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Los políticos deben desaparecer... y desaparecerán



El mundo es tan injusto y depravado que los políticos corruptos son tratados como héroes deslumbrantes en la mayoría de los medios de comunicación, mientras que los que crean riqueza y bienestar, por ser millonarios, suelen ser criticados como malvados.

Sin embargo, cabe afirmar con certeza que nada sería más positivo, para España y, seguramente, para el mundo entero, que la desaparición completa de los políticos, como hoy se entiende esa profesión, sobre todo del político profesional, el que hace carrera en la política mirando por sus propios intereses más que por el interés general, un ser repugnante, paradigma del parásito y verdugo de la raza humana.

Contrariamente a lo que ellos afirman, los políticos son prescindibles y sus funciones podrían ser asumidas fácilmente por funcionarios y por ciudadanos voluntarios delegados, representantes de todo el pueblo en lugar de representar a partidos políticos que, como su nombre indica, no son representantes del "todo", sino de una "parte" de la sociedad.

La era de los partidos y los políticos profesionales comenzó poco después de la Revolución Francesa y no se consolidó hasta bien entrado el siglo XIX. En ese poco mas de siglo y medio de vida, han demostrado su ineptitud y su naturaleza destructiva. A lo largo del siglo XX, que fue el siglo de los políticos, los partidos y el Estado fuerte, nos han conducido a dos guerras mundiales, al asesinato de mas de cien millones de personas por políticos criminales y a un sinnúmero de conflictos armados, exterminios raciales, oleadas de represión, persecuciones y al asesinato mismo de un sistema como la democracia, al que han despojado de toda su grandeza. La Humanidad tenía que haberse dado cuenta ya de que los partidos y sus políticos encuadrados son el peor invento de la raza humana en tiempos modernos y el origen de casi todos los fracasos y males de nuestro mundo injusto y desequilibrado.
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Circula por Internet, con gran éxito, un escrito que compara a los políticos con Amancio Ortega, el español creador del imperio empresarial Inditex, uno de los hombres más ricos del planeta, en el que se sostiene con datos comprobados que mientras la desaparición de todos los políticos que le critican por ser multimillonario no representaría pérdida alguna, la desaparición de Ortega significaría la perdida de cientos de miles de puestos de trabajo y de miles de millones de euros en impuestos, alquileres, sueldos y otras riquezas para España y para muchos otros países del mundo.

La existencia y el poder de la clase política no son inmutables sino todo lo contrario. Responden a una etapa concreta de la evolución humana, una etapa lamentable que está cada día más desfasada y superada. Su paso por la Historia no ha podido ser mas nefasto: guerras, exterminios, represión, asesinatos, violencia desatada y una desesperante impotencia para resolver los problemas más graves del mundo, que siguen vivos después de tanto poder acumulado, tanto dinero derrochado y tantos privilegios obtenidos.

La clase política es un lastre para la sociedad, como lo es también el Estado intervencionista que ellos han construido e impuesto. Al igual que desaparecieron los antiguos emperadores y reyes absolutos y el poder directo de la nobleza y de la Iglesia, también desaparecerá el actual poder de los políticos. Ese día merecerá un gran festejo mundial porque habrá desaparecido una clase depredadora y poco útil, la única que ni siquiera está obligada a rendir cuentas de sus actos ante sus congéneres, que puede arruinar un país y llenarlo de cadáveres sin sufrir castigo y que se niega a someterse a exigencias y controles y a pagar por los errores y estragos que causa a los humanos.

Los actuales políticos, verdadero azote de la ciudadanía, son una cuestión de evolución y en esta sociedad ya difícilmente tienen cabida como representantes y dueños de un Estado hipertrofiado, intervencionista, derrochador y cruel, que estorba al ciudadano y a la sociedad, que siguen aspirando, lógicamente, al autogobierno, que es un estadio mucho más avanzado, digno, libre y perfeccionado de la evolución humana.

El Estado y los políticos han utilizado la democracia para convertirse en semidioses, pero, para lograrlo, han tenido que pervertir ese noble sistema, imperfecto pero el mejor de los posibles en esta etapa de la Historia. En buena lógica, la democracia habría tenido que ser una plataforma de preparación para acceder al autogobierno, pero los políticos, arrogantes, egoístas y llenos de ambición y codicia, han bloqueado esa salida y se han empeñado en impedir que el pueblo gane en cultura, capacidad de gestión pública y libertad, poniendo todo su énfasis en marginarlo de la vida política, adormecerlo, confundirlo, embrutecerlo y envilecerlo.

