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La democracia mundial entra en crisis profunda



La confianza en el sistema democrático está disolviéndose en todo el mundo, algo grave y malo para las libertades y derechos humanos y muy bueno para la tiranía y sus defensores.

En el mundo entero crece la sospecha de que las elecciones no sirven para nada porque los partidos y gobiernos falsean los recuentos de votos. Si se pierde la confianza en las votaciones porque han dejado de ser limpias, la democracia saltará por los aires como sistema. Es lo que pretenden los grandes poderes mundiales, encabezados por el gran capital y el poder en las sombras que mueve los hilos, empeñados en desacreditarla y suprimirla para sustituirla por sistemas tiránicos donde las libertades individuales sean eliminadas y el Estado sea todo poderoso.

Votar para elegir gobierno es el núcleo de la democracia. Si eso falla, el sistema entero se derrumba.
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Stalin, maestro de todos los tiranos del mundo moderno, decía que el poder no está en los votos sino en quien los cuenta, abriendo así las puertas del fraude y la estafa
La democracia como sistema atraviesa su peor crisis desde la fundación de los Estados Unidos de América, acontecimiento que se considera como el nacimiento de ese sistema. La gente ha perdido tanto la confianza en los políticos que ya sospecha seriamente que votar no sirve para nada porque siempre hay fraude en el recuento de las papeletas.

El fantasma del fraude y las sospechas sobre la limpieza de los procesos electorales han existido desde el nacimiento del sistema, pero nunca hasta ahora fue tan intensa y masiva la desconfianza. La llegada del recuento electrónico y la existencia de un software capaz de cambiar los votos sin ser detectado el fraude y atribuírselos a uno de los contendientes han acentuado las sospechas y la desconfianza.

La actual disputa electoral en Estados Unidos, entre Donald Trump y Joe Biden, donde el presidente acusa al candidato de la izquierda, de haber ganado gracias al fraude masivo, se ha convertido en el mayor escándalo político del sistema en siglos y en pura dinamita puesta en el corazón de la democracia.

Si dudamos de la limpieza de la democracia en Estados Unidos, el país que ha sido hasta hoy el bastión mundial y la referencia máxima de ese sistema, eso significa que la democracia está herida de muerte porque el sistema se basa en la confianza de los ciudadanos en la limpieza y seguridad de los procesos electorales.

De pronto, según los sondeos, decenas de millones de personas en todo el mundo empiezan a dudar de que las elecciones en las que han participado fueran limpias y no sometidas a manipulación y fraude por parte de determinados partidos, casi siempre de esa izquierda que se cree con autoridad moral y legitimidad ideológica para gobernar siempre, aunque pierda las elecciones.

Los cientos de abogados dedicados a demostrar el fraude generalizado en las elecciones estadounidenses del pasado 3 de noviembre continúan reuniendo pruebas sobre la influencia del software Dominion, utilizando en 2.000 jurisdicciones de 30 estados. El exalcalde de Nueva York Rudy Giuliani, uno de los dos principales portavoces del equipo jurídico, declaró recientemente que no tenía duda de la interferencia extranjera y que el sistema informático "Dominion", propiedad de otra compañía, Smartmatic, a través de una intermediaria española llamada Indra, ha sido el instrumento para falsear el proceso y dar la victoria a los demócratas. También sostuvo la presencia de empresarios y dinero venezolano cercanos al dictador Hugo Chaves en "Dominion", una empresa canadiense, pero cuyo software es de Smartmatic y de Indra, que según las acusaciones, lleva a Barcelona los votos y allí los manipula.

La fiscal Sidney Powell, la otra portavoz principal del equipo jurídico de Trump, ha declarado que está recopilando pruebas, una de las cuales es que determinados funcionarios estatales que compraron el software de Dominion recibieron grandes cantidades de dinero, asegurando que "nunca digo nada que no pueda demostrar".

En España, es la misma empresa Indra la que realiza el recuento de votos, utilizando, al parecer, el maldito software bajo sospecha.

Gane quien gane en Estados Unidos, el mal ya está hecho y la confianza de los ciudadanos en los procesos electorales ya ha saltado por los aires, así como el prestigio de la democracia.

Los defensores del Nuevo Orden Mundial, enamorados del sistema totalitario chino, que quieren imponer en todo el planeta, deben estar celebrando esa derrota de la confianza democrática, ya que la destrucción de la democracia como sistema mundial de referencia era y es su primer objetivo.

Para España, las repercusiones de todo esto van a ser muy duras. Si Indra resulta implicada en Estados Unidos, el prestigio y la imagen de España como país decente y como una democracia respetable van a saltar también por los aires. Si finalmente Trump se saliera con la suya y se mantuviera en la presidencia por ganar sus procesos judiciales, España, donde las sospechas sobre la limpieza de los últimos comicios crecen cada día, saldría muy malparada.

Francisco Rubiales

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Viernes, 20 de Noviembre 2020
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