Fea venganza del PSOE contra los andaluces por haberlos expulsado del poder
El Gobierno de España (fuerte con los débiles y débil con los fuertes) acaba de intervenir las cuentas de Andalucía: una especie de aplicación del artículo 155 a una autonomía leal, pobre, sufrida, silenciosa, trabajadora… A una autonomía que, por desgracia, se ha pasado unas décimas en el gasto corriente del año 2018, un año en el que todavía, curiosamente, gobernaban aquí los mismos que ahora nos intervienen: los socialistas.
Ya digo: nos hemos pasado unas décimas. Poca cosa. Una miseria. Tal vez fueron los billetes que se llevó a su casa el sindicalista de los ERE que quería asar con ellos una vaca. No lo sé. Tal vez fue la factura en putas, o en cocaína, de altos cargos de la administración socialista lo que desequilibró el presupuesto de 2018. Quizá. Pecata minuta, en todo caso. Tal vez fueron los intrusos de los ERE: la suegra de un director general cobrando una millonada, o el chófer del político socialista que se llevó 900.000 euracos por su puta cara. Vete tú a saber. El caso es que sobran unos decimales de las cuentas andaluzas del 2018. Unos malditos decimales.
Eso sí. Me consta que en sueldos de médicos, de enfermeros, de celadores, o en sustitutos de maestros o ingenieros, no nos hemos pasado ni un decimal los andaluces. En eso, no. Ha tenido que ser en otra cosa. Vete tú a saber.
Pero hemos tomado nota, señor Presidente del Gobierno. Acabamos de comprender los andaluces que no votar al Partido Socialista Andaluz tiene un coste: nos ha caído todo el peso de la Ley. Es un coste duro, claro. Un coste que no puede denominarse de otra forma que de castigo. Un coste en derechos sociales, en inversiones, en impuestos, en sueldos, en más recortes. Un coste en inversiones de la Junta que ahora gobiernan otros. Un coste en no levantar cabeza de una puñetera vez tras 37 años de administraciones paralelas, enchufados por doquier, rayitas de cocaína y casas de putas de lujo.
Tomamos nota, señor Sánchez. No se nos olvidará. Los andaluces hemos aprendido la lección: o se les vota a ustedes, o aquí no gobierna nadie.
Tomamos nota de que, para que no te intervengan, hay que ser desleal, y llorón, y pedigüeño.
Tomamos nota de que, para que el peso de la Ley sea muy suave, hay que sublevar a las bravas a toda una región, y provocar la sedición, y poner al resto del país al borde de una guerra.
Tomamos nota de que, para que no te intervengan, hay que despilfarrar en embajadas, y quemar contenedores, y bloquear aeropuertos, y cerrar las autovías, y atacar a las fuerzas de seguridad del Estado.
Tomamos nota de que, para que no te intervengan las finanzas, hay que estar en bancarrota, con las empresas huyendo de tu autonomía y los bancos radicados en otras provincias de España.
Tomamos nota, señor, de esta nueva putada que nos hace a los andaluces tan sólo por el gusto de machacar a un partido político que no es el suyo, y que no le combina para su investidura.
Tomamos nota, señor Presidente, de los cojones tan bien puestos que tiene con Andalucía y de los que le faltan para tratar con felones.
Tomamos nota de ello, señor. Tomamos nota.
Yo, al menos, nunca lo olvidaré.
Que Dios lo guarde.
Firmado:
Juan Manuel Jimenez Muñoz
Médico y escritor malagueño.
Ya digo: nos hemos pasado unas décimas. Poca cosa. Una miseria. Tal vez fueron los billetes que se llevó a su casa el sindicalista de los ERE que quería asar con ellos una vaca. No lo sé. Tal vez fue la factura en putas, o en cocaína, de altos cargos de la administración socialista lo que desequilibró el presupuesto de 2018. Quizá. Pecata minuta, en todo caso. Tal vez fueron los intrusos de los ERE: la suegra de un director general cobrando una millonada, o el chófer del político socialista que se llevó 900.000 euracos por su puta cara. Vete tú a saber. El caso es que sobran unos decimales de las cuentas andaluzas del 2018. Unos malditos decimales.
Eso sí. Me consta que en sueldos de médicos, de enfermeros, de celadores, o en sustitutos de maestros o ingenieros, no nos hemos pasado ni un decimal los andaluces. En eso, no. Ha tenido que ser en otra cosa. Vete tú a saber.
Pero hemos tomado nota, señor Presidente del Gobierno. Acabamos de comprender los andaluces que no votar al Partido Socialista Andaluz tiene un coste: nos ha caído todo el peso de la Ley. Es un coste duro, claro. Un coste que no puede denominarse de otra forma que de castigo. Un coste en derechos sociales, en inversiones, en impuestos, en sueldos, en más recortes. Un coste en inversiones de la Junta que ahora gobiernan otros. Un coste en no levantar cabeza de una puñetera vez tras 37 años de administraciones paralelas, enchufados por doquier, rayitas de cocaína y casas de putas de lujo.
Tomamos nota, señor Sánchez. No se nos olvidará. Los andaluces hemos aprendido la lección: o se les vota a ustedes, o aquí no gobierna nadie.
Tomamos nota de que, para que no te intervengan, hay que ser desleal, y llorón, y pedigüeño.
Tomamos nota de que, para que el peso de la Ley sea muy suave, hay que sublevar a las bravas a toda una región, y provocar la sedición, y poner al resto del país al borde de una guerra.
Tomamos nota de que, para que no te intervengan, hay que despilfarrar en embajadas, y quemar contenedores, y bloquear aeropuertos, y cerrar las autovías, y atacar a las fuerzas de seguridad del Estado.
Tomamos nota de que, para que no te intervengan las finanzas, hay que estar en bancarrota, con las empresas huyendo de tu autonomía y los bancos radicados en otras provincias de España.
Tomamos nota, señor, de esta nueva putada que nos hace a los andaluces tan sólo por el gusto de machacar a un partido político que no es el suyo, y que no le combina para su investidura.
Tomamos nota, señor Presidente, de los cojones tan bien puestos que tiene con Andalucía y de los que le faltan para tratar con felones.
Tomamos nota de ello, señor. Tomamos nota.
Yo, al menos, nunca lo olvidaré.
Que Dios lo guarde.
Firmado:
Juan Manuel Jimenez Muñoz
Médico y escritor malagueño.