Conscientes de que el autogobierno se consigue a través de la educación y del ejercicio de las responsabilidades políticas, los gobernantes, exhibiendo miseria, han convertido las escuelas y universidades en fábricas de borregos confundidos y asustados y han marginado a los ciudadanos, impidiéndoles que participen en cualquier decisión o gestión política.

Creen que de ese modo impiden el avance de la Humanidad hacia las cuotas altas de libertad y autogobierno que le corresponde, pero sólo están logrando que la civilización acumule presión, como una autoclave, y amenace con un estallido hacia la libertad y el progreso de consecuencias terribles.

Reproduzco unos párrafos de Carlos Rodríguez Hurtado, polítólogo, colaborador y seguidor del blog Voto en Blanco, que explican claramente la situación:

"La democracia no es el ideal, es el mal menor. El ideal es el autogobierno. Incluso en contra de lo que la gente piensa la democracia no es un sistema de libertades pues uno renuncia a la libertad en el momento que acepta la regla de la mayoría. La libertad se encuentra en el autogobierno. De lo que se trata es de pasar de la democracia al autogobierno por la vía de reducir Estado y hacer que la sociedad se pueda gobernar a si misma, sacarla de la minoria de edad, de la tutela estatal, emanciparla del Estado. Y volviendo al principio, al Estado solo se le debe considerar como garante de la seguridad jurídica y la protección de los ciudadanos, un vigilante de las reglas de juego que se da la sociedad, no de las que impone el Estado. Tenemos un parlamento (en España) que es una fabrica de producción normativa en lugar de una cámara deliberativa y un exceso de leyes siempre es una restricción de libertades. Las cúpulas de los partidos, desde PP a Podemos, están formadas por burócratas y funcionarios, el 80% del Congreso son burócratas y funcionarios, lo cual significa que lo que ahí está representado es el Estado, no la sociedad.

Al autogobierno se llega dejando que la sociedad se pueda conducir por si misma y esto se consigue con menos reglas impuestas, menos regulación de los sectores productivos, sociales y políticos, menos leyes, menos burocracia. Para ello necesitamos que las Cámaras sean la representación de los sectores de la sociedad, no lo que tenemos ahora, como he dicho anteriormente, sólo el Congreso tiene un 80% de burócratas y funcionarios entre sus miembros, eso no es representación de la sociedad ¿Donde están los sectores productivos? Llevamos siendo gobernados por esa mentalidad ancestral desde 1812, la sociedad está excluida de la participación política porque siempre ha representado un elemento de inestabilidad polìtica. Y quizás, dado lo visto con los recién llegados, no les falte razón. Por eso, en España se truncó la Ilustración que hubiera sacado de la minoría de edad a la sociedad, algo que al sistema no le ha interesado nunca, véanse los distintos sistemas de gobierno desde 1812, y en todos veremos que el pueblo, los ciudadanos o la sociedad están excluidos por medio de distintos artilugios políticos, desde el sufragio censitario, de capacidad, caciquismo, turnismo, compra de votos, red clientelar etc...El dilema no es izquierda/derecha o arriba/abajo, el verdadero eje de división política por el que se debe regir el sistema es Los que producen/Los que viven del presupuesto, Estado/Sociedad, Burócratas/Ciudadanos, Lo concreto/Lo abstracto, Lo útil/Lo inútil, Lo justo/Lo injusto, Utilitarismo/Relativismo. Hoy, todo esta configurado para que la Santa Alianza compuesta por burócratas-políticos-oligopolios, las famosas puertas giratorias, sigan siendo los propietarios del Estado que es donde se encuentran el botín cuyo recurso procede de la sociedad productora, una sociedad que se deja seis meses de su esfuerzo para mantener al Estado, su despilfarro y su pésima y delictiva gestión de esos recursos. Es esa mentalidad ancestral que nos gobierna la que hay que transformar y para ello no hay otra vía que la reducción del Estado y el cambio de sistema político, de la democracia estatalista al autogobierno de la sociedad."

Francisco Rubiales


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Martes, 18 de Abril 2017
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