad, no del Estado, para que las leyes sean elaboradas por aquellos que viven la realidad social.

Por tanto, en nuestro sistema político las leyes no pueden favorecer al ciudadano productor y si, por el contrario, al ciudadano que no produce, aquel que vive del presupuesto, todo gira en torno a él y sus socios, la banca y la gran empresa, porque es él y sus socios quienes legislan. La prueba la hemos sufrido durante la crisis, la peor imagen de un régimen feudal ha sido la de los desahucios gracias a una ley anacrónica e inhumana salida de ese parlamento formado por burócratas.

No sólo nos representan los burócratas sino que se multiplican por cientos de miles como si la sociedad fuera menor de edad y no supiera valerse por si misma. El excesivo número de cargos políticos es la evidencia de que el Estado tiene a la sociedad por menor de edad y su función es producir para que más de la mitad de esa producción vaya a parar a manos del Estado y sus secuaces que seránllos encargados dxe repartir el pastel entre los suyos. Y no sólo eso, tienen la potestad de endeudarse a niveles estratosféricos, algo prohibido en otras constituciones, sin necesidad de consultar al pueblo y dejando endeudadas a generaciones venideras que ni siquiera han nacido.

Esta serie de atribuciones del Estado hacen de nuestro sistema político una dictadura encubierta del Estado sobre la sociedad camuflada de democracia por el simple hecho de que nos citan a votar cada cuatro años para ratificar sus políticas al margen de los ciudadanos. Y el Estado no es un monstruo omnipotente que se cierne sobre la vida de los ciudadanos, el Estado es la forma jurídica, administrativa y políticaen que se debe organizar la sociedad y por tanto, debe estar controlado, fiscalizado y vigilado por la sociedad. En nuestro caso, el Estado ha conseguido justo lo contrario, controlar, fiscalizar y vigilar a la sociedad, pero no sólo eso, ha conseguido someterla y hacerla pagar todos los desmanes que comete desde la mayor de las impunidades, de modo que el Estado y toda su parafernalia afín se ha convertido en un territorio impune, irresponsable y jurídicamente inmune a todas las responsabilidades que en la sociedad son impensables.

Un sistema político avanzado debería exigir una reducción del Estado para aliviar a la sociedad de ese peso que actúa sobre ella como un muro de contención que restringe libertades. Pasar de la democracia al autogobierno exige la desaparición de la tutela paternalista del Estado sobre una sociedad que se vale por si misma y no necesita de un gran número de ignorantes al frente para avanzar, Un exceso de Estado es una restricción de libertades, una reducción del monstruo es una recuperación de las libertades del ciudadano productor y un modelo donde se puedan intercambiar proyectos sin la mediación estatal es una a`proximación a un sistema de libertades donde el eje sea el individuo y no el Estado y parafernalia afín.

Por todo ello, no votaré a este sistema político que me impide realizarme como ciudadano, como persona y como productor. Porque exijo realizar mi mayoria de edad política y empresarial sin tutelas paternalistas de ignorantes a los que tengo que dedicar más de seis meses al año y más de 27 años de mi vida para que me digan lo que tengo que hacer. Por todo ello pido la ABSTENCIÓN a un sistema perverso, Hay otros mundos políticos donde la libertad es posible, en éste no.

Como estamos en jornada de reflexión, no voy a comentar mucho sobre las elecciones. Hemos debatido mucho y creo que hemos tocado todos los puntos y todos enfoques posibles. Sin duda quedará alguno, pero será poco importante. Además Salvador y Carlos RH han vuelto a adelantarme y no queda mucho que decir.

A partir del lunes tendremos mucho tiempo para intentar explicar lo ocurrido y podremos seguir con la pregunta irresoluble de por qué estos impresentables demostrados consiguen tantos votos y la neva pregunta ¿cómo es posible que un partido que propugna un sistema fracasado, que lo único que reparte es miseria, tenga tantos votos? Y podremos intentar explicar unas cuantas cosas más, que nos resultan sorprendentes.

Sí que quiero dejar claro que en tanto no se publiquen los resultados mesa por mesa, siempre existirá la sombra del fraude. Y es una sombra alargada, porque ¿qué garantías me pueden dar unos tipos que está demostrado que roban descaradamente?

Y ya que tratamos de robos, parece que el sumario que instruyó la juez Alaya o al menos en parte, se ha caído de la audiencia y pelillos a la mar. Cosa esperable, de modo que no me ha causado la mínima sorpresa.

Creo que lo que toca hablar un poco, al menos es de los "amigos" británicos.

El Robot Pescador publicó un artículo de urgencia comentando un poco las consecuencias. Entren y lean. Como siempre, podrán estar de acuerdo o no, pero merece la pena, aunque no sea más que por ver otros puntos de vista.

El referéndum británico ha puesto de manifiesto un fallo grande de la democracia basada en los votos. Creo que han ganado por un 52 %, mayoría escasa para una decisión que afectará a varias generaciones. Y ha señalado que, curiosamente, han sido los mayores los que han votado la salida. Cuando la salida tenga efectos plenos, muchos de ellos habrán muerto y dentro de 20 años seguro que la mitad lo están, con lo que los que votaron la unión, serán mayoría aplastante entonces y estarán fuera.

Que sea lo mejor que ha podido ocurrir para la inmensa mayoría de los europeos, no evita ese fallo del sistema de votos.

Muchos ciudadanos que tienen sus ahorros invertidos en bolsa han perdido mucho, momentáneamente, pero eso ocurre cuando se juega. Al fin y al cabo la bolsa es un juego, ya lo dice: jugar a la bolsa.

Cuando alguien se gana la vida en una mesa de poker, se habla de él despectivamente diciendo que es un jugador. Cuando alguien se gana la vida jugando en bolsa se dice con admiración que es un financiero. Y ambos son juegos en donde lo que uno gana lo pierde otro. En la bolsa hay pequeños incrementos del capital que se juega, por lo que no es estrictamente un juego de suma cero y el poker tampoco, aunque al contrario, el capital total va disminuyendo pues la casa se lleva una pequeña cantidad en cada mano.

Se habla de los problemas que tendrán los gibraltareños. No creo que sean tantos ni creo que el gobierno español esté a la altura de la oportunidad. Pero de esta cuadrilla no se puede esperar nada con altura de miras.

Mañana seguiremos comentando sobre generalidades y el lunes, como hacen los economistas y los analistas en general, daremos las explicaciones por las que las cosas han salido como han salido.

Y sí, Trump es el peor candidato posible excepto la Clinton.

¿Jornada de reflexión?
Otra patraña.
Inglaterra (la democracia moderna más antigua) no la tiene.
Mañana me quedaré en casa, viendo quién me va a joder los próximos cuatro años.
El que creó el sistema de "mayoría" se aseguró el poder.
Prefiero un sistema "aristócratico" (los mejores) aunque no tenga derecho a votar.
Total, de qué me sirve, si 13/14 millones ya deciden por mí.