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Pablo Iglesias, un desastre para España



Pablo Iglesias está destruyendo la España libre y prospera que nuestras generaciones construyeron con esfuerzo desde el fin de la Guerra Civil hasta nuestros días y lo hace poco a poco, con la nauseabunda ayuda y patrocinio del PSOE, un partido que al caer en manos de Pedro Sánchez ha roto con los ropajes democráticos para incursionar en un feo totalitarismo egoísta, falso y rencoroso, sin otra ideología que el culto al poder, travestido de modernidad.

Es un peligroso impresentable al que los socialistas, cometiendo una de las peores ofensas a España en su historia, nos han impuesto como vicepresidente, con un enorme poder de influencia. No es decente ni tiene que sentido que una nación como España, que figuraba entre las las mas ricas y desarrolladas del mundo, esté sometida a los caprichos de un comunista anacrónico y defensor de una ideas que la misma Historia ha derrotado por insensatas, criminales y promotoras de pobreza y muerte.

El líder de Podemos es un pequeño cacique que ni siquiera está respaldado por votos suficientes para ser vicepresidente. Sin la ayuda de Pedro Sánchez nunca habría tenido poder fuera de su partido.

Es una mezcla de oveja negra y de mosca cojonera, un cóctel adobado con mucha oscuridad, dinero de extraña procedencia y elevadas dosis de mala leche. Pablo Iglesias no es el malo de la película porque el gran culpable de que él esté martirizando a España es Pedro Sánchez, pero reúne condiciones sobradas para pasar a la Historia como uno de los peores y más dañinos políticos de esta desventurada España.

Algún secreto mortífero debe compartir con Pedro Sánchez para que el PSOE le soporte en alianza. Meses antes del matrimonio Sánchez-Iglesias, el socialista decía que no podría dormir tranquilo con Iglesias en el gobierno. ¿Qué ha ocurrido para que ahora sí duerma y el comunista se haya convertido en el gran poder del gobierno? Los maliciosos dicen que él y Venezuela comparten secretos que acabarían con el PSOE si fueran conocidos por los españoles. Tal vez sea eso, aunque yo creo que los españoles están tan podridos que soportarían cualquier cosa y seguirían votando a sus verdugos, aunque se les cayera el mundo encima.

Pocos políticos han sido tan dañinos como Pablo Iglesias para la democracia española. El líder de Unidas Podemos ha destrozado su propio partido y ha deteriorado y desprestigiado el sistema democrático en tan solo tres años. Amenaza las libertades básicas, fustiga a la Corona, ahuyenta el dinero, aterroriza a las empresas, destruye puestos de trabajo y hace lo posible por imponer la censura, fechorías que atentan todas ellas contra los derechos humanos básicos y las raíces de la democracia. Y no le ocurre nada porque España, como estamos comprobando, tiene una constitución y un sistema capaces de soportar las peores tiranías sin que el pueblo puede expulsar a los malhechores.

Somos tan ilusos que creíamos vivir en la Europa democrática y que la compra de su chalet de Galapagar acabaría con su carrera política, pero tampoco ocurrió nada. Sus seguidores se tragaron el sapo y siguieron detrás de él, demostrando quizás que están en el partido para repartirse el botín.
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Hace meses amenazaba a Pedro Sánchez con descaro: “o me das cuatro ministerios o votamos en contra de tu investidura”, pero hoy es su vicepresidente. A pesar de ese éxito aparente, Pablo Iglesias es un modelo de fracaso político, con escasos votos, al que los españoles jamás le permitirían ganar unas elecciones. Como Drácula, necesita un "servidor" para que le otorgue poder. Ese papel lo está cumpliendo a la perfección Pedro Sánchez y con él todo el PSOE, un partido que ha emprendido una deriva incomprensible hacia la oscuridad y el absolutismo.

Iglesias es un tipo cambiante que antes alababa la pobreza sencilla del pueblo pero ahora es millonario, que a veces aplaude al rey, al que antes quería guillotinar, y que en el fondo de su corazón aspira a ser presidente de una Tercera República Española, continuación de la fue derrotada por Franco.

Unidas Podemos, inseguro y nervioso, tras pegar tantos bandazos como Ciudadanos, está muriendo en el poder, desprestigiándose y llenándose de contradicciones en un gobierno que ya es considerado en Europa y el mundo como antidemocrático, antipopular, torpe y ruinoso para los españoles.

La crisis del coronavirus está llenando de vergüenza y oprobio al dúo Sánchez-Iglesias, culpable de la peor gestión realizada en el mundo de la pandemia y de haber sembrado España de cadáveres, sobre todo de ancianos, a los que han expulsado de este mudo sin piedad, en soledad, sin amor y sin respeto.

Pocos políticos han sido tan dañinos como Pablo Iglesias para la democracia española. El líder de Unidas Podemos ha destrozado y desprestigiado el sistema democrático en tan solo cuatro años. Su biografía demuestra que se ha alejado de sus principios y se ha enriquecido de manera inexplicable.

En menos de tres años, Pablo Iglesias ha pasado de ser el chico de Vallecas que vivía con su abuela a ser el dueño de una villa en una urbanización de empresarios y millonarios.

Su partido nació pujante, recogiendo en su seno a los indignados y a los decepcionados por la suciedad de la democracia española y la indecencia de los dos grandes partidos, el PSOE y el PP, pero Iglesias lo destrozó en poco tiempo, acabando con su universalidad, su impulso ciudadano, su capacidad de despertad ilusión y esperanza y sus valores populares, convirtiéndolo en sectario, vertical, antidemocrático y comunista.

Con la credibilidad perdida, con su partido dividido y con sus antiguos amigos en desbandada, Pablo Igesias es un cadáver, aunque él no lo sepa, a pesar de su poder. Sabe que lo crucificarán cuando ya no pueda repartir poder y dinero entre los suyos. El poder y el reparto del botín son su única salida para evitar ser despedazado.

Francisco Rubiales

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Martes, 12 de Mayo 2020
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