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La guerra entre el PP y VOX ya ha empezado



Ya suenan los primeros cañonazos en la guerra del PP contra VOX, que será cada día más intensa y cruel en los próximos años, mucho más que la que enfrenta a la izquierda y a la derecha.

La primera escaramuza seria se produjo ayer en las votaciones para formar la Mesa del Congreso, cuando el PP votó para perjudicar a VOX y de hecho prefirió que hubiera tres puestos para Podemos en lugar de los dos que habría podido tener VOX.

La batalla entre el PP y VOX por la hegemonía en la derecha será la gran sorpresa y uno de los grandes rasgos de la política española en los próximos años. El PP ya se ha dado cuenta de que VOX es su gran amenaza y en lugar de unir fuerzas con ese partido para derrotar a la izquierda, ha decidido ponerle todas las zancadillas y obstáculos posibles en una lucha cainita que sólo beneficiará a la izquierda y que tendrá graves consecuencias para la política española.
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La guerra de Casado contra Abascal ya ha comenzado
La guerra entre el PP y VOX ya ha comenzado. Lo ocurrido en las votaciones de la mesa del congreso no ha sido un error de cálculo sino un acto hostil. En el fondo, el PP, que hasta ahora era aliado de VOX en Andalucía, Madrid y otros gobiernos, se ha unido al cordón sanitario y ha votado a Ciudadanos, sabiendo que no iba a salir, para dejar a VOX sin representación en la secretaría de la Mesa del Congreso.

El PP, cuyos lazos con Ciudadanos se estrechan cada día más, lo que para Ciudadanos representa un suicidio seguro, quería darle un puesto en la Mesa a ese partido, que sólo tiene 10 escaños, en lugar de dárselo a VOX, que tiene 52, y el resultado ha sido que el escaño ha sido para Unidas Podemos, que, a pesar de su declive y de ser la cuarta fuerza política española, está sobrerepresentado con tres sillones en la Mesa.

El crecimiento continuo de VOX en las encuestas asusta sobre todo a Ciudadanos y al PP, que contemplan con miedo como el partido de Abascal avanza captando sus teóricos votantes. Y han decidido frenar esa tendencia.

Por su parte, el PSOE, al que VOX también arrebata votos, pero menos, prefiere, por ahora, que VOX esté presente en las instituciones para poder esgrimir el fantasma del miedo a la "extrema derecha", un recurso falso y truculento que mete miedo en las izquierdas y da votos al socialismo.

La situación de lucha a cuchillo entre los partidos es típica de la bajeza de la política española, que se ha convertido en un corral de cabras locas, cuando debería ser un espacio de dignidad y debate para solucionar los problemas de la nación. Ayer, en la constitución del Congreso, hasta se llegó a las manos en la disputa entre diputados por conseguir los mejores asientos. Un diputado de VOX terminó en el suelo, empujado por fuerza por el diputado Marcos de Quinto, de Ciudadanos. Puro bochorno que no hace sino engrosar los votos de VOX, único partido que propone cambiar y regenerar todo ese circo bastardo y corrupto.

La guerra no declarada del PP a VOX por el control de la derecha será el fenómeno más impactante de la legislatura y se extenderá más adelante, a medida que VOX vaya ganando espacios y votos. El PP va a emplear contra VOX mucha de la energía que le queda, todo un error que exasperará todavía más a los españoles demócratas y cuyas dos principales consecuencias serás un nuevo aluvión de votos para el partido verde y una hegemonía de la izquierda reforzada.

Los partidos españoles están abotargados por la corrupción, el exceso de poder y el alejamiento de la realidad, lo que les convierte en zombis incapaces de realizar análisis correctos y de adoptar estrategias adecuadas. Ni el PP ni el PSOE, ni Ciudadanos, ni Unidas Podemos han descubierto todavía que la única manera de frenar a VOX es adoptar su mismo programa de regeneración, verdad y patriotismo. Si no lo hacen, eso que llaman "extrema derecha", sin serlo, no parará de crecer y hasta podría ganar las elecciones pronto, si el grado de cabreo e indignación de los ciudadanos, hartos de mediocres, corruptos y ladrones en las grandes instituciones del Estado, sigue aumentando.

El análisis certero que son incapaces de aprender es que la indignación de los españoles es más intensa de lo que ellos creen y que millones de ciudadanos están dispuestos a votar a cualquier fuerza que plantee cambios regeneradores creíbles. Las más indignadas son las clases medias, integrada por profesionales y trabajadores autónomos y con puestos estables en la industria, la agricultura y los servicios. Ese grupo, que es el gran núcleo de la sociedad española, se inclina cada día más por VOX, partido en el que ven auténtica intención de cambiar el país y acabar con el baile de los ladrones. Si España sigue siendo un nido de chorizos y un barreño lleno de corrupción y odio nacionalista sin control, VOX los arrasará a todos, incluso a esos delincuentes anticonstitucionales vascos y catalanes que violan a diario las leyes empujados por su miserable odio a España.

Francisco Rubiales

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Miércoles, 4 de Diciembre 2019
